El año pasado, la noticia sorprendió. Bastó sólo un tráiler de menos de 36 segundos, con la voz en off de Luis Miguel anunciando el lanzamiento de una serie autobiográfica, para que las arcas del por entonces quebrado cantante volvieran a respirar. Por qué aceptó “vender su alma” y los detalles del operativo “salvemos al Sol de México”.
Luis Miguel debió acceder a vender lo único que le quedaba: su vida privada.
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Corría el año 2016. Luis Miguel llevaba más de 36 meses sin realizar shows. Afrontaba tres demandas judiciales importantes: debía casi cuatro millones de dólares a Warner Music, otros siete millones a Alejandro Fernández -por cobrar por adelantado y luego suspender una gira que iban a realizar juntos- y un millón y medio a su ex representante, William Brockhaus.
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Además de los frentes judiciales, el “Sol de México” también había sido acusado ante los medios por su ex pareja, Aracely Arámbula, quien aseguraba que el cantante no cumplía con el pago de la manutención de sus hijos menores: Miguel y Daniel. Además, la actriz también denunció que el vínculo con los chicos era casi inexistente.
Luis Miguel ya había superado otro vacío financiero luego de despedir a su padre.
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Su último disco, Luis Miguel, había sido lanzado en septiembre de 2010 y, aunque logró convertirse en cuádruple disco de platino en México, disco de platino en Argentina y oro en Chile y Estados Unidos; los ingresos que generó no permitieron mantener al día las finanzas del cantante, acostumbrado a una vida de lujos y excesos.
Por ese entonces, el cantante comenzaba una fugaz relación con la modelo venezolana Desirée Ortiz. Sin embargo, la joven de 31 años reconoció que en reiteradas oportunidades tuvo que ser ella quien pagara las cuentas de los restaurantes de lujo a los que asistían o los hoteles porque ninguna de las tarjetas del cantante tenían fondos.
Luis Miguel junto a la venezolana Desirée Ortíz.
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Estaba en bancarrota, aunque pocos lo sabían. Quien comenzó a delinear entre las sombras el “operativo rescate” fue Miguel Alemán Magani, uno de los mejores amigos del cantante desde su infancia. En efecto, se lo retrata en la serie como el “más leal” a Luis Miguel. Pronto, según consigna la revista mexicana Quien, el empresario sumó a la mesa chica al hombre más rico de México, Carlos Slim, y a Carlos Bremer, presidente del Grupo Value.
Luis Miguel junto a su amigo Miguel Alemán Magani.
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El objetivo era “salvarle las papas” a Luis Miguel y luego ver de qué manera el cantante podría devolverles el dinero en un plazo menor a dos años con un cinco por ciento de interés. Fue allí que, acorralado por la situación, al “Rey de México” no le quedó otra opción más que “vender su alma”. Es decir: hacer pública su vida privada, algo contra lo que luchó durante sus más de 30 años de carrera.
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Así, la idea de “Luis Miguel: la serie” comenzaba a delinearse. Pronto, Televisa y Netflix pagaron millones de dólares para garantizarse la emisión y acordaron el lanzamiento casi en simultáneo de cada capítulo por ambas plataformas. La televisión mexicana lo tendría dos horas antes, pero el gigante de streamings no se opuso: en efecto, la emisora azteca se quedaría con gran parte de la audiencia local, mientras ellos capitalizarían el resto de América Latina, Sudamérica y España.
Aracely Arámbula junto a Miguel y Daniel, los hijos que tuvo con Luis Miguel.
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Aunque no fue confirmado de modo oficial, el cantante habría recibido 12 millones de dólares a cambio de aceptar. Lo recibido por la serie en sí se encargó de saldar las deudas con su “mesa chica”. Para asegurarse de que el material contara su versión de los hechos, puso como condición que se tomara como base la biografía autorizada por el periodista y escritor español, Javier León Herrera. Además, fue su amigo Miguel Alemán quien fue el encargado de verificar cada una de las escenas que saldrían al aire.
La principal trama de la serie es la dura infancia que vivió Luis Miguel.
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Atento al “renacer” de su fama, Luis Miguel lanzó a finales de 2017 su disco “México por siempre” y cerró una ambiciosa gira mundial que, como era de esperarse, logró venderse en su totalidad gracias al interés que generó la serie.