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Sexo, violencia y celos enfermizos: la amante de Pablo Escobar rompió el silencio

Virginia Vallejo fue una de las mujeres más importantes en la vida del líder narco. Su relato.

09 Abril de 2018 09:30
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La periodista colombiana Virginia Vallejo fue, tal vez, una de las mujeres más relevantes en la vida de Pablo Escobar. Ahora, después de años de silencio, la mujer reveló nuevos detalles del vínculo que mantuvo con el líder narco.

Virginia Vallejo y Pablo Escobar fueron amantes durante siete años.

¿Cómo se conocieron? Fue durante una visita a la estancia Nápoles. “Estaba comprometida con Aníbal Turbay, sobrino del presidente. Fuimos invitados a conocer el zoológico. La gente estaba hablando, atendiendo a la parrillada y él se dio cuenta de que me ahogaba. Fue muy valiente al arrojarse al río”, recordó Virginia.

Su relación era de público conocimiento.

Ese fue el momento en el que el líder del Cartel de Medellín puso sus ojos sobre ella y comenzó a cortejarla. “Borró las deudas de mi compañía, me envió mil orquídeas y me consiguió el divorcio exprés de David Stivel (actor argentino). De todos modos, si no me hubiese amado con esa pasión, no le hubiese dado bola. En ese momento podía escoger al hombre que quisiera”.

Penélope Cruz interpretó a Vallejo.

En la serie de Netflix, su personaje tiene relaciones sexuales de inmediato con el colombiano, algo que la mujer desmiente de modo categórico: “Aunque dicen que me acosté con él al día siguiente, no es verdad”.

Las revelaciones de la amante de Pablo Escobar

“De haber seguido en el camino de la política, hubiese sido un dictador monstruoso y de extrema derecha. Todos los dictadores alcanzan el poder haciendo creer que servirán a los pobres, pero en cuanto lo alcanzan, son de extrema derecha y se ríen del pueblo; aunque digan que son comunistas”.

“Era bajito y algo gordito, pero no como en las series, donde lo ponen como un gordo asqueroso con panza de gelatina y peluca”.

“Se volvió monstruoso en los últimos años, después de dejarlo. Pero cuando lo conocí era un campesino de 32 años lleno de plata. Por más que esos narcoproductos lo hayan convertido en un dios, la realidad es que lo trataban como a un pobre diablo y me inspiraba compasión”.

“Lo veía vulnerable frente a los ataques de los medios”.

“No soy como me presentan en las ficciones: una mujer malvada, mientras que la esposa de Pablo parece una santa. A mí nadie me ha acusado de nada y ella está investigada por lavado de dinero”.

La ruptura de los amantes llegó en 1987. “Creyó que iba a irme con Gilberto Rodríguez Orejuela (capo narco rival). Se le metió eso en la cabeza y empezó a mostrar su verdadera alma. Pablo se volvió loco y empezó la guerra”.

“Lo dejé para siempre porque me aterrorizaba lo que me dijo que me iba a hacer, entre otras cosas, contratar a una etarra para enseñarle a poner bombas. Se volvió paranoico, enfermo de megalomanía y no podía seguir con él”, remató.

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