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"Me he convertido en la Muerte, destructora de mundos": el día en el que comenzó la era nuclear

El 16 de julio de 1945 se testeó la primera bomba atómica de la historia. 

15 Julio de 2019 14:07
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Las 5.29 de la mañana del 16 de julio de 1945 fue uno de esos momentos que marcan un verdadero cambio de paradigma. Ese día, a esa hora, el desierto de Jornada del Muerto, en Nuevo México (Estados Unidos) fue escenario de la primera prueba atómica de la historia. 

El camino había comenzado tres años antes, con la creación del Proyecto Manhattan enmarcado en el ejército norteamericano. Destinado a la investigación de la tecnología nuclear, tenía un departamento dedicado al desarrollo de armas bajo la dirección del físico J. Robert Oppenheimer.

El embrión del diseño de la bomba comenzó a formarse de la mano de una idea del matemático John von Neumann, quien propuso un diseño destinado a comprimir el núcleo de plutonio del aparato a través de explosivos que causaban ondas de choque de diferentes velocidades.

El laboratorio de investigación, establecido en el pueblo de Los Alamos en Nuevo México, fue así reorganizado para dedicar todos sus esfuerzos al desarrollo de una bomba. La idea de testear el dispositivo surgió en enero de 1944 y Oppenheimer decidió pedirle permiso al ejército que, luego de algunas negociaciones -concretamente, querían invertir la menor cantidad de fondos posible- dio luz verde. La prueba fue bautizada como Trinity ("Trinidad") en honor a un poema de John Donne

El momento decisivo

El lugar elegido para la prueba fue una base de la Fuerza Área de Estados Unidos localizada en Alamogordo, Nuevo México. El horario establecido inicialmente fue el de las 4 de la mañana, pero la lluvia obligó a moverlo una hora y media más tarde. Además de Oppenheimer, estaban presentes el brigadier general del Ejército Leslie Groves, jefe militar del Proyecto Manhattan, y el físico italiano Enrico Fermi, quien dirigió la primera reacción nuclear en cadena autosustentada en 1942.

El dispositivo fue colocado dentro de un contenedor bautizado como "Jumbo", diseñado para contener el plutonio para uso posterior si la detonación no era exitosa. La explosión produjo un fuerte flash de luz y una repentina ola de calor seguida por una bola de fuego elevándose hacia el cielo.

La característica nube en forma de hongo que rodeó el estallido se amplió a más de 12 mil kilómetros. Debajo de la bomba, la arena se fundió convirtiéndose en vidrio. Con una explosión del poder de 21.000 toneladas de TNT, comenzaba oficialmente la senda hacia la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, y el final de la Segunda Guerra Mundial. 

Oppenheimer, a su manera, pudo sentir el ominoso futuro que se acercaba. "Sabíamos que el mundo no volvería a ser el mismo. Algunos rieron, otros lloraron. La mayoría estaba en silencio", relató años después. "Y yo recordé una línea del libro sagrado del hinduismo, el Bhagavad Gita, en la que Vishnu intenta persuadir al príncipe de llevar a cabo su deber. Para persuadirlo, adquiere su forma de múltiples brazos y declara 'ahora me he convertido en la Muerte, la destructura de mundos'".