por Matias Ayrala
10 Abril de 2021 09:00Los vecinos de avenida Callao, entre Posadas y Alvear, se despertaron por los ruidos y espiaron desde sus balcones lo que sucedía. Policías y hombres de traje salían y entraban del edificio.
Era el jueves 9 de abril de 1953. Hacía un rato, en su cuarto, había aparecido muerto Juan Duarte, el cuñado del presidente Juan Domingo Perón, el hermano de Evita y el ex secretario privado de la presidencia. Tenía un tiro en la cabeza.
Unas horas después, la madre de Duarte gritaría en la calle: “¡Han matado a mi hijo!”. Pero los investigadores señalaron otra cosa: se trataba de un suicidio. Duarte había dejado una carta de despedida y se voló la cabeza con una pistola.
El juez cerró la causa de inmediato. No hubo autopsia. Lo velaron y depositaron sus restos en la bóveda familiar del Cementerio de Recoleta, sólo un año después del masivo y monumental adiós a la primera dama.
Desde ese momento, comenzaría una historia de idas y vueltas. Para muchos se había tratado de un suicidio, pero para los antiperonistas había sido un asesinato ordenado por Perón. Lo cierto es que la historia se encargó de tapar todo lo que había sucedido alrededor de la misteriosa muerte de Duarte. Hasta ahora.
El año pasado, la periodista y politóloga Catalina de Elía publicó su segundo libro Maten a Duarte, una investigación que duró seis años y que cuenta la historia secreta de la muerte del hermano de Evita. Tras su lanzamiento, la autora de El lado injusto de la Justicia recibió elogios de todo tipo. Incluso el presidente Alberto Fernández dijo que Maten a Duarte es "un trabajo impresionante”.
Sobre las palabras a favor de su libro tanto de peronistas como de antiperonistas, la conductora de Fuego amigo (Canal 9) y de Altavoz (TV Pública) le dijo a BigBang: “Me da esperanza de que nos podemos escuchar porque me preocupa mucho el nivel de violencia que hay sobre 'la grieta'. Eso pasa en todos lados y desde hace muchos años. Decirle grieta es simplificar todo. Las fracturas políticas y la violencia política de un lado y del otro estuvo siempre en el país”.
Y agregó sobre su trabajo: “De hecho, el tema que trato despierta eso. Pero, al ser un tema histórico, la ventaja que tiene Maten a Duarte es que permite mirar las cosas con cierta lejanía. Y mirarlo con esa lejanía, permite a la vez saltar la grieta. Y eso pasó con mi libro. Más allá de que es un tema incómodo para el peronismo, porque es un libro que expone un relato que quisieron olvidar, una causa judicial y una muerte que al peronismo le incomodó y que la borró de la historia. Desde que salió el libro, muchísimos peronistas lo elogiaron. También hubo muchos que no querían que saliera el libro. Pero en su mayoría lo leyeron y lo elogiaron”.
- ¿Cómo fue el trabajo a nivel investigación?
-Fue una investigación muy larga. Estuve seis años investigando para este libro y básicamente me pasó eso porque soy obsesiva con todo lo que hago y me daba cuenta de que había muchas cosas que no estaban resueltas. Y porque vi que no había nada en los archivos oficiales sobre la muerte del hermano de Evita y el secretario privado de Perón. Empecé en 2014 y me propuse investigar sobre el tema. Primero fue para un informe de TN, a donde trabajé nueve años tanto en El Trece como en Todo Noticias. Había notado que no era un tema del que se hablara. Durante mis maestrías en la universidad, había estudiado al peronismo en todas sus etapas y nunca leí nada sobre Juan Duarte. Así que propuse el tema en 2014. Después lo retomé para una tesis de la maestría en la Universidad de San Andrés. Y la tercera vez fase fue el libro.
- Fue un trabajo largo, ¿qué te dio la energía para no detenerte durante la investigación?
-Durante esos seis años, lo que me obsesionó y me sostuvo fue que cuando fui al Archivo General de la Nación y al Archivo del Poder Judicial de la Nación, los dos lugres donde se buscan las causas judiciales históricas, no había nada. Me dijeron: "Acá no hay nada. Debería estar, pero no está". Esa fue la primera pista. Si está borrado de los libros de historia, de los archivos oficiales, si los peronistas no me querían hablar era porque claramente había una historia. Para todos, la muerte de Duarte había sido borrada de la historia. Así que comencé a entrevistar a los hijos de los jueces que habían tomado el caso y también logré información de libros de la época. Todos tenían miedo de hablar. La muerte fue el 9 de abril de 1953 y todos tenían miedo, incomodidad o dolor al hablar de Juan Duarte. Ninguno quería hablar de la muerte o del asesinato del hermano de Evita.
-Pasaron años y la herida sigue abierta.
-Exacto. Fueron seis años de hablar de a poco con algunas fuentes. Otros no quisieron hablar. Pero hay una característica de mi libro que es que los protagonistas hablan en primera persona porque la gran perla de mi libro es que encontré el expediente.
- ¿Dónde lo encontraste?
-Lo encontré en una caja fuerte olvidada en el despacho de un juez.
- ¿Cómo llegaste a esa caja fuerte?
-Primero hablé con los hijos de los jueces que habían intervenido en la causa, me leí todos los libros de los opositores al peronismo como Félix Luna y Gandini y ahí encontré dos referencias: dos libros de la época, uno escrito por el primer juez que tuvo a cargo la causa que fue Raúl Pizarro Miguens, que dijo que fue un suicidio sin investigar nada, sin autopsia, sin testimonios. Entregó el cuerpo y listo. Ese juez hizo el libro "La Justicia Nacional resolvió el Caso Duarte", y lo pude rescatar. Y después el otro libro fue escrito después del golpe de Estado de la autodenominada Revolución Libertadora por los capitanes Gandhi y Molinari, que fueron parte de la Comisión que investigó la muerte para demostrar que Perón había mandado a matar a Perón. Se llama Libro negro de la segunda tiranía.
Encontré los libros en la Feria del libro de San Telmo y en la Feria de libros del Parque Rivadavia. De ahí saqué información sobre las dos causas, los números de expedientes y nuevas fuentes de la época. Todos ellos me ayudaron a reconstruir dónde podría haber quedado la causa del hermano de Evita y fue durante el gobierno de Arturo Frondizi, en el despacho del juez Julián Franklin Kent que retomó el caso por tercera y última vez, por una autodenuncia del primer juez para “limpiar su nombre” y concluyó en 1958 que fue un suicidio. Con esa información, descubrí que el despacho de Franklin Kent quedaba en el Palacio de Justicia. Fui a ese despacho, le toqué la puerta a un juez subrogante, me presenté y le conté la historia. El juez me miró con cara rara porque el despacho tenía papeles hasta el techo. Con muy buena onda, el juez puso a todo el equipo a buscar y a los pocos días, me dijeron que encontraron una caja fuerte y estaba casi todo el expediente de las tres etapas históricas. Tenía hojas arrancadas y estaba incompleto. Pero la mayor riqueza es que junto al expediente había 16 discos de pasta con grabaciones inéditas.
- ¿Qué testimonios obtuviste de esas grabaciones?
-En los discos están los interrogatorios de la Comisión Investigadora de la Libertadora en 1955 y 1956. Ahí se escuchan a los vecinos de Juan Duarte, que dicen que habían visto movimientos extraños esa noche, como manchas de sangre en el ascensor, funcionarios del gobierno de Perón y personas llevando un cuerpo. Después entrevistaron a todos los funcionarios de Perón y a sus amigos, como a Héctor Cámpora. A todos los médicos de la Policía Federal, que quedaron bajo un manto de sospecha por cubrir evidencias. Y hasta están los interrogatorios a los amores de Duarte, como la actriz Fanny Navarro, que fue un gran amor. En ese audio se escucha cómo la maltratan, le hacen hablar de sexo y de intimidades de la pareja. Además, después de cortarle la cabeza al cadáver de Duarte, con la excusa de una autopsia, le llevaron la cabeza en una bandeja. Todo eso le hicieron a Fanny. Eso está registrado. Y con toda la información, pude reconstruir lo que le pasó al hermano de Evita.
- ¿Y qué le pasó a Juan Duarte? ¿se suicidó o lo mataron? El título de tu libro es Maten a Duarte y queda bastante en claro qué le habría pasado.
-¡No voy a spoilear! Lo que hago en el libro es reconstruir quién fue el hermano de Evita, cuánto poder tuvo, qué pasó en los días previos a su muerte y si lo mataron o se mató. También sumo la mirada de los especialistas actuales que hoy investigan crímenes dudosos.
- ¿Por qué era una molestia Juan Duarte para el peronismo y para Perón en particular?
-Duarte no fue siempre una piedra en el zapato. Hubo un quiebre con Perón en los días previos. Juan era el hermano preferido de Evita. Era el más pegado. Era el hermano del medio, cuatro hermanas y él. Y Juan y Eva fueron juntos a probar suerte a Buenos Aires, saliendo de una familia humilde. Antes de conocer a Perón, ellos se apoyaron muchísimo al inicio de sus carreras. Él vendía jabones a comisión y Evita probaba suerte en su carrera como actriz. Él la ayudaba a buscar publicidades. Cuando Evita fue teniendo contactos, lo ayudaba a conseguir laburos y todo cambia en sus vidas cuando Evita empieza a salir con Perón en 1944. Ahí Evita le pide a Perón que le dé una mano a su hermano y lo ponga a trabajar con él. En ese momento, Perón no era presidente, pero tenía tres cargos. Uno de ellos era en la Secretaría de Trabajo. Perón lo puso como un favor a Evita como pinche, una ayudante. Pero Juan se ganó la confianza y el afecto de Perón. Pasó de hacer pavadas a manejarle la agenda de verdad. Y a ser su mano derecha. No sólo eso, desde lo afectivo fue el testigo de casamiento de Perón y Evita. Hasta que lo nombra secretario privado de la presidencia. Durante los años peronistas más felices, desde que es electo presidente hasta el 9 de abril de 1953, fue su mano derecha. Había acumulado poder real y tomó decisiones importantes.
- ¿Qué tipo de decisiones?
-En el libro cuento que Duarte hizo trasladar a un juez porque le molestaba a Perón. Este juez defendía a un medio opositor y Duarte se encargó de sacar de Buenos Aires y mandarlo a Formosa. Firmó un memorándum y yo accedí a ese documento. Ese es un capítulo importante sobre el poder de Duarte y la Justicia y el peronismo en aquel momento. Esa relación tan cercana entre Perón y Duarte se comenzó a romper cuando murió Evita en 1952. Primero porque antes de que se muera Evita, había versiones desde la oposición y también desde el propio peronismo, que Duarte andaba en negocios por detrás de Perón. Otros decían que Duarte no hacía nada a espaldas del presidente. En ese momento, estaba en auge el tema de la importación y la exportación, controlada por el peronismo, se decía que Duarte andaba con el tráfico de influencias para acceder a esos permisos. Además, Duarte tenía una vida personal y nocturna muy complicada y le generó varios traspiés.
Con esa vida desbordada, también sumó denuncias de acoso a una niña que se llamaba Susana Canales, una actriz que se fue del país. Con ella pude hablar, aunque murió hace unos años, vivía en España y todavía guardaba el miedo y las emociones de esa época. También tenía las tarjetas de los ramos de flores que le mandaba Duarte cuando ella era una niña. Volviendo a la relación de Duarte con Perón, tras la muerte de Eva, había problemas de inflación, escasez de carne y pan y le economía estaba complicada. Eso hacía que la oposición y sectores internos del peronismo, que siempre habían odiado a Evita y a Juan Duarte y estaban vinculados a los militares, tomaran más poder. Esos militares insistían en investigar a Duarte. Y eso se aceleró en los días previos de la muerte de Duarte.
- ¿Por qué?
-Una actriz que se llamaba Malisa Zini interceptó a Perón unos días antes y le dijo que su cuñado estaba cometiendo actos de corrupción y que manchaba a su gobierno. Perón le suelta la mano a su cuñado, le pide la renuncia y ordena a los militares a hacer una investigación interna. En las dos semanas previas a la muerte, le revisaron el despacho a Duarte, encontraron unos documentos que no pudo explicar y lo citaron a declarar la mañana antes de su muerte de un disparo en la cabeza. Además de eso, en las horas previas, Perón hizo un discurso, que estaba anunciado por todos los diarios de la época que hablaría sobre cómo controlar la inflación, el problema más grave del momento. Pero no habló de eso. Perón hizo todo el discurso sobre la corrupción y lo que dijo que si había alguien en su gobierno que robaba y él lo descubría, no lo iba a perdonar ni aunque se tratara de su propia madre. Ese discurso, Duarte lo escuchó en su casa. A partir de ese momento, sucedieron muchas cosas e hice toda la reconstrucción de lo que pasó hora por hora en mi libro. Para muchos Duarte se suicidó, para otros lo mataron. Las causas de las que se hablaron fueron muchos desde que estaba deprimido por la muerte de Evita, que Perón le soltó la mano, que estaba sucio, que tenía sífilis y para los antiperonistas dijeron que lo mandaron a matar. Esas dudas, las investigué en mi libro.
- ¿La carta de Juan a Perón nunca apareció?
-Cuando aparece muerto, se encuentra una carta de despedida, escrita con idolatría hacia Perón. Al final dice: “Perdón por la letra. Perdón por todo”. Y está firmada por Duarte. El original nunca fue hallado. Según consta en el expediente, fue entregada por el juez, cuando cierra la causa, en mano, a Perón. Lo que sí está en el expediente es a una fotocopia a la supuesta carta. Nadie chequeó que la haya escrito Duarte. No se hicieron pericias caligráficas, ni si la hizo con alguien que le apuntaba a la cabeza. No sabemos si era su letra y si esa carta fue escrita por Duarte.
-Después de publicar el libro, ¿se contactaron con vos nuevos testigos o testimonios?
-Sí. Todos los que me hablaron fueron en off. Los testimonios en on son los de los discos de pasta. Una vez que se publicó el libro, me llegaron un montón de mails de personas que me contaban lo que le había contado su padre o una familiar. Así que ratifican lo que cuento o le agregan más información.