13 Abril de 2017 10:14
Lo llaman "La faloteca nacional" o el "Museo falológico". Está ubicado en Islandia, en la calle Laugavegur 116, 10, en Reykjavik. Aquellos que estén de paso por Islandia pueden disfrutarlo. Si existe una faloteca nacional, bien cabe preguntarse si hay otras falotecas provinciales. La denominación más coloquial, sin embargo, es "Museo del pene". ¿En qué consiste? Bueno, el nombre es bastante gráfico, pero veamos cómo se lo describe en su página oficial.
Un momento de reflexión.
"La Faloteca Islandesa contiene una colección de 280 penes y partes del pene pertenecientes a casi todos los mamíferos marinos y terrestres de Islandia. Los visitantes del museo encontrarán 55 especímenes pertenecientes a 17 tipos de ballenas, uno tomado de un oso polar errante, 36 especímenes pertenecientes a siete tipos diferentes de focas y morsas, y 115 especímenes provenientes de 20 tipos distintos de mamíferos terrestres (...)".
Sigurdur Hjartarson, el orgulloso fundador.
"En total hay 210 especímenes pertenecientes a 46 tipos distintos de mamíferos. Hay que destacar que el museo ha tenido la suerte de obtener la promesa de recibir cuatro especímenes certificados de Homo Sapiens. Asimismo, hay unos 23 especímenes de seres folclóricos islandeses y 40 especímenes no autóctonos (foráneos). En total la colección contiene 281 especímenes de 92 especies diferentes de animales. Además de la sección biológica del museo, los visitantes pueden ver la colección de aproximadamente 300 rarezas artísticas y otros utensilios prácticos relacionados con el tema principal del museo".
El primer pene fue adquirido en 1974. Era de toro. El segundo, de ballena. Los primeros pasos fueron lentos, pero firmes. El coleccionista Sigurdur Hjartarson fue de a poco. En 1980 tenía 13 penes; en 1990, 34. En 1997 llegó a los 62. Entonces comprendió que había llegado el momento de compartir sus penes con el mundo.
El formol es un excelente conservante para cualquier especie.
La colección actual incluye penes de gatos, de ballenas, de osos, de focas, cabras, caballos, carneros, ratones y ratas de todo tipo, visones, zorros, conejillos de indias, coyotes, jirafas, armiños y por qué no decirlo, también hombres. Se sobreentiende que en este último caso las donaciones fueron post-mórtem. También se incluyen penes de seres míticos, como corresponde a un país pródigo en elfos, fantasmas y gatos comecadáveres.
La jirafa tiene lo suyo.
En 2008, en un acontecimiento histórico para el deporte islandés, la selección masculina de handball ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing. El Museo del Pene se hizo eco: una artista se consagró a la delicada tarea de realizar un molde del miembro de cada integrante del plantel. No fue fácil, pero los resultados están a la vista.
La Selección campeona de Handball. Grandes del deporte.
Con el paso del tiempo, Hjartarson sintió la necesidad de delegar su colección de penes. El nuevo curador del museo es su hijo. Hjörtur Gísli Sigurðsson. Ambos se ubican entre los principales falólogos del mundo. Quien esto escribe, de hecho, no conoce a otros.