Con 603 de los 604 votos válidos en la Asamblea Nacional de Cuba, el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel fue elegido como el sucesor de Raúl Castro.
Díaz-Canel y Castro saludan a la Asamblea.
Así, finaliza el gobierno de casi nueve años del hermano de Fidel, quien dimitió como jefe de Estado en el 2008 luego de sufrir una serie de problemas de salud que desembocaron en su fallecimiento en 2016.
"Raúl Castro, como primer secretario del Partido Comunista de Cuba, liderará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de este país", aclaró Díaz-Canel en su discurso de asunción. El ex presidente continuará en el cargo de jefe las Fuerzas Armadas.
"Seremos fieles al legado del líder histórico de la revolución", agregó subrayando que planea "dar continuidad" al régimen y advirtiendo que no habrá espacio para "una restauración del capitalismo".
Cinco años de mandato
Por su parte, Castro señaló frente a la Asamblea Nacional que los periodos presidenciales en Cuba deberán estar limitados a cinco años y que la misma persona no podrá ocupar la jefatura de Estado durante más de dos mandatos consecutivos.
Además, afirmó que confía en el "éxito absoluto" de Díaz-Canel, a quien describió como un hombre de "virtudes, experiencia y dedicación al trabajo" cuyo "ascenso no ha sido fruto del azar ni del apresuramiento".
Quién es el nuevo presidente
El nuevo presidente es descendiente de inmigrantes asturianos, casado en segundas nupcias con una profesora universitaria y padre de dos hijos de un matrimonio anterior, es oriundo de Placetas, en la provincia de Villa Clara.
"Máximo responsable provincial en los duros años del Periodo Especial, cuando la caída de la URSS hizo desplomarse a la economía cubana, se ganó fama de gestor comprometido y dirigente más tolerante de lo acostumbrado", consigna el sitio de la BBC.
Rafael Rojas, del Centro de Investigación y Docencia Económica de Ciudad de México, lo achaca a que, sin ser un Castro, "el continuismo es la garantía de su legitimidad".
Este experto cree que, en sus primeros años al menos, Díaz-Canel cumplirá sus promesas de "continuidad", más allá de algunos gestos de apertura cultural que tuvo en su juventud.
Criado durante el período de mayor enfrentamiento entre Cuba y los Estados Unidos por el bloqueo económico, se sostiene que no tiene ninguna simpatía por el gigante norteamericano.