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Victoria femenina: comienza la venta del viagra para mujeres

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó hoy la comercialización del estimulante sexual. Es la primera pastilla del mercado y saldrá a la venta en octubre.

19 Agosto de 2015 06:12
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Un pequeño paso para la mujer. La Administración de Alimentos y Medicamento de Estados Unidos (FDA) aprobó hoy la comercialización del primer estimulante sexual femenino. La droga, denominada flibanserina, comenzará a venderse el 17 de octubre en el mercado estadounidense y promete expandir sus fronteras en un año.  

“La aprobación ofrece a las mujeres consternadas por su bajo deseo sexual una posibilidad de tratamiento aprobado”, señaló la doctora Janet Woodcock, directora del Centro de Evaluación e Investigación de medicamentos (CDER) de la FDA, en un comunicado de prensa difundido por la entidad. La droga busca reducir los efectos del desorden de deseo sexual hipoactivo generalizado adquirido, uno de los más comunes en la platea femenina.

Los efectos secundarios de la droga incluyen posibles desmayos y disminución de la presión arterial.

La “pastillita rosa” modifica tres sustancias químicas claves para el cerebro: aumenta la dopamina y la norepinefrina y disminuye la serotonina. De esta manera, se estimula la libido y el deseo sexual de las mujeres.

“El tratamiento estará sólo disponible a través de profesionales sanitarios certificados y farmacias certificadas.

El medicamento, comercializado por Sprout Pharmaceuticals bajo el nombre AddyiLos, puede ser administrado a diario y su consumo se recomienda especialmente a mujeres premenopáusicas que sufren desórdenes hormonales.

La pastilla será distribuida por el laboratorio Sprout y saldrá a la venta en Estados Unidos el 17 de octubre.

Los riesgos secundarios, que se potencian con el consumo de alcohol, suman desmayos y disminución de la presión arterial.

“El tratamiento estará sólo disponible a través de profesionales sanitarios certificados y farmacias certificadas. Los pacientes y los médicos

prescriptores

deben comprender totalmente los riesgos asociados al uso antes de considerar el tratamiento”, concluyó Woodcock.