Envalentonado por las últimas encuestas -algunas de las cuales los muestran por primera vez arriba de Hillary Clinton-, Donald Trump está decidido a endurecer su discurso anti-inmigratorio. El foco, nuevamente, fueron los mexicanos.
Trump, lanzado a la presidencia.
Este domingo, el candidato republicano a la presidencia habló durante la marcha anual de motociclistas Rolling Thunder y volvió a dejar definiciones para los diarios de todo el mundo.
Además de sus promesas de "golpear muy duro" al Estado Islámico, el multimillonario volvió a hacer la promesa de campaña con que se ganó el odio (pero también el apoyo) de millones: construir un muro para evitar que las personas entren ilegalmente por la frontera estadounidense.
- ¿Quién va a pagar por el muro?, preguntó.
- ¡México!, respondió la multitud.
- ¡Sin duda!, se entusiamó el hombre que quiere suceder a Barack Obama.
Trump profundizó su discurso xenófobo, al arriesgar que los inmigrantes que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia son tratados mejor que los ex combatientes de guerras como Vietnam.
Al principio, pocos lo tomaban en serio.
El escenario no era casual: el aspirante a la Casa Blanca hizo su comparación en el evento que recuerda a los prisioneros de guerra y miembros del ejército perdidos en acción.
El evento recuerda las guerras estadounidenses.
El ex conductor del reality "The Apprentice" parece gozar de una alta impunidad a la hora de las declaraciones. En uno de los tramos más recordados de la campaña, había dicho que "prefiere a las personas que no habían sido capturadas", una referencia al pasado del senador John McCain, prisionero en el conflicto asiático.