05 Agosto de 2015 16:07
La muerte del león Cecil, el rey de la selva en Zimbawe, a manos de un dentista norteamericano, que gusta posar con sus víctimas con cara de nabo, provocó una ola de indignación que atravesó todo el mundo y explotó en los comentarios de los lectores de los medios y en las redes sociales.
La bronca y el odio que generó la muerte de Cecil, también disparó un interrogante: ¿por qué nos enojamos tanto por la muerte de un animal y casi no es indiferente la muerte de cien africanos inmigrantes en el Mar Mediterráneo?
“La historia de Cecil no sería noticia, por ejemplo, si viviéramos en una tribu o en la selva y los leones fueran los que nos roban la comida o nos matan. En ese contexto, matar a un león sería una heroicidad. Tampoco hubiese sido lo mismo de haberse tratado de un pobre cazador que se defiende de un león. Pero cuando alguien va con alevosía y paga por matar a un ejemplar reconocido como una pieza de trofeo, eso se ve como algo muy injusto y puede explicar la oleada de indignación”, opina el psicólogo Eparquio Delgado, consultado por el diario El País.
El acusado de haber dado caza al león más famoso de Zimbawe es el odontólogo Walter James Palmer, quien pagó 50 mil dólares a un organizador de cacerías en Zimbawe, Theo Bronkhorst, para que lo llevara tras los pasos de Cecil, a quien lo atrajeron con un cebo: un animal muerto atado a un árbol.
El gobierno de Zimbawe pidió la extradición de Palmer, para ser juzgado por diversos delitos, pero el gobierno de Barack Obama no dio hasta ahora una respuesta. Una organización civil presentó un pedido para que se dé curso al reclamo. El pedido publicada en la página web de la Casa Blanca reunió más de 178 firmas.
"Urgimos al secretario de Estado (de EEUU) John Kerry y a la fiscal general, Loretta Lynch, a cooperar completamente con las autoridades de Zimbabue y extraditar a Walter Palmer cuanto antes", dice el pedido.
“Las redes sociales producen una fácil adhesión a movimientos, causas o ideas, donde la militancia se presenta como algo tan fácil como firmar una petición online para que algo deje de ocurrir. Es políticamente correcto hablar de un drama en Facebook porque la expresión de solidaridad cuesta unos segundos para darle al like y compartir. La empatía es muy fácil de demostrar, pero no es una acción. ¿Hasta qué punto ese impacto supone una diferencia en el comportamiento de las personas? ¿Cuántos se han planteado la militancia en una ONG más allá de la charla de café o el escritorio del ordenador? Alguien puede que diga en las redes que la historia de Cecil es terrible y dos semanas después coma antílope en un restaurante de carnes exóticas y no le parezca contradictorio”, dice otro psicólogo español, Francisco Estupiñá.
Al ser consultado por BigBang, el psicoanalista Federico Ludueña, opinó: “Yo lo vería desde el lado de los medios. Enfatizar la muerte del león, o de un solo ciudadano europeo (por un crimen, un accidente, etc.) es un recurso para no dar espacio al debate y los cambios que debería haber por las muertes de inmigrantes y por las causas que los mueven a intentar una migración peligrosa. Los inmigrantes de América Central se trasladan a los EE.UU. a pie y por tierra, pero también sufren situaciones peligrosas (los coyotes que los cruzan, por ejemplo). Lo veo como lugares en un discurso, más que como algo emocional”.
Dos de los protagonistas de la serie Zoo.
Fungai Machirori, un periodista y comentarista social de Zimbabwe, contactado por la cadena CNN, comentó que “si vamos a hablar de Cecil de forma equilibrada, necesitamos hablar del entorno en el que Cecil y los zimbawuenses habitan". Y agregó que "honestamente, entre la mayoría de las personas cultas e informadas en Zimbabue, Cecil no era un tema muy importante hasta que se lo vio con una especie de perspectiva internacional".
"Es una gran ironía que en una época en la que el movimiento #BlackLivesMatter sigue ganando impulso y resalta las escalas diferentes que se usan para valorar la vida humana, el mundo ponga atención en Zimbabue por su fauna, sin pensar ni preocuparse por su gente", agregó.
¿Y sí los animales pudieran vengarse? Eso es lo que plantea la seria Zoo, estrenada el 30 de junio en la cadena CBS de Estados Unidos: un ataque coordinado de animales en todo el mundo, que en forma coordinada se disponen a eliminar a los humanos. El dentista seguro estaría en la lista.