A su frente de conflicto con Corea del Norte, ahora Donald Trump le suma otra potencial carga de dinamita en el ámbito internacional: su intención de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y de mudar allí la embajada estadounidense.
Donald Trump junto al premier israelí Benjamin Netanyahu.
Desde hace 70 años, la ciudad es motivo de constante discordia entre israelitas y palestinos. Hace 70 años, se acordó que Jerusalén quedaría bajo administración internacional. Sin embargo, Israel terminó invadiendo la parte occidental y eventualmente también tomó la oriental -la cual es considerada por los palestinos como capital- luego de la Guerra de los Seis Días en 1967.
Hasta ahora, buscando una solución neutral, todas las embajadas internacionales en Israel se radicaron en Tel Aviv. Pero aunque aún la decisión no está oficializada, se ha filtrado que Trump planea anunciar hoy el establecimiento la sede diplomática norteamericana en Jerusalén, proceso que podría llevarle varios años a causa de cuestiones de logística, seguridad y burocracia.
En rigor de verdad, la decisión del traslado no es del actual presidente: fue votada como ley por el Congreso estadounidense en 1995, durante el gobierno demócrata de Bill Clinton. Pero ninguno de los presidentes hasta ahora la ha aplicado por los obvios conflictos que podría generar.
Sin embargo, ya la mera declaración de Jerusalén como capital de Israel por parte de Trump es un gesto fuertemente político que sin duda generará fuertes reacciones.
Llamado a la prudencia
La respuesta de varios líderes internacionales no se hizo esperar. Hoy, el papa Francisco expresó su "profunda preocupación por la situación que se ha creado en estos días" en relación a Jerusalén.
Francisco busca hacer entrar en razón a Trump.
"Hago un llamamiento desesperado para que todos se comprometan a respetar el statu quo de la ciudad, en conformidad con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas", agregó.
El presidente francés Emmanuel Macron, por su parte, decidió comunicarse personalmente por vía telefónica por Trump para recordarle que "la cuestión de Jerusalén debería tratarse en el marco de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, aspirando a la creación de dos Estados que vivan juntos en paz con Jerusalén como capital".
Y la representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Federica Mogherini, también intentó sin éxito llamar a reflexión al presidente norteamericano, pidiéndole que evite "toda acción que mine una solución a dos Estados entre Israel y Palestina".