En diciembre del año pasado, la tumba egipcia más famosa, la del rey Tutankamón, le dió una sorpresa a los arqueólogos al revelar que contenía cámaras secretas que jamás habían sido exploradas. Y luego de una serie de investigaciones, ayer se supo que contienen tanto elementos metálicos como materia orgánica, lo cual apuntaría a la presencia de una nueva momia.
La tumba de Tutankamón fue descubierta en 1922.
Este hallazgo podría confirmar la hipótesis del egiptólogo británico Nicholas Reeves, quien sostiene que en una de esas cámaras podría estar sepultada la reina Nefertiti, madrastra de Tutankamón y modelo de la que es probablemente la escultura más famosa del Antiguo Egipto.
La momia de Nefertiti es una de las probables ocupantes de la cámara secreta
La tumba de Tutankamón está en Luxor, en el sur de Egipto, en el lugar conocido como Valle de los Reyes que sirvió como lugar de enterramiento para varios faraones. Este sepulcro se hizo famoso por ser, en 1922, el único que se encontró intacto luego de salvarse milagrosamente de los saqueadores de tumbas.
Una muerte temprana
La consanguinidad era usual en las familias reales egipcias y la momia de Tutankamón siempre llamó la atención por mostrar malformaciones muy probablemente surgidas del hecho de ser hijo de una pareja de hermanos. Así, el faraón, quien murió a los 18 años, sufría de la enfermedad de Köhler, una necrosis ósea que le dañó un hueso del pie por falta de riego sanguíneo. Además, padecía una desviación de la columna.
También se reveló que sufría malaria, lo cual podría haber contribuido a debilitar aun más su salud y llevarlo a su temprana muerte.