11 Enero de 2021 21:00
Ya es toda una suerte sobrevivir a un naufragio. Pero Violet Jessop, hija de irlandeses nacida el 2 de octubre de 1887 en La Pampa, sobrevivió a tres, incluyendo nada más y nada menos que el del Titanic.
Su vida cambió súbitamente cuando, luego de la muerte de su padre, su madre decidió llevar a toda la familia a Inglaterra. A los 21 años, la joven consiguió trabajo como camarera de la naviera Royal Mail Line (RML) y pronto terminó en otra compañía, la White Star Line.
Su primer trabajo fue en el buque First Majestic y luego fue transferida al Olympic, barco hermano del Titanic. Violet tenía que trabajar 17 horas al día por dos libras y diez chelines al mes, el equivalente a siete euros.
El 20 de septiembre de 1911, el barco chocó con el crucero de guerra inglés HMS Hawke cerca de la isla de Wight. Si bien ambos barcos resultaron dañados, ninguno de los dos se hundió y no hubo que lamentar muertos.
Curiosamente, el capitán del Olympic era Edward John Smith, el mismo que poco después se haría cargo del mando del Titanic, botado en mayo del 1911. El nuevo barco necesitaba tripulantes experimentados y, aunque se sentía a gusto en su trabajo actual, Violet terminó a bordo.
En la noche del 14 de abril de 1912, antes de retirarse, la joven camarera salió a cubierta a tomar aire. Católica devota, antes de acostarse rezó y estaba a punto de dormirse cuando se produjo el choque del buque contra un iceberg.
Tuvo la buena fortuna de ser despachada de inmediato en un bote salvavidas junto a su compañera de camarote Elizabeth y un bebé al que un oficial le encargó cuidar. Pasaron ocho horas de frío y miedo en pleno mar antes de recibir el auxilio del Carpathia.
A la guerra
Dos años después, con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, Violet se enroló en la Cruz Roja como enfermera y partió al mar Egeo a bordo del transatlántico Britannic, reconvertido en buque hospital.
El 21 de noviembre de 1916, el barco estalló luego de entrar en contacto con una mina por la amura de babor y se hundió en 55 minutos. 30 personas fallecieron.
"Me lancé al mar, fui succionada por debajo de la quilla, y me golpeé la cabeza. Aun así escapé", recordó Violet en sus diarios, detallando que otro de los náufragos la izó a la superficie tomándola del pelo. "Al cabo de los años, tras muchos dolores de cabeza sin explicación, el médico me descubrió que tenía una fractura de cráneo antigua", explicó.
Casada brevemente y luego divorciada, la vida posterior de Violet fue más tranquila aunque eventualmente, en 1948 y con 61 años, volvió al mar por dos años antes de jubilarse y mudarse a una cabaña en Suffolk, Inglaterra. Vivió de manera plácida hasta su adiós final en 1971, a los 84 años.