10 Noviembre de 2016 08:21
La otra heredera. Tiffany Trump, la hija menor del flamante presidente electo de Estados Unidos, logró, a diferencia de sus hermanos, crecer alejada de las cámaras. Hija del fallido matrimonio entre Donald y la ex reina de belleza Marla Maples, “Tiff” se crió lejos de su padre y, claro, de la atención mediática que lo rodea.
"Tiff" tiene 23 años, es licenciada en sociología, modelo y sueña con ser cantante.
La modelo de 1.73 metros de altura logró pasar inadvertida durante 23 años. Pero todo cambió cuando su padre anunció su candidatura presidencial y le pidió que se sumara a la campaña, como el resto de sus cuatro hermanos. “No la obligamos, ella se siente cómoda con esto”, aclaró Ivanka, la hija mayor del empresario.
Es la única hija que el magnate tuvo con su segunda mujer, la reina de belleza Marla Maples.
La aparición pública de Tiffany sorprendió, en especial por el bajo perfil que la adolescente profesa desde el escandaloso divorcio de sus padres en 1999. “Mi mamá me crió como madre soltera, por eso tenemos una relación de mucha unión. Es mi mejor amiga”, reconoció tiempo atrás la rubia, en una de las pocas entrevistas que brindó.
Aunque no le gusta dar entrevistas, la rubia no titubea a la hora de mostrar su vida en las redes sociales.
La relación de Donald y Marla fue cuestionada desde el principio, dado que comenzó como un affaire. El presidente electo de Estados Unidos estaba todavía casado con su primera mujer, Ivana Zelnícková, pero el romance extramatrimonial era un secreto a voces en la Gran Manzana. La bomba explotó en 1991, cuando los Trump viajaron a Aspen para esquiar durante las vacaciones navideñas.
Se recibió en junio de socióloga en la Universidad de Pennsylvania y ahora va a seguir la carrera de derecho.
Allí, según reportó en su momento el New York Post, las mujeres de Donald se encontraron cara a cara y protagonizaron un violento episodio en una de las pistas de esquí. Horas después, la madre de los tres hijos mayores del empresario (Donald Jr, Eric e Ivanka) contrató al abogado Neil Papiano y solicitó el divorcio.
Tenía sólo seis años cuando sus padres se divorciaron. Lo vio muy poco a Donald durante su infancia.
Libre de mostrarse con su novia, Trump enfrentaba la furia de su ex mujer en los tribunales. Pese al contrato prenupcial que habían firmado, Ivana le pedía la mitad de todos sus bienes. Fueron 12 meses de litigio judicial, hasta que alcanzaron un millonario acuerdo.
La rubia recibió un millón de dólares al cumplir la mayoría de edad.
La mujer de por entonces 42 años se quedó con 25 millones de dólares en efectivo, la mansión de 41 habitaciones en Connecticut (valuada en 14 millones), todas sus joyas, la mitad del club privado Mar-a-Lago de Palm Beach y una pensión anual de US$ 5.350.000.
Sus padres le pusieron Tiffany, por la prestigiosa firma de joyas.
Mientras Ivana disfrutaba de su nueva fortuna, Donald y Marla le dieron rienda suelta a su relación. Semanas después del divorcio, el magnate volvió a poner el gancho. Meses más tarde, el 13 de octubre de 1993, la rubia dio a luz en Florida a Tiffany Ariana Trump, la única hija que tendría con el millonario empresario. El nombre, claro, fue elegido en alusión a la firma de joyas Tiffany.
No quiere saber nada con el negocio familiar: es la única de los mayores que no trabaja para su padre.
Pero la felicidad duró poco. Una vez más, el empresario volvía a enfrentar una mediática separación. Tras sólo seis años de matrimonio, Marla seguía los pasos de su antecesora y el 8 de junio de 1999 firmó los papeles de divorcio. “Sé que competir es muy difícil para ellas (por sus ex mujeres), porque amo lo que hago. Realmente amo lo que hago”, justificó.
“Tras el divorcio, Marla agarró sus cosas y se fue con su hija a Los Ángeles, lo más lejos del imperio Trump posible
“Marla agarró sus cosas y se fue con su hija a Los Ángeles, lo más lejos del imperio Trump posible”, reconocen allegados a la ex reina de belleza. “Ella quería que tuviera una vida normal, alejada de la exposición y de todo lo que rodeaba a su ex marido”.
Los beneficios de ser una Trump: la rubia viaja por el mundo y disfruta de escapaditas a los rincones más exclusivos.
Tiffany creció lejos de todo, pero siempre mantuvo un excelente nivel de vida. Su madre la inscribió en el mismo colegio al que asistieron las hermanas Kardashian y se instalaron en uno de los barrios más caros de la ciudad. Pero algo faltaba: su padre, a quien veía en escasas oportunidades.
"Mi mamá me crió como una madre soltera", reconoció la rubia, quien creció alejada de su padre y hermanos.
“A ella le hubiera gustado conocer mejor a su padre y pasar más tiempo con él, como lo hicieron sus otros hijos, quienes lo visitaban con frecuencia en su oficina”, reconoció en una reciente entrevista su madre.
Familia numerosa: Trump usó la postal familiar para su campaña electoral.
La lejanía no impidió que Tiffany sintiera devoción por aquel hombre que vivía a 3.940 kilómetros de distancia, pero le mandaba (a través de su secretaria) cariñosas notas por su cumpleaños. “No sé lo que es tener la típica figura paterna. Él no es el tipo de padre que te lleva a la playa, pero es una persona que motiva mucho”, justificó “Tiff”.
Quiere ser modelo, pero con baja exposición: abrió una vez el New York Fashion Week.
Con el paso de los años, la rubia empezó a mantener más contacto, tanto con su padre, como con el resto de sus hermanos. De hecho, ni bien terminó el secundario, la rubia se inscribió en la Universidad de Pennsylvania y cumplió con la tradición familiar: allí estudiaron también su padre y dos de sus hermanos mayores.
"Amo mi auto", destacó la rubia en las redes. Maneja un Audi A5.
“Es una excelente estudiante. Estoy muy orgulloso de ella, porque siempre tiene las mejores notas”, reconoció el magnate, quien, claro, no se perdió en junio de este año el día de la graduación de su hija. Tiffany se recibió de socióloga en tiempo récord: tardó un año menos de lo esperado.
Pero sus años universitarios no fueron tan estrictos. La rubia viajó por el mundo, lanzó a los 17 años su primer y único tema musical Like a bird, hizo una pasantía en la prestigiosa revista de moda Vogue y debutó como modelo. Al cumplir la mayoría de edad, Donald le dio un millón de dólares, la misma cifra que el magnate recibió por parte de su padre.
La buena vida: su padre es dueño de los hoteles más exclusivos de Estados Unidos.
Aunque mantiene un bajo perfil, Tiffany es considerada una “it girl” en Estados Unidos. Sus amigos son los jóvenes aristócratas del país del norte y tiene cientos de miles de seguidores en Instagram.