Luis Mario Vitette Sellanes, “el hombre del traje gris”, el ladrón más famoso del aún más famoso robo a la sucursal del Banco Río de Acassuso, donde los asaltantes escaparon por los desagües pluviales mientras simulaban una toma de rehenes, pide perdón durante la entrevista porque tiene que ir a apagar el lavarropas. Su joven pareja está haciendo dormir a Lucciano Antonio, el pequeño hijo del matrimonio. Los chorros también parecen ocuparse de los quehaceres de la vida doméstica, o al menos, éste caco que asegura estar retirado de la vida activa.
Si no hubiera sido ladrón, Vitette, o Marito, bien podría haber sido un gran vendedor de autos usados. O un encantador de serpientes. Durante toda la charla busca seducir, generar empatía con quiénes están del otro lado. El motivo de la conversación es la salida a la venta de “El ladrón del siglo”, con su firma, publicado por Editorial Planeta. También es motivo de la charla el inminente estreno de la película sobre el robo al banco, en la que su rol está protagonizado por Guillermo Francella.
El ladrón retirado atiende ahora una joyería en San José, Uruguay, una ciudad de poco más de 30 mil habitantes, donde nació en 1955. No tiene empleados y el mismo se encarga de hacer algunas reparaciones en su taller y de asesorar a los eventuales clientes. Cuenta que algunos argentinos, de paseo por Uruguay, se suelen acercar para pedirle un selfie o charlar un rato. No deja de llamar la atención el nuevo oficio del nuevo Marito, aunque es evidente que en su larga vida como delincuente aprendió mucho de joyas. Es que en el libro relata que los robos más habituales que llevó adelante mientras vivió en Buenos Aires era de departamentos que estaban vacíos. Cuando encontraba relojes o joyas de valor los llevaba a los comercios de la calle Libertad, donde se los compraban sin hacer demasiadas preguntas.
En las 145 cajas de seguridad saqueadas en el Banco Río de Acassuso por el grupo de ladrones el 13 de enero de 2006, había también joyas y dólares. Nunca se supo con certeza el monto del botín robado, ya que la mayor parte nunca fue encontrada. Se dijo en su momento que una de las víctimas del audaz atraco había sido el escritor Ernesto Sabato, quien supuestamente guardaba objetos personales en un cofre del banco. Las ladrones no sabían a quién le robaban, durante las horas que duró la supuesta toma de rehenes se dedicaron a reventar las cajas de seguridad. Las víctimas tuvieron que negociar con el banco el monto del resarcimiento, pero como había mucho dinero que no había sido declarado ante el fisco, las negociaciones fueron complicadas.
Quien tuvo que negociar durante esas arduas horas con la policía fue Vitette, quien pasó a ser conocido con el apodo de “El hombre del traje gris”. Durante el largo año en que se planificó el robo, Marito se dedicó a leer manuales sobre negociaciones en tomas de rehenes y además tomó varias clases de teatro. La idea era estar al tanto de los requerimientos y de la forma en que se manejan las fuerzas de seguridad en situaciones de extrema violencia, cuando hay personas cautivas. Y hacerle creer al “negociador” de la policía que estaban ante una típica toma de rehenes.
Vitette cuenta además en el libro que durante el año previo al “robo del siglo”, siguió cometiendo hechos ilícitos para conseguir fondos con los cuales financiar el golpe, que requirió de una precisa planificación y la compra de numeroso elementos para hacer la excavación desde el desagüe pluvial hasta la zona del banco donde se encontraban las cajas de seguridad.
Durante la entrevista en el programa Crimen y Ficción (jueves a las 22, por EcoMedios) Marito relata que cuando cavaban el túnel junto a Fernando Araujo -que fue quien tuvo la idea de simular una toma de rehenes mientras vaciaban las cajas de seguridad y escapaban con dos gomones por los desagües pluviales- le contó que estaba viviendo una historia de amor con una mujer que estaba postrada en una cama como consecuencia de un accidente automovilístico. Según Vitette se encontró con ella en una casa de millonarios a la que entró a robar y se inició una increíble relación, casi un amor platónico.
El libro cuenta además cuándo fue la primera vez que fue detenido por insultar a un presidente en plena dictadura, los primeros robos en Uruguay y en la Argentina, los años que pasó preso. En algunos casos brinda precisiones exactas sobre los hechos que hizo o los lugares dónde vivió y en otros es deliberadamente impreciso sobre los protagonistas de un determinado hecho o el sitio donde ocurrió.
El cierre está dedicada al famoso robo del siglo, que ya tiene formato de película y que fue dirigida por Ariel Winograd. El estreno está previsto para mediados del mes próximo. Aunque el robo fue sorprendente y espectacular no fue perfecto: todos los ladrones terminaron detenidos. La mujer de uno de ellos fue a hablar a la policía, cuando se enteró que el hombre la iba a dejar por otra más joven. De todos modos, la mayor parte del millonario botín nunca se encontró. Sólo algunos billetes que se habían mojado durante el escape por el río subterráneo.