Desde la llegada del Papa Francisco a Chile, ayer por la tarde, su visita estuvo cargada de bemoles. Por un lado los miles de fieles que aclamaron su presencia y por el otro movilizaciones en protesta, por los abusos de menores en la Iglesia, la ostentación del valor económico de la visita papal y la discriminación hacia los pueblos originarios.
El Papa Francisco arribó ayer por la tarde a Chile.
Es así que en el "lado b" de lo que debería ser una fiesta para los católicos, se produjeron ataques incendiarios a tres iglesias en la madrugada del martes.
Dos de ellos afectaron a iglesias católicas en la localidad de Cunco, a unos 700 kilómetros de Santiago de Chile, en la región de La Araucania, que resultaron totalmente consumidas por las llamas, según informó el cuerpo de Bomberos.
Dos iglesias de La Araucania quedaron consumidas por las llamas.
En Puente Alto, otro ataque afectó la parroquia Madre de la Divina Providencia, que resultó con daños de consideración, según la policía. Así, ya suman nueve las iglesias atentadas a través de incendios o explosivos por grupos de diversa índole.
A su vez, hoy poco antes de la misa de la eucaristía, agrupaciones y minorías realizaron una marcha por "los pobres" para quejarse de los casi US$ 17 millones que cuesta la visita de Francisco. Rápidamente la policía disolvió la marcha deteniendo unas 20 personas.
"Muchos de nosotros hemos sido católicos. Pero nos sentimos defraudados. Sentimos que es un iglesia abusiva, discriminadora, intolerante y no aceptamos que las platas del Estado sean usadas en una visita que reviste carácter de religioso", dijo Víctor Robles, activista de un movimiento de minorías sexuales al diario La Tercera.
A su vez, la visita se da en un momento donde las críticas contra un obispo chileno, designado por Francisco y acusado de proteger a Fernando Karadima, un poderoso sacerdote señalado por reiterados abusos sexuales contra menores, está a flor de piel.
"Es un gesto de titulares para la prensa (...) cuando a nosotros ni nos ha querido recibir", dijo Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del caso Karadima. Esto encendió varias movilizaciones en todo Chile.
En la "marcha por la pobreza" se detuvieron a 20 personas.
También reflejo del rechazo a la visita del Sumo Pontífice es la cantidad de público asistente. En ese país los católicos son poco más de la mitad de la población frente a los tres cuartos de hace dos décadas, según un sondeo de Latinobarómetro, se notó una menor asistencia de personas en los recorridos del papamóvil en comparación con las visitas a otros países.
Preocupación
En medio de estos disturbios y rechazo a la visita papal, hay creciente temor por la seguridad de Francisco. Tal es así que un episodio menor preocupó al entorno del Pontífice.
Durante su pasó entre la multitud en camino hacia el Parque O'Higgins, una tela que podría ser una remera, un gorro o una bandera fue arrojada, pegándole en el cuello al Papa.
El objeto cayó al suelo y no pasó sólo de una sorpresa. Pero si algo de esa magnitud pudo llegar hasta el Papa, cualquier otra cosa podría hacerlo y esto es lo que desvela a su seguridad por estas horas.