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Los secretos de la Casa Rosada: sangre, el ascensor secreto y el sillón en el que nunca se sentó Rivadavia

La periodista Mariela Blanco revela en su libro "Leyendas de ladrillos y adoquines" los misterios de Balcarce 50.

01 Noviembre de 2018 09:50
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La Casa Rosada se hace sobre dos edificios preexistentes. En 1580 estaba allí emplazado el Fuerte de Buenos Aires. Cuando Bartolomé Mitre se muda con sus ministros, se empieza a llamar Casa de Gobierno. La primera pregunta que surge en relación a este edificio es por qué será de color rosado. Algunas versiones indican que representa la unión de las dos facciones antagónicas de ese momento: los federales (rojos) y los unitarios (blancos).

La Casa Rosada fue inaugurada en 1898.

La versión oficial asegura que cuando llega a la presidencia Domingo Faustino Sarmiento embellece la casa con patios y jardines, y le da su color característico rosado. Esto es atribuible a la mezcla de cal blanca con sangre de buey que actuaba como aislante para que la cercanía al río no acelerara el deterioro.

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Eva Perón y su histórico discurso.

Otro de los secretos que guarda el palacio, por ejemplo, es que el célebre balcón de Eva y Juan Domingo Perón no es el mismo en el que bailó Mauricio Macri en diciembre de 2015 al ritmo de la cantante Gilda. Pocos saben que no es aquel del último discurso de Eva, sino una loggia lindante a la que se puede acceder desde el Salón de los Científicos Argentinos. Fue allí desde donde el Papa Juan Pablo II bendijo al pueblo argentino durante el conflicto de Malvinas y desde donde Raúl Alfonsín aseguraba: "La casa está en orden".

El festejo de Mauricio Macri durante el día de su asunción.

El actual Palacio de Gobierno es el resultado de una construcción por etapas iniciada en la segunda mitad del siglo XIX. Tuvo numerosas ampliaciones, refacciones e incluso demoliciones. El ingreso que hoy conocemos era una calle que conectaba con la Aduana de Paseo Colón. El presidente Julio Argentino Roca luego demuele lo que quedaba del fuerte y llama al arquitecto Francesco Tamburini, que le da un lenguaje y proyecta el arco triunfal de Balcarce 50 con la finalidad de unir los dos edificios y techar la Calle de los Carruajes donde hoy se encuentra la galería.

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Raúl Alfonsín: "La casa está en orden".

Para 1886 estaba concluida la portada sobre Plaza de Mayo a la que siguieron los cuerpos sobre Rivadavia, Paseo Colón e Irigoyen. El arquitecto italiano completó la manzana con un edificio compacto y organizado en torno a dos patios ubicados sobre el eje Norte-Sur. Se trata de una pieza ecléctica, que combina elementos de diversos orígenes, como las mansardas de origen francés, las logias italianas y las ventanas de los proyectos de los arquitectos Aberg y Kihlberg, con la expresión clasicista típica de Tamburini.

El Patio de las Palmeras

El patio de las Palmeras.

Ya dentro del edificio se puede decir que el corazón de la Casa de Gobierno es el Patio de las Palmeras, que conecta el ala norte con las antiguas construcciones. Los cuatro ejemplares de palmeras Yatay que vemos en el parterre central le dan su nombre. En el centro encontramos una fuente y dos copones de la fundición francesa Du Val d'Osne. Adquiridas a principios del siglo XX, estas piezas fueron testigos de los bombardeos que sufrió el edificio en el intento de golpe de estado en junio de 1955. Originalmente, los arcos estaban completamente pintados con frescos decorativos. Aún se pueden ver restos de estos antiguos trabajos en los techos de las galerías que rodean al patio.

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En la planta alta se destaca la Galería de los Vitreaux que conecta actualmente las oficinas de la Presidencia con las de la Vicepresidencia y la Casa Militar. Y, enmarcado en el patio, se destaca un zócalo de mármol de carrara con los pisos de cerámicos ingleses.

El Salón Blanco

Uno de los salones más bellos es el Salón Blanco, donde tienen lugar los actos de gobierno más importantes. Fue también diseñado por Tamburini. Hay juegos de espejos enfrentados para dar sensación de amplitud. La decoración es impactante. Una enorme araña de bronce bañada en oro de manufactura francesa pende del techo. Su peso es de 1250 kilos y lleva 192 lámparas.

El salón Blanco.

El cielorraso está decorado por una pintura del artista italiano Luigi De Servi que conmemora la Revolución de Mayo de 1810 y el Congreso de Tucumán de 1816. Sobre una chimenea simulada, encontramos el Busto de la Patria, una escultura de mármol de carrara del artista italiano Ettore Ximenes y, arriba del busto, un escudo nacional en bronce fijado a una placa de mármol. Coronándolo se ven dos ángeles realizados en madera pintada, cuyas manos sostienen trompetas de gloria.

El busto de la República Argentina es una escultura que representa una figura femenina, labrada en mármol de carrara, de color blanco. En el techo, en tanto, encontramos una pintura hecha en tela que representa los momentos y monumentos más importantes de la República: el 9 de Julio, el 25 de Mayo y la Pirámide de Mayo.

El Salón Eva Perón

Salón Eva Perón.

Otro espacio destacado es el Salón Eva Perón, ubicado en el primer piso del Palacio. Estructuralmente, está compuesto por dos partes: el comedor y el living. El primero posee una amplia mesa de madera de roble y 28 sillas, un frente ornamental de chimenea realizado en madera de cedro tallada y moldura con motivos neo-renacentistas; dos imponentes espejos idénticos y dos arañas gemelas de bronce con tulipas de cristal que completan la decoración. El cielorraso se encuentra ornamentado con molduras de diferentes relieves, formatos y tonalidades; pinturas al fresco con alegorías sobre fondo celeste y estrellas doradas con escudos provinciales.

El despacho presidencial y el sillón en el que nunca se sentó Rivadavia

El antiguo comedor fue transformado en Despacho en 1946. Anteriormente, esta oficina se encontraba en el ala oeste que daba hacia la Plaza de Mayo, hasta que Perón la trasladó hacia este salón. Podemos ver el escritorio en un extremo y la gran mesa de reuniones a lo largo de la sala.

El sillón presidencial fue puesto en uso durante la segunda presidencia de Roca. Aquí vamos a derribar otro mito. El sillón de Rivadavia no existe. El que está vigente es el de Roca y el más antiguo que se conserva es el que perteneció a Derqui, que hoy se encuentra en el Museo del Bicentenario. Originalmente de terciopelo bordó, hoy luce de color celeste. El marco es de madera tallada y con detalles de dorado a la hoja.

En el centro del salón, entre los espejos, encontramos el antiguo hogar del comedor con un refinado trabajo en madera que se continúa en las dos grandes puertas y la boiserie que enmarca las aberturas. La decoración se extiende al techo pintado actualmente de color claro. El ascensor, en tanto, lo usa sólo el Presidente. Fue un regalo de Isabel de Borbón, hecho en madera, para el centenario de la Revolución de Mayo que aún funciona. Tiene una pequeña araña y un asiento muy bello.