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Marianne Faithfull tiene coronavirus, pero también va a sobrevivir a eso

Una artista excepcional y una sobreviviente de todo lo posible.

por Daniel Riera

09 Abril de 2020 10:19
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Marianne Faithfull tiene coronavirus y está internada en Londres, pero debería estar a salvo. Marianne tiene 73 años y es una artista fabulosa desde hace más o menos 50. Por eso odia que le llamen "musa", porque es bastante más que eso, aunque su nombre esté vinculado en la memoria emotiva del mundo a la familia Stone, es decir, porque en los 60 fue novia de Mick Jagger y de Keith Richards, y porque es una mujer hermosísima, un ícono de los 60. Ayer mismo, en abril de 2020, un diario español no se privó de titular una nota "Marianne Faithfull, la eterna musa de los Rolling Stones", por más que debe hacer décadas que no lo ve a Jagger.

La primera canción que grabó fue, también, la primera canción que escribieron Mick Jagger y Keith Richards, la delicadísima balada "As Tears Go by". "Fue como entrar en un nuevo mundo. Yo venía de estudiar en un convento y de formarme en el terreno de la música clásica. El rock era un lenguaje extranjero para mí que me sedujo de inmediato. Estaba fascinada", contó. "Ahora sé lo que hago. Entonces no tenía ni idea: era simplemente una chica joven y guapa", explicó. Así empezó todo. 

La pasó mal cuando se separó de Jagger, un poco porque la industria le dio la espalda, otro poco porque ella se la dio a sí misma. Llegó a vivir en la calle y a perder sus dientes. Llegó a ser una sombra de lo que había sido, y dejó de grabar, aunque hizo algunas apariciones esporádicas como actriz. Volvió a la música en 1976 con un extraño disco de música country llamado Dreamin My Dreams', que sirvió para hacer notar que estaba viva, que su voz había cambiado, que era cascada y aguardentosa y no suave y angelical, que era una mujer y que estaba viva. Y en 1979 pateó el tablero on un disco formidable: Broken English, que captaba lo que estaba pasando en el mundo en ese momento (La New Wave, el post punk, The Police) y lo pasaba por el tamiz de su historia personal y su estilo.

Fue un regreso triunfal, aunque no haya sido un gran éxito de ventas: Broken... se convirtió en un disco de culto y en una gran sorpresa para un mundo que le había perdido el rastro. 

"No creo que las drogas cambiasen mi esencia totalmente. Fueron, además del daño físico y mental, una pérdida de tiempo. Pero yo nunca he sido una persona convencional, soy una aventurera y mi vida ha sido como ha sido, imprevista, deslumbrante y ha habido dificultades, pero no me arrepiento. Los momentos difíciles traen los momentos felices”, dijo alguna vez. 

Marianne comenzó su aventura como cantante pop al mismo tiempo que los Stones triunfaban, salió de escena y volvió como otra cosa muy distinta: un poco intérprete, otro poco compositora, su obra es mucho más emparentable con las de Tom Waits, Nick Cave, Lou Reed y Patti Smith que con la de los Stones. Su música no pretende la eterna juventud: da cuenta del paso del tiempo y de las batallas perdidas. Eso es lo que la hace enorme.

El 22 de septiembre de  2011 pasó por Buenos Aires y se presentó con el guitarrista Marc Ribot en un show inolvidable en el teatro Coliseo. Ella y su guitarrista -un notabilísimo guitarrista, claro está-  solos en un escenario enorme, llenando el espacio vacío con música. Tal vez uno de los momentos más esperados, claro está, fue cuando cantó "Sister Morphine", un tema cuya letra le pertenece y que coescribiera con Jagger y Richards, que Marianne grabó por su lado y los Stones incluyeron en el disco Sticky Fingers, un tema sobre la hermana morfina y la prima cocaína donde se pregunta, en el momento más dramático, por qué el doctor no tiene cara.

Marianne Faithfull las pasó todas, claro está, y armó una obra que tiene alguna relación con su condición de sobreviviente. De eso habla, por ejemplo, Vagabond Ways, uno de sus discos capitales.

 

"Cuando me dicen que soy una superviviente -otra pregunta constante- ya no me tenso tanto. Al principio pensé que era un insulto. Ya lo veo como un halago, porque efectivamente tengo habilidades de superviviente. Puedo salir de los momentos difíciles. He tenido mucha suerte. El cáncer de pecho fue diagnosticado a tiempo. Esquivé la bala. No pienso que he tenido una vida dura, sino fantástica", dice. Dos libros autobiográficos (Marianne Faithfull, de 1995, y Memorias, sueños y reflexiones, de 2007) dan cuenta de su ajetreada vida. 

En uno de sus papeles más queribles en el cine, la película Irina Palm (2007), Marianne, representa a una abuela que hace uso de su sabiduría en el arte de la masturbación para pagar el tratamiento de su nieto enfermo. Alguien que, en suma, ha vivido, y la vida le dio oficio y la vida le dio, además, noción de lo que verdaderamente importa. Marianne es gigante, sobrevivió a los Rolling Stones, a las drogas, a la vida en la calle y al cáncer de mama. Marianne es una gran artista y si sobrevivió a tantas, también va a sobrevivir al coronavirus, claro que sí.

 

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