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Un sicario de Escobar prendió la mecha: ¿el Gobierno de Colombia lo ayudaba?

Ordenó explotar un vuelo de Avianca para asesinar a un candidato presidencial. Murieron 110 personas. Ahora vinculan a funcionarios de entonces.

16 Enero de 2017 12:22
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Jhon Jairo Velásquez, más conocido como “Popeye”, supo ser la mano derecha de Pablo Escobar durante los años más sangrientos del Cartel de Medellín. Luego de 23 años de cárcel, el colombiano de 54 años recuperó su libertad en 2014 y, desde entonces, expone todos los secretos de “El Patrón” desde su canal de YouTube.

"Popeye" reconoció haber asesinado a más de 200 personas por pedido de Pablo Escobar.

En la última emisión de su cuestionado reality personal, la mano derecha de Escobar decidió abrir el expediente del vuelo 203 de Avianca, el Boeing 727-21 detonado en el 27 de noviembre de 1989 por orden del líder del Cartel. “Murieron 110 personas en ese magnicidio”, destacó con cierto orgullo “Popeye”.

El Vuelo 203 de Avianca fue explotado el lunes 27 noviembre de 1989.

Aquel lunes, César Gaviria Trujillo, por entonces candidato a presidente, debía abordar en el Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá el vuelo que lo llevaría hasta Cali. “En su momento, el diario El Espectador dijo que se había tratado de una falla técnica, pero lo cierto es que ese avión fue explotado por órdenes de Pablo”, precisó, pese a que su patrón nunca se atribuyó la autoría del golpe.

 

Pablo obtuvo información precisa de que el candidato iba a viajar. Nosotros acabábamos de matar a Luis Carlos Galán (sólo 41 días antes)”, recordó, en alusión del asesinato al otro candidato presidencial del Partido Liberal Colombiano. Hasta acá, la mano derecha de Escobar no reveló ningún detalle desconocido. Pero todo cambió cuando se preguntó en vivo: “¿Quién le dio esa información? Carlos Castaño Gil”.

El objetivo de Escobar era asesinar a César Gaviria Trujillo, candidato presidencial que a último momento canceló su pasaje.

El señalado por “Popeye” era uno de los detectives del ahora difunto Departamento Administrativo de Seguridad, que dependía por ese entonces directo del Ejecutivo colombiano. Es decir: quienes le dan la “inteligencia” a Escobar para el crimen son efectivos que trabajaban para el por entonces presidente, Virgilio Barco.

Virgilio Barco era el presidente de ese entonces. "Popeye" vinculó a sus funcionarios.

“Al recibir la información, el 'Patrón' ordena que organicen un maletín bomba para atentar contra este vuelo. Pablo le había declarado la guerra a César. De hecho, mucha gente de la política intentaron intervenir con él para salvarle la vida, pero hay grabaciones en las que se lo escucha a Pablo decir: 'Yo con los muertos no hablo'”.

Ramiro "Cuco" Vanoy, al centro, fue quien hizo la bomba.

Se la tenía jurada. Tras recibir el dato de dónde iba a estar su próxima víctima, el Cartel de Medellín orquestó el atentado. “El encargado de hacer la bomba fue Cuco (Ramiro Vanoy), un ingeniero electrónico de la Universidad de Antioquia que aprendió de un terrorista de la ETA. La armó en la bodega de un hombre que trabajaba con nosotros”, sumó.

 

Pero la vinculación del DAS no fue solamente darles el dato certero de los movimientos de Gaviria Trujillo. “La bomba le fue entregada a Castaño Gil. Es él quien consigue a Usma (Darío Cano). Luego, Usma consigue al joven que subió engañado la bomba al avión. ¿Quiénes la llevaron? Fueron funcionarios del DAS quienes la suben: burlaron toda la seguridad del aeropuerto y se la entregaron al joven”.

Fue uno de los mayores atentados de la "administración Escobar".

El relato de “Popeye” no es casual. “En el año 2009, la Justicia colombiana, en un golpe de mano muy inteligente, declaró al atentado del avión como un delito de lesa humanidad, por lo que no prescribirá nunca. De hecho, una agencia importante de los Estados Unidos, que no puedo revelar, va a reabrir en breve el caso para quitarle toda esta basura que tiene y esclarecer la verdad”.

Estuvo 23 años y tres meses preso. Recuperó su libertad recién en 2014.

Lo que quiere el sicario es, entonces, sumar a los efectivos gubernamentales que, según él, le dieron la inteligencia y logística a Escobar para explotar el avión. Hasta ahora, ninguno de ellos fue condenado, a diferencia de lo que sucedió con los miembros del Cartel de Medellín, quienes igual fueron beneficiados por un régimen blando.

Escobar jamás se adjudicó el atentado del vuelo.

“Muchas personas se preguntan por qué pagamos tan poquita cárcel por estos magnificios”, reconoció el sicario. “Nosotros vencimos al Estado colombiano, los obligamos a terminar con el fantasma de la extradición a Estados Unidos y a hacer leyes para nosotros. En ese momento, la condena más alta era de 30 años y se acumulaban los delitos. Valía lo mismo un muerto, que un millón de muertos”.

Escobar fue asesinado el 2 de diciembre de 1993 en su Medellín natal.

Aunque él cumplió más de dos décadas de prisión, otros narcotraficantes fueron beneficiados con reducciones de condenas. “Además de la acumulación jurídica de penas, nos rebajaban siete años por decir la verdad, otros siete por colaborar y siete más por presentarnos a la Justicia. En total, con trabajo y estudio, sólo quedaban siete años”.