29 Junio de 2016 19:06
Un curioso emprendimiento está por abrir sus puertas en Ginebra. Se trata del Café Fellatio, donde el café, en realidad, es lo de menos: es que los clientes tienen derecho a elegir a su "camarera favorita" en la carta y, si así lo desean, pueden adquirir un combo de café y sexo oral por 60 euros.
El Café creará una app para que sus clientes puedan reservar con antelación la camarera que los acompañará en su merienda.
Un cafecito: ofrecen un particular "combo" por 60 euros.
Según publica el periódico francés Le Matin, la idea está copiada de un negocio similar que existe en Tailandia. En Suiza y en Tailandia la prostitución es legal. Por supuesto, feministas y defensores de la igualdad de género hicieron oír sus quejas por el proyecto. Así lo esperaban sus propietarios, así obtienen publicidad gratuita.
El proyecto es de la empresa Facegirl, dedicada al servicio de acompañantes. Lo que no dice el artículo es qué pasa si la que quiere un café con Fellatio es una dama.
La polémica estalló en Suiza. Y más allá de la noticia pintoresca y la infinidad de chistes de doble sentido que se propagan fácilmente ante la mera asociación entre los dos servicios (No faltó quien propuso el slogan "El verdadero café con leche") el hecho pone en foco una discusión tradicional: si la prostitución es o no un trabajo, si legalizarla es avalar la explotación o, por el contrario, encuadrar a quienes la ejercerían de todos modos en un marco de derechos laborales y sociales.