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El disco debut de Moris cumple 50 años: cuál es la canción que ayuda a pensar durante los días de encierro

Treinta minutos de vida, un discazo que te abre la cabeza en cuarentena.

por Daniel Riera

27 Abril de 2020 14:31
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Se cumplen nada menos que 50 años de la edición de un disco no esencial, esencialísimo de la historia del rock argentino,más actual que nunca en tiempos de coronavirus,  Se trata de Treinta minutos de vida, debut solista de Moris, quien ya había sido uno de los pioneros del movimiento del rock nacional a través de la banda Los Beatniks, que compartía con Pajarito Zaguri y grabó el simple con los temas "Rebelde/No finjas más" en 1966.

El debut como solista de Moris fue posiblemente su mejor disco. Fue grabado en los estudios TNT, que quedaban en la calle Moreno al 900.

Lo editó Mandioca, el sello independiente de Jorge Alvarez que fuera la piedra fundamental del rock argentino, y contenía de un lado los temas El oso, Ayer Nomás, Pato Trabaja en una carnicería y De nada Sirve; y del otro, Esto va para atrás, En una tarde de sol, Escúchame entre el ruido y  el instrumental El piano de Olivos. Más adelante, en una reedición posterior del sello Talent (también dirigido por Alvarez) se agregó "Juan, el noble caballero". Aunque no lo dice la ficha técnica, en la grabación participó un verdadero seleccionado de músicos: Pappo toca el bajo en tres temas, los integrantes de Manal Javier Martínez y Claudio Gabis tocan respectivamente la batería y la guitarra, y  el tecladista de los In, Richard Green, toca el órgano.  

Fue un verdadero estallido poético para la época. Un joven músico incómodo con la sociedad en la cual vivía. Un Bob Dylan nuestro. Y tenía, además, una canción  improvisada en el estudio que duraba siete minutos con cuarenta y cinco segundos y se convirtió en un himno generacional. "De nada sirve", cada vez más vigente, invitaba a quedarse en casa para no escaparse de uno mismo, descubrir que "en el techo no hay nada, hay solamente un techo", y pensar sobre lo que nos pasa.Una canción que advertía que a veces la peor prisión puede ser la de carne y hueso.

 Si ya conocés "De nada sirve", si ya la habías escuchado antes, si estás pasando los días en casa, es absolutamente imposible que no hayas pensado Una antecesora más profunda y más desgarrada de "Yendo de la cama al living", que Charly García grabaría 12 años después, en 1982.  El mito se agigantó en la medida en que Moris se resistió siempre a cantarla en vivo. Por un lado, porque consideraba que era imposible memorizar su kilométrica letra; por el otro porque consideraba que hacerlo era artísticamente nulo, que la canción tuvo sentido en el momento en que se improvisó y quedó cristalizada, un momento artísticamente irreproducible. Pero no era aquel el único tema extraordinario del disco. Estaban, por ejemplo, "El oso", un potente grito de libertad, y "Escúchame entre el ruido", que hoy puede ser leída como una canción queer, una verdadera bofetada al machismo y a la homofobia de la sociedad. "Díganme ustedes, dueños de la moral, ¿la voz de ese viejito es de hombre o de mujer?", desafiaba.

“Son las once y media de la noche y escucho en el aire una canción del conjunto Creedence Clearwater Revival y suena con la naturalidad de un tango antiguo flotando sobre la ciudad. Mañana tengo un recital y estoy un poco afónico y con gripe. Sin embargo el LP está listo y la voz está fijada para siempre en la cinta de grabación y han sido unos cuantos años de cantar, vagar, componer y dar la cara a lo que me ha tocado vivir. Ahora que miro la lista de los temas, los veo como pedazos de un rompecabezas incompleto, que soy yo mismo. Y sin embargo no puedo detenerme en esta música. Ya estoy viajando con mi mente hacia lugares que todavía no sé qué o cómo son. Pero voy a necesitar otros materiales, otros sonidos, otras palabras y hasta otras ganas. Y aquí están, fieles al tiempo, separadas por algunos silencios de púa las cosas maravillosas y malditas que he vivido y sentido, en esta minúscula era de mí existir. Esto que un amigo título Treinta Minutos de Vida empezara a rodar por los tocadiscos de esta ciudad o de cualquier lado. Y lo que pase con esta media hora de vida, es una historia que todavía no se ha empezado a escribir.”, escribió Moris en la contratapa. Luego seguían algunos apuntes sobre los temas que son tan lindos y tan frescos que bien vale la pena reproducirlos. Puede que esta nota se escriba sola, o que ya la haya escrito Moris en las notas para la tapa de su disco, hace 50 años, pero esto no la hace menos linda.

El OSO: Una historia que suena conocida, pero siempre nueva: libre y feliz, después esclavo pesado de estos días, y algún otro día escaparse al bosque de la felicidad.

AYER NOMÁS: Año 66. un beatnik que pateaba todo y estaba contra todo, incluso contra él mismo, primeros pelos largos y Pipo Lernoud que me trae una letra a la pensión de la calle Pellegrini. "Este país es grande y tiene libertad, no Pipo?"

PATO TRABAJA EN UNA CARNICERÍA: Falsos hippies, burgueses frustrados y toda mi rabia contra algunos de ellos, y entre medio Pato, Pato de Palermo,que allá estará bajando medias reses sin saber nada de todo este circo. Todo el amor que sentí alguna vez por él y por mis amigos del Zoológico, poetas del reaje único y auténtico de los 15 años.

ESCÚCHAME ENTRE EL RUIDO: Un poema que reventó porque tenía que reventar algún día en mí. Y una música insistente y melancólica.

Y finalmente DE NADA SIRVE, una confesión-destrucción improvisada, hecha en los estudios TNT hace más de tres años, toda de un saque. Cuando terminé, estaban todos callados en la cabina de grabación y alguien me dijo: "Sos un hijo... ", y me abrazó. 

Así las cosas. Treinta minutos de vida cumplió 50 años y suena cada día más joven, cada día más importante, cada día más profundo- Un grupo de muchachos que se ponen a hacer música y tienen algo para decir, una grabación fresca, hasta despreocupada. Una huella en la historia. Para siempre.  

 

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