La lápida de Jorge Luis Borges -fallecido el 14 de junio de 1986- en el Cementerio de Plainpalais en Ginebra (Suiza), tiene ingredientes estéticos muy particulares que remiten, por supuesto, a la trayectoria vital y artística del escritor.
Así, en la piedra puede verse un grabado que representa a siete guerreros que avanzan en fila con sus armas apuntando al cielo. Debajo de ellos hay una inscripción en inglés antiguo ("And ne forthedon na") que significa "Y que no temieran" del poema La Batalla de Maldon.
Además de la fecha de nacimiento y muerte del escritor y una cruz de estilo celta, también hay otro dibujo: un barco vikingo acompañado por una inscripción en nórdico antiguo "Hann tekr sverthit Gram ok leggr í methal theiera bert" ("Tomó la espada Gram y la colocó entre ellos desenvainada"). La frase pertenece a la Volsunga Saga, un escrito de mediados del siglo XIII.
El vínculo de Borges con el inglés antiguo y con la literatura escandinava comenzó en su infancia: su padre le regaló la Volsunga Saga cuando tenía 11 años y se volvió uno de sus libros favoritos, ofreciéndole el primer contacto con el mundo germánico medieval que lo fascinaría a lo largo de toda su vida.
"Pensemos en países pobres como los escandinavos y pensemos que gente de esos países descubrió América, llegó a Bizancio, fundó reinos en Inglaterra, en Irlanda, en Normandía y escribió en Islandia una gran literatura", supo alabar el escritor a aquellos pueblos que admiraba. "Es decir, la cultura germánica llegó a su culminación en Islandia y produjo una literatura muy rica. En las sagas uno encuentra todo lo que se encuentra en la novela actual y dicho de un modo más reticente, más pudoroso y eficaz".
A los 55 años, luego de perder totalmente la vista, el escritor comenzó a estudiar inglés antiguo. "Fue una manera afectiva de elaborar la pérdida de la vista", teoriza el investigador Martin Hadis.
"Mis incursiones en el inglés antiguo han sido absolutamente personales y han dejado rastros en algunos de mis poemas", expresaba Borges al respecto. "Cierta vez un colega de la Universidad me llamó aparte y me dijo preocupado: '¿Qué significa eso de publicar un poema titulado “Al iniciar el estudio de la gramática anglosajona”?'. Traté de hacerle entender que el anglosajón es para mí una experiencia tan íntima como mirar una puesta de sol o enamorarse".
Los secretos de la Mona Lisa: descubren los dibujos que Da Vinci escondió siglos atrás
"Buenos Aires para Borges era una ciudad mitológica, el culto del cuchillo y el coraje", agrega Hadis, en relación a cómo la veta criolla de Borges se mixtura con su pasión medievalista. Y agregó: "Y esa mitología que él creó pienso que está inspirada en una búsqueda interna, de lo épico, de lo mítico".
"A mí me impresiona que de una lápida tan sobria -dos docenas de palabras y dos imágenes- salgan tantas asociaciones, conexiones con la obra de Borges, con su vida, senderos infinitos", aventura Hadis, "Tengo la intuición que en la lápida está encerrado todo lo intangible de la obra de Borges, también el futuro, lo que el tiempo va a ir transformando y recreando de maneras insospechadas".