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Represión fatal: el tirador de Orlando entraba a chats gay

Omar Mateen, sin embargo, decía que se indignaba al ver dos hombres besándose. Testimonios contradictorios sobre el protagonista de la peor masacre en la historia estadounidense.

15 Junio de 2016 15:39
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Era una de las hipótesis más firmes. Omar Saddiqui Mateen, el responsable de la muerte de 49 personas en un club de Orlando, visitaba salas de chat LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero) a pesar de asegurar que se indignaba cuando veía a dos hombres besándose.

El asesino entraba a salas de chat gay.

Después de la tragedia del domingo se supo que Mateen también visitaba el club Pulse, donde después perpetró su masacre. Las autoridades investigan si era por razones personales o como método de vigilancia.

Pistas contradictorias en la investigación.

Los agentes del FBI que llevan el caso están entrevistando a algunas personas que dicen haberlo encontrado en aplicaciones de citas gay, según le confió un funcionario judicial a CNN.

Aunque ningún hombre dijo haber tenido sexo con el homicida, las nuevas informaciones "cambian certeramente la perspectiva”.

Los nuevos datos cambian la perspectiva.

perfil de un intolerante

Un antiguo compañero recordó que Mateen hacía continuamente comentarios homofóbicos, sexistas y racistas. Otras personas que lo conocieron insistieron en que sus dichos lo hacían ver como "un homofóbico intolerante".

Homofóbico e intolerante, dos adjetivos repetidos en los perfiles.

“Era un ser humano enfadado, de naturaleza violenta e intolerante casi a cada clase de persona”, agregó Dan Gilroy, otro de sus compañeros.

El aviso sobre la noche de la tragedia.

Chris Callen, que concurría al club, estimó que Mateen visitó el bar dos veces al mes durante unos tres años. Su impresión era distinta: “Él era muy amistoso cuando decía 'hola'. No parecía el tipo de persona que hizo lo que hizo. No tiene sentido”.

El FBI está a cargo.

Este sitió contó ayer que Ty Smith, otro de los regulares en Pulse, vio a Mateen al menos una docena de veces en el lugar. "Se sentaba solo en una esquina a beber alcohol, a veces se emborrachaba, y se ponía molesto y beligerante", describió.

Nadie sabía que en esos momentos se estaba forjando el peor asesino que enfrentó el país desde el 11 de septiembre de 2001.

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