01 Mayo de 2016 14:22
De amarillo, azul, rosa o celeste. La reina Isabel de Inglaterra se caracteriza por lucir, desde hace años, el mismo estilo de vestimenta: trajecitos y sombreros. Siempre en tonos pasteles, salvo que el protocolo dicte lo contrario, la monarca sólo usa un color a la vez. ¿El motivo? Un pedido de los servicios secretos ingleses.
Trajecitos, tapados, sombreros, carteras y tacos de sólo cinco centímetros.
Según trascendió, la reina debió adaptar sus gustos para facilitarles el trabajo a sus custodios. Pese a que pocas veces se la ve entre grandes multitudes, el servicio secreto británico prefiere que la reina use sólo un color para poder divisarla de inmediato en caso de que ocurra alguna amenaza que ponga en riesgo su vida.
Angela Kelly es la diseñadora que viste a la reina desde hace más de dos décadas.
Para cumplir con el pedido, la monarca de ya 90 años se reúne cuatro veces al año con su vestuarista desde hace más de dos décadas, Angela Kelly. El equipo de la modista presenta cuatro o cinco diseños para cada estación y es la reina quien elige los colores y las telas. Las pruebas, de las que sólo participan ellas y los perros “reales”, duran medio día.
La reina sólo permite que la diseñadora y sus perros presencien en la prueba de vestuario.
Los pedidos de vestuario de la reina
La monarca mandó a elaborar un maniquí con sus medidas para que su equipo de vestuaristas pueda probar los vestidos y las telas.
Si elige un color para una visita a una región del país, evita volver a utilizarlo en los siguientes seis meses.
No usa sombreros después de las seis de la tarde: sólo tocados o tiaras en los banquetes oficiales.
Repite sus modelos, pero los reparte a lo largo del año.
La monarca junto a su nieto, William y su nuera, Kate Middleton.
Para el día prefiere las polleras por debajo de la rodilla. De noche, en cambio, opta por vestidos más largos.
Siempre usa paraguas transparentes para que la multitud pueda ver su rostro. ¿El detalle? El mango y el borde combinan con el tono de su ropa.
La obsesión de la monarca son las arrugas. Por eso aprieta las telas antes de aprobarlas y, si quedan marcadas, las descarta.
De violeta en el acto de inauguración de una línea de subtes en su honor.
Su equipo le pone pesas al dobladillo de sus polleras para evitar que el viento les juegue una mala pasada a sus piernas.
Siempre usa zapatos con tacos de cinco centímetros. Ni más, ni menos.
Los vestidos y trajes tienen cierres largos para que pueda quitárselos por debajo y evitar que se le arruine el peinado.