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Olor cadavérico y sangre, las pruebas que incriminan a los papás de Maddie

Por qué Jerry y Kate McCann no logran despegarse de la desaparición de su hija de casi cuatro años.

05 Marzo de 2017 12:25
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Madeleine McCann lleva 3833 días desaparecida desde aquel jueves tres de mayo en el que “se esfumó e la faz de la tierra”, mientras vacacionaba junto a sus padres y hermanitos en el destino turístico Praia da Luz de Portugal. Desde entonces, los padres de la pequeña de por entonces casi cuatro años, Jerry y Kate, se encuentran bajo la lupa de la Justicia.

Maddie desapareció cuando estaba por cumplir cuatro. En mayo tendría 14.

Aunque la investigación portuguesa se cerró un en 2008 por “falta de pruebas”, el Estado inglés la mantiene abierta e invirtió millones de libras para poder explicar uno de los misterios policiales más resonantes de la historia de la Scotland Yard. Y así, pese a que en dos meses se cumplirá ya una década, el caso permanece vigente.

Kate y Gerry, los padres, siguen de cerca el avance en la investigación.

Las dudas en torno a los padres de la pequeña fueron uno de los pilares de la primera investigación, pese a que se siguieron todo tipo de hipótesis, incluso la de una banda pedófila belga que la tendría todavía cautiva en Europa.

Los McCann fueron criticados porque utilizaron un millón de libras de la fundación para pagar su hipoteca.

Pese a insistencia de los detectives portugueses, la Justicia británica no tomó en cuenta muchas de las pesquisas tomadas en la escena del crimen que incriminaban a los McCann.

De hecho, la jueza a cargo firmó en 2012 la “absolución judicial” de los padres de Maddie, aunque aclaró la “falta de pruebas” no implica que no hayan dudas con respecto al matrimonio.

Sean y Amelie, los hermanitos de Maddie, le preguntaron a su madre: "¿Por qué escondiste el cuerpo?".

De hecho, la presunta participación de Kate y Jerry también despertó dudas en sus propios hijos, quienes se hicieron eco de las acusaciones que vertieron los medios británicos en su contra y llegaron a preguntarle a su madre: "¿Por qué escondiste el cuerpo?".

La última foto que le tomaron a Maddie: estaba junto a su hermana, Amelie, y su padre, Jerry.

Las dudas se convirtieron en acusaciones contundentes cuando Gonçalo Amaral, ex inspector de la Policía Judiciaria Portuguesa y coordinador de la investigación durante los primeros cinco meses, publicó un libro en el que asegura que Maddie murió aquella noche dentro del departamento que compartía con sus hermanos y que sus padres se deshicieron del cuerpo y desviaron a la Policía con la falsa pista del secuestro.

Las pistas que incriminan a los McCann

Los papás de Maddie tardaron al menos cuarenta minutos en comunicarse con la Policía luego de descubrir que su hija no se encontraba en su dormitorio.

Al momento de la desaparición, Kate y Jerry se encontraban cenando con tres matrimonios amigos en un restaurante de tapas próximo al departamento que habían alquilado. Según su relato, chequeaban el dormitorio cada media hora, aunque testigos del lugar aseguran que nunca se fueron del lugar y que esa noche tomaron 14 botellas de vino.

Kate aseguró que la ventana del dormitorio se encontraba abierta y que a su hija la sacaron por allí, pero al llegar la Policía ya estaba cerrada. Nunca se encontraron huellas dactilares: creen que jamás se abrió.

El dormitorio en el que los McCann dejaron a sus tres hijos.

Los perros entrenados detectaron “olor cadavérico” detrás del sillón del dormitorio y manchas de sangre que correspondían a la pequeña.

Los McCann contrataron de inmediato los servicios del cuestionado abogado Michael Caplan, el mismo que defendió al dictador chileno Augusto Pinochet. El perfil del letrado es polémico: lo definen como el “defensor de las causas perdidas”.

Los detectives también encontraron sangre y olor cadavérico en el auto que los McCann habían alquilado para trasladarse en Portugal. Según los padres de Maddie, se trataba de los restos de una heladera en la que habían trasladado carne de vaca.

Según Amaral, la muerte de la pequeña fue accidental, aunque acusa a los padres de haber intentado tapar el crimen. "Madeleine murió en el apartamento la misma noche de la desaparición. Es complicado asegurar cómo, porque hay muchos indicios. Lo cierto es que la niña se despertó, que la niña ha desaparecido y que detrás del sofá había olor a cadáver y sangre humana".

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En su último libro, La verdad de la mentira, el investigador portugués insiste en la teoría de que los McCann habían drogado con somníferos a sus hijos para poder comer tranquilos con sus amigos. “Ellos aseguraron que nunca le habían dado pastillas a ninguno de sus hijos, pero se negaron a que los pequeños fueran sometidos a análisis de sangre”.

"La verdad de la mentira", el libro publicado por el investigador portugués.

Los McCann inciaron acciones legales contra Amaral por la publicación de su libro, pero perdieron la batalla. El investigador fue absuelto por la Justicia inglesa y los padres de Maddie volvieron a quedar expuestos a las críticas.