Hace un año y medio, una denuncia por un ataque sexual horrorizó al departamento de Caucete, en la provincia de San Juan. Un hombre de 75 años abusó sexualmente de una anciana de 97 que sufría Mal de Alzheimer, que era su tía. 25 días después del hecho, la mujer falleció por coronavirus.
Dicha violación ocurrió en 2020 y fue denunciada por una testigo presencial del hecho: la nieta de la mujer. Finalmente, después de mucha espera, hoy comenzó el juicio contra el acusado, quie es juzgado en la Sala I de la Cámara Penal.
Las pruebas contra el hombre son determinantes. En primer lugar, porque la nieta de la mujer lo captó in fraganti cuando abusaba de su abuela. Ese hecho ocurrió en la casa de la anciana la tarde del 4 de noviembre de 2020.
En aquella jornada, la nieta de la mujer ingresó a la casa en silencio. Por entonces, la abuela, que sufría Alzheimer, era cuidada por dos mujeres. La primera empleada trabajaba de 8 a 12 horas y la otra de 16 a 20:30. Entre el mediodía y las 16 horas, el encargado de cuidarla era su sobrino.
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La familia había decidido que el hombre de 75 años quedara al cuidado de su tía porque mantenían una buena relación con el resto de la familia. Además, el dinero le servía para llegar a fin de mes y le tenían confianza. Pero todo se terminó.
Aquella tarde de noviembre, cuando la nieta, que vivía en la casa de al lado, llegó hasta la puerta de la habitación de su abuela, vio una imagen horrorosa. La anciana estaba acostada en su cama, boca arriba, tenía su camisón levantado, no tenía su bombacha, ni el pañal y las piernas abiertas.
A su lado, sentado sobre la cama, el sobrino le tocaba los genitales y tenía sus pantalones desabrochados porque se estaba masturbando. La nieta de la señora no supo qué hacer. Optó por volver sobre sus pasos.
En segundos, indignada y llena de terror, disimuló que recién llegaba, hizo ruido y golpeó la puerta de entrada de la casa. Fue entonces que vio al hombre que salía de la habitación de su abuela y se subía la cremallera de su pantalón.
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Fue en ese momento que tomó fuerza y miró al hombre a los ojos, quien disimulaba que la anciana dormía. Entonces, la joven le dijo: “Vos sabés muy bien lo que acabo de ver, ¿no? ¿Cómo podés hacer eso?”. Él le respondió: “No es así, mamita”. Después se fue de la casa.
Las pruebas contra el acusado
De inmediato, la familia de la anciana realizó la denuncia en la comisaría. El sobrino quedó detenido en su casa por su edad y por la pandemia de coronavirus. Tres semanas después, la abuela abusada fallecía en un hospital de San Juan porque se había contagiado COVID-19.
De inmediato, la Justicia comenzó la investigación de rigor. En primer lugar, al testimonio de la nieta, se sumó el de la cuidadora de la tarde, quien afirmó que muchas veces la anciana estaba sin ropa interior. Algo imposible porque no podía moverse por sus propios medios.
Además, recordaron que la abuela repetía que cuando estaba sola, un grupo de hombres ingresaban a su casa y la “tocaban”. En otras ocasiones, les decía a las mujeres que tuvieran cuidado con su sobrino porque era “malo”. Los familiares creían que solo se trataba de una alucinación producto de su enfermedad.
Además, días después de la denuncia y antes de la internación por coronavirus, un médico encontró lesiones en la zona de la vagina y el ano de la anciana que coinciden con abuso con acceso carnal.