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Mitos y secretos porteños, tomo I: por qué le decimos calle a la Avenida Corrientes

La periodista Mariela Blanco reveló el motivo en su libro “Leyendas de ladrillos y adoquines”.

28 Octubre de 2018 11:35
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Tal vez existan millones de comienzos originales para darle inicio a esta nota. Todos tienen grabada en su memoria alguna anécdota que tuvo lugar en la Avenida Corrientes. Pero pocos, claro está, tienen el don de poder describir a la perfección un lugar; adentrarse a un barrio, una esquina, un rincón porteño y transportar al lector sacándolo por completo de la zona de confort, sin siquiera darle opción. De modo que la introducción quedará en manos de Roberto Artl y una de sus Aguafuertes porteñas.

Corrientes, por la noche

Caída entre los grandes edificios cúbicos, con panoramas de pollos a lo spiedo y salas doradas, y puestos de cocaína, y vestíbulos de teatros ¡qué maravillosamente atorranta es por la noche la calle Corrientes! ¡Qué linda y qué vaga! Más que calle parece una cosa viva, una creación que rezuma cordialidad por todos sus poros; calle nuestra, la sola calle que tiene alma en esta ciudad, la única que es acogedora, amablemente acogedora, como una mujer trivial, y más linda por eso.

¡Corrientes, por la noche! Mientras las otras calles honestas duermen para despertarse a las seis de la mañana, Corrientes, la calle vagabunda, enciende a las siete a la tarde todos sus letreros luminosos y, enguirnaldada de rectángulos verdes, rojos y azules, lanza a las murallas blancas sus reflejos de azul de metileno, sus amarillos de ácido pícrico, como el glorioso desafío de un pirotécnico.

Bajo estas luces fantasmagóricas, mujeres estilizadas como las que dibuja Sirio, pasan encendiendo un volcán de deseos en los vagos de cuellos duros que se oxidan n las mesas de los cafés saturados de jazz band.

Roberto Artl.-

La historia de Corrientes, la avenida que fue y siempre será una calle

Recién en 1936, la calle Corrientes se convirtió de modo oficial en lo que hoy conocemos como la Avenida Corrientes. Las obras duraron cinco años y, aunque la renovación fue casi total, pocos son los que se refieren a ella como avenida. Según consigna la periodista Mariela Blanco en su libro Leyendas de ladrillos y adoquines, los secretos que esconden las joyas arquitectónicas porteñas, el primer nombre oficial fue "La calle del Sol".

El paso de calle a avenida.

El paso de calle a avenida.

"Sus comienzos se remontan a un camino apartado con humildes ranchos de tierra, casas de adobe y rústicas pulperías, veranos de polvoredas e inviernos barriales. Permaneció olvidada durante más de dos siglos de oscura existencia mientras las calles del Sur se transformaban al paso del progreso", señala Blanco.

Todos los nombres que tuvo antes de ser Corrientes

Calle del Sol

Calle San Nicolás

Inchaustegui

Calle Corrientes

Por ese entonces, Corrientes no tenía alumbrado público -alimentado por faroles con velas de cebo vacuno-. En 1738, "La calle del Sol" pasó a llamarse "Calle San Nicolás" y en 1808 "Inchaustegui". Bernardino Rivadavia decretó en 1822 que se convirtiera en una avenida de 26 metros de ancho, pero nunca se llegó a realizar. Hacia 1857, las familias de alcurnia comenzaron a establecerse allí. "Principalmente en el tramo comprendido entre lo que hoy es San Martín y Suipacha", precisa la escritora.

"Ahí comenzaba recién a vibrar, a latir una calle bien cosmopolita. En 1910, una ordenanza del intendente Joaquín Samuel de Anchorena dispuso ensancharla. A partir de ese momento, las construcciones comenzaron a levantarse siguiendo una nueva línea de edificación", destaca Blanco.

Pero el paso de calle a avenida no fue rápido. "Hasta 1931 due una calle angosta. Se convirtió en avenida oficialmente en 1936. Hasta entonces, supo ser la calle más transitada para llegar al centro. Curiosamente, parece que los porteños no la elevan de categoría y la siguen llamando 'calle' como antaño".

Datos curiosos de la "Avenida" Corrientes

Su nombre actual le fue dado en 1822.

Tiene 8.6 kilómetros de largo

La numeración va del 1 al 6.900.

Fue allí donde funcionó el primer tranvía argentino.

Tiene 70 cruces.

Sobre uno de los cruces se alza el Obelisco.

Sus edificaciones ostentan diversos estilos arquitectónicos: art nouveau, neogótico moderno, francés borbónico y rascacielos modernos.

Tita Merello vivió en un conventillo ubicado en Corrientes 1312.

Zona de teatros: Gran Rex (data de 1937 con estilo racionalista, obra de Alberto Prebisch; el mismo del Obelisco) y el Ópera (estilo art decó).

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