Buscando aumentar aún más el número de inmigrantes a deportar, acelerando también su salida del país, el gobierno de Donald Trump emitió una serie de nuevas medidas.
El gobierno de Trump lanzó una serie de nuevas directivas sobre inmigración.
Las directivas fueron dadas a conocer a través de un memorándum emitido por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, y pueden resumirse en varios puntos claves.
El Departamento ya no tendrá excepciones para categorías de inmigrantes en lo que respecta a una posible deportación.
De todas formas, la prioridad de expulsión seguirá siendo para extranjeros que hayan sido imputados o condenados por crímenes. También a los que sean considerados como una amenaza para la seguridad del país o los que hayan abusado de su sistema de beneficios sociales.
La nueva medida busca la incorporación de 10 mil nuevos empleados de Aduanas.
Se instruirá a Inmigración y a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza a incorporar alrededor de 10 mil empleados adicionales para impulsar el cumplimiento de estas políticas.
Además, se impulsa a las autoridades judiciales norteamericanas a someter a proceso penal a los padres que ayuden a sus hijos a ingresar ilegalmente a Estados Unidos.
Se pondrá fin a la política de "capturar y liberar", la cual dejaba en libertad a las personas atrapadas ingresando ilegalmente a Estados Unidos, mientras esperaban su proceso. Ahora, los detenidos in fraganti deberán esperar el juicio dentro de un centro de detención.
"La mano dura sobre criminales ilegales es sólo una manera de cumplir con una promesa de campaña", había anticipado Trump semanas atrás. "Miembros de pandilas, vendedores de drogas y otros serán expulsados".