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Clásico de clásicos: Sólo le pido a Dios, el himno de León Gieco, cumple 40 años

Trascendió generaciones y recorrió el mundo. Cómo lo grabó. Algunas de las versiones más famosas. De Bruce Springsteen a Los Pibes Chorros.

10 Julio de 2018 10:45
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En julio de 1978 cumple 40 años  una de las canciones más populares y más difundidas alrededor del mundo escritas por un compositor argentino. Se trata de "Sólo le pido a Dios", himno entre himnos de León Gieco, editada ese mes e incluida en el llamado IVLP de León. Aquí se reproduce el testimonio del artista y algunos datos importantes aportados por el periodista Oscar Finkelstein, ambos tomados de su biografía oficial Crónica de un sueño. También se incluyen algunas de las versiones más importantes del tema.

La grabación de "Sólo le pido a Dios" fue algo impresionante. En realidad, no la pensaba grabar, no la tenía muy en cuenta porque era una canción que tenía todas las estrofas iguales. Pero un día, cuando ya estábamos mezclando el IV LP, llega al estudio Ion Dino Saluzzi, uno de los músicos con los que Gustavo Santaolalla me dijo que tenía que tocar cuando lo vi en Los Ángeles en la escala de regreso de Europa. Los otros eran Jorge Cumbo, el Negro Rada, el violinista Sergio Polizzi...

La hija de Saluzzi le había dicho yo había llamado para hacer una nueva grabación con él, pero el que lo estaba buscando esa vez era Litto Nebbia. Hubo una confusión, porque yo en realidad no lo había llamado, aunque ya habíamos grabado varios temas con él para ese disco. Pero como soy muy culposo y él es un gran músico y un gran tipo, y para que pueda cobrar la sesión, le dije que tenía una canción y que no sabía si la iba o no a incluir en el disco y le propuse tocarla. 

Empezamos a hacerla y después la trabajamos por partes hasta completar unas cinco tomas distintas. Pero el técnico Amilcar Gilabert había grabado la primera pasada, tocada en vivo, para tenerla como referencia. Como no sabíamos cuál de los bandoneones incluir, volvimos a escuchar la primera versión, la de referencia.

Justo en ese momento, como a las dos de la mañana, Charly -que estaba deambulando por Buenos Aires- entra al estudio y se queda impresionado con el tema y dice que hay que dejarlo así, que es perfecto. La pusimos al final del disco, hasta que Oscar López la escuchó y decidió ponerla como primer tema porque, según él, era el mejor de todos. Enseguida pasó de ser una canción más, medio monótona, a una especie de himno nacional. 

2.

La versión que se conoce de "Sólo le pido a Dios" no es, en realidad, la primera. En la original hay una séptima estrofa que León ha quitado, estrofa que, a su vez, tiene dos versiones. Una de ellas dice: "Sólo le pido a Dios/que el canto no me sea indiferente/de ser yo quien esté nombrado para cantar/las cosas que el que cantar no puede o no quiere".

La otra: "Sólo le pido a Dios/que mi canto no me sea indiferente/agradezco ser yo quién esté cantando/por el que cantar no puede". A propósito de "Sólo le pido a Dios", Gieco dirá años después a la revista Rock en Blanco y Negro: "Uno compone las canciones y no sabe qué va a pasar (...). Los compositores que te dicen 'compuse un himno'... ¡¡Himno las pelotas!! Una canción se convierte en himno si la gente lo elige".  

Sólo le pido a Dios

Sólo le pido a Dios 

que el dolor no me sea indiferente

que la reseca muerte no me encuentre 

vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.

Sólo le pido a Dios 

que lo injusto no me sea indiferente

que no me abofeteen la otra mejilla 

después que una garra me arañe esta suerte.

Sólo le pido a Dios 

que la guerra no me sea indiferente

es un monstruo grande y pisa fuerte 

toda la pobre inocencia de la gente.

Es un monstruo grande y pisa fuerte 

Toda la pobre inocencia de la gente

Solo le pido a Dios 

que el engaño no me sea indiferente 

si un traidor puede más que unos cuantos

que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

Solo le pido a Dios 

que el futuro no me sea indiferente 

desahuciado está el que tiene que marchar

a vivir una cultura diferente.

Solo le pido a Dios 

que la guerra no me sea indiferente 

es un monstruo grande y pisa fuerte

toda la pobre inocencia de la gente.

Fuente: Oscar Finkelstein/León Gieco. Crónica de un sueño. Planeta. 2011. Reproducido con la autorización de los autores. 

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