La causa por el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner sumó un cuarto detenido. Hasta el momento, la jueza María Eugenia Capuchetti había ordenado la detención de Fernando Sabag Montiel, el autor material del hecho y quien gatilló dos veces en la cabeza de la vicepresidenta en la noche del 1° de septiembre. También estaba encarcelada la novia del atacante y quien planificó el ataque, Brenda Uliarte.
En la jornada del martes 13, la jueza ordenó la detención de Agustína Díaz, la mejor amiga de Uliarte y con quien se comunicó antes y después del ataque. Además, tras el peritaje al teléfono de Brenda, los peritos establecieron que la joven sabía del plan de asesinar a la vicepresidenta desde principios de agosto.
Ahora Capuchetti pidió por la detención de Gabriel Carrizo, a quien se apunta como el líder de la denominada “banda de los copitos” y quien gestionó y luego acompañó a Brenda a dar la nota con Telefe Noticias al otro día del atentado. La hipótesis de la Justicia es que Carrizo no solo fue el nexo con grupos libertarios sino que participó en la planificación del ataque.
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Así como ya saben que Uliarte es la instigadora del asesinato en grado de tentativa, los investigadores pudieron determinar que Carrizo estuvo en la escena del crimen durante el 1° de septiembre. Esas pruebas se establecieron por grabaciones de cámaras de seguridad y de grabaciones de los canales de noticias, y también por geolocalización de su celular y mensajes que cruzó con Sabag Montiel y Uliarte.
Además la Policía Federal utilizó un programa de reconocimiento fácil llamado Pathfinder con el que lo habrían localizado en la esquina de Juncal y Recoleta en varios días anteriores al ataque. Por el momento, investigan cuál fue el rol de otros integrantes de la banda de supuestos vendedores de algodón de azúcar, sobre todo el de Sergio Orozco, quien ponía su casa de Barracas para reunirse con sus compañeros.
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El propio Carrizo se presentó ante la Justicia y declaró como testigo el lunes 5 de septiembre, después de la detención de Brenda. También había puesto a disposición su celular para que sea peritado. Aunque los investigadores creen que brindó un teléfono que no solía usar. El nuevo detenido era el dueño de la garrafa y de la máquina con la que fabricaban los copos de algodón de azúcar.
Pero estaba en la mira de la Justicia luego de que salieran a la luz diversos estados de WhatsApp que había publicado minutos después del atentado a la vicepresidenta, cuando notó que su amigo Sabag Montiel había sido el atacante. “¡Seguro el próximo sos vos, Alberto! ¡Tené cuidado!”, escribió el jueves a las 23:57. Y agregó: “El Gobierno es vulnerable, y espero que les quede claro... Nosotros somos los que mantenemos estos parásitos ahí arriba, van a juzgar a una persona que le estaría haciendo un gran favor a toda la Nación Argentina”.
En las próximas horas será indagado. Una de las hipótesis de la Justicia es que la venta de algodón de azúcar servía como georeferencia en las marchas multitudinarias para realizar tareas de inteligencia. “Se cree que el uso de los copos colocados en un algodón servía para que la banda supiera cómo moverse y en dónde había que ubicarse cuando la vicepresidenta llegaba. De esa manera, no necesitaban comunicarse por celulares y sabían cómo había que moverse para realizar el ataque”, afirmó una fuente judicial.
Mientras se esperan por los procesamientos de Sabag Monitel y Uliarte, la Justicia investiga quiénes financiaron a esta banda y además qué otros focos de agrupaciones políticas o extremistas formaron parte de esta banda. Por eso, la jueza levantó el secreto bancario de Uliarte para determinar cuál era la entrada de dinero. En los próximos días se esperan más detenciones.