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Sopa de murciélago, carne de koala y de rata en el mercado chino donde nació el coronavirus

La idea de "bromatología" le resulta bastante difusa a los orientales. 

28 Enero de 2020 11:14
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Para nuestra mentalidad occidental es un asco, Para las autoridades sanitarias chinas, ahora parece que también, y con eso te decimos todo. Si hay un sospechoso de infectar al mundo con esta terrible cepa de coronavirus que ya mató a más de 80 personas e infectó a 3000, es el mercado de Wuhan, la ciudad enorme que ahora está en cuarentena, que tiene alrededor de 11 millones de habitantes.

En el mercado de Wuhan se comercializaban nada menos que 112 especies de animales, vivos o muertos, y ante semejante oferta las condiciones bromatológicas eran lo que se dice un verdadero desastre.

Allí vendían civetas (un mamífero carnívoro que habita la India y el sur de China), zorros, salamandras, pavos reales, ratas, perro, gato, cachorros de lobo, koalas, cocodrilos y puercoespines  pescados, pulpos, serpientes, murciélagos, ciervos, tejones, aves. Allí se hacía dramáticamente real la frase "Todo bicho que camina va a parar al asador..." o al horno... o a la cacerola.  Incluyendo, ajj... insectos. 

El mercado de Wuhan está cerrado desde el 1° de enero para evitar una mayor propagación de la enfermedad. A diferencia de cepas anteriores, donde solo podía ser contagiado de animales a personas, los infectólogos observaron que ahora sí parece posible el contagio entre seres humanos.

El desarrollo de la epidemia es bastante rápido, de acuerdo con los estándares conocidos hasta ahora para esta enfermedad, que había tenido un anterior brote en 2004. El director del Centro Nacional de Investigación Clínica para Enfermedades Respiratorias de China, Zhong Nanshan, en una entrevista con la cadena estatal china CCTV, reveló que un mismo paciente ha llegado a infectar a unas 14 personas. “Los más probables son animales como las ratas y tejones de bambú”, dijo Zhong, una verdadera eminencia que ayudó a descubrir el virus del SARS en 2003.

A partir de las investigaciones de Zhing, se prohibió en todo el territorio chino la comercialización de ratas y tejones de bambú. Bien ahí.

 

 

El consumo de fauna silvestre es una tradición arraigada en china. Se mezclan, por un lado, cierta creencia supersticiosa en sus propiedades para la salud, sin ningún rigor científico (se las asocia con un mayor vigor sexual), y por el otro, cierto deseo de presumir, ya que su precio es un poco más caro. Así, entre una cosa y la otra, los controles sanitarios se van diluyendo. “La carne de estos animales no solo no cura las enfermedades, sino que puede enfermarte a ti, a tu familia, a tus amigos y a muchas más personas”.Uno tiene que estar mal de la cabeza para comer esa carne solo con el objetivo de presumir”,  explican ahora en China, acaso demasiado tarde, en campañas de propaganda para mejorar los hábitos alimenticios de los chinos.