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Violaciones, sadomaso y muerte: los archivos desclasificados de la "hiena" de Auschwitz

Una desclasificación de archivos saldrá a la venta y revela detalles de la mujer a la que señalan como la más malvada del mundo durante la Segunda Guerra.

30 Octubre de 2017 08:16
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Su nombre era Irma Grese, pero en Auschwitz se la conocía como la “hiena”. Fue ahorcada cuando tenía sólo 22 años por las atrocidades que cometió como miembro de la SS alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Y, pese a que su historia es una de las más emblemáticas de lo que fue el genocidio nazi, nuevos y estremecedores detalles de sus pasos por los campos de concentración salieron a la luz.

Irma (izquierda) fue condenada por sus crímenes de guerra.

El fantasma de la “hiena” resurgió 72 años después de su muerte luego de que se pusiera a la venta el archivo personal de un abogado inglés que participó de la búsqueda de criminales nazis. Se trata de Leo Genn, quien trabajó como asistente de la fiscalía de los juicios de Nuremberg.

En el mismo, se pueden ver fotos de la sádica torturadora en los campos Ravensbrück, Auschwitz, y Bergen-Belsen. Según los testimonios recogidos de los sobrevivientes de Bergen-Belsen, la “hiena” era conocida por sus encuentros sexuales sadomasoquistas con otros oficiales de la SS y por seleccionar a los prisioneros más enfermos para que fueran devorados por perros.

Irma (en la foto, con el número 9) fue acusada de violar y torturar a miles de prisioneros.

Su voracidad sexual también fue utilizada como método de tortura. Grese fue acusada de violar a las prisioneras. “Le gustaba azotar a las prisioneras en los senos con el objetivo de que se les infectaran las heridas. Luego, ordenaba la amputación del pecho, que se realizaba sin anestesia. Ella se excitaba sólo viéndolas sufrir. Su violencia era psicológica, sexual y casi inhumana”, reveló Giselle Perl, sobreviviente.

“Golpeaba a los prisioneros hasta que sus rostros quedaban completamente irreconocibles. Los pateaba con sus botas, usaba a su perro y los obligaba a sostener piedras sobre sus cabezas y arrodillarse durante horas”, sumó.

El archivo de un asistente de la fiscalía de los juicios de Nuremberg está a la venta.

Su sádico “compromiso” la hizo escalar rápido y, según el relato de otra de sus prisioneras, Olga Lengyl, fue amante de Josef Mengele. “Tenía aventuras bisexuales y en los últimos tiempos había mantenido romances homosexuales con algunas internas. Cuando quedaba embarazada de algún hombre, recurría a otro prisionero (un médico húngaro) para que le practicase un aborto”, aportó Perl.

Los otros oficiales de los campos elogiaban su siniestro promedio: estiman que asesinaba cerca de 30 personas por día. Fue una de las pocas oficiales que no abandonó el campo cuando en 1945 los aliados liberaron a los pocos prisioneros que quedaban. Fue condenada y ahorcada ese mismo año.

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