“No se preocupen por mí, voy a dormir”. Esas fueron las últimas palabras que salieron de la boca de Michael Jackson antes de morir de un paro cardíaco mientras dormía en el dormitorio de la mansión que alquilaba en el barrio Holmby Hills de Los Ángeles. El cocktail con fármacos y las denuncias por abuso sexual que lo asecharon hasta el último día.
Una de las últimas fotos de Michael Jackson con vida.
El miércoles 24 de junio de 2009 se despertó y, como todos los días desde que anunció su tan esperado regreso a los escenarios, comenzó su día con una clase de baile privada en su mansión. “Ensayábamos todos los días durante varias horas. Faltaban sólo ocho días para que fuéramos a Londres -en donde iban a tener lugar las presentaciones-”, recordó su coreógrafo, Travis Payne.
El último show del Rey del Pop había tenido lugar 12 años atrás. La proliferación de las denuncias por abuso sexual y los más de 220 millones de dólares que les pagó a los veinte chicos que lo denunciaron lo habían alejado de todo. Vivía recluido en su mansión y se mostraba muy poco en público.
La tristeza de la hija de Michael en el último adiós.
De acuerdo al contrato firmado, Michael iba a realizar 15 conciertos en Londres durante un período de nueve meses. “Voy a cantar las canciones que mis fans quieren. Nos vemos en julio”, reveló durante la conferencia de prensa en la que anunció su esperado regreso. Se lo vio visiblemente delgado: pesaba menos de 50 kilos.
Después de los ensayos con Payne, el cantante pasó la tarde en el Staples Center de Los Ángeles, el estadio en el que preparaba su show “This is it” antes de viajar a Inglaterra. Michael Birdman, director musical de la gira, estuvo con él durante el último ensayo antes de su muerte. “Lo veía bien. De hecho, los bailarines que lo acompañaban tenían la mitad de su edad y él los superaba”, destacó.
Prince, Paris y "Blanket", los herederos del Rey del Pop.
Michael había cumplido 50 años. Muchos especularon con que no podría llevar adelante la exigente gira. Otros, como su hermano Jermaine Jackson, pensaban distinto. “Él podría haber hecho 200 shows, porque estaban espaciados; no es que se iba a presentar todos los días”.
El último ensayo fue épico, según quienes lo presenciaron. “Estaba distinto esa noche, tenía como un halo de luz. Bailó y cantó de un modo maravilloso. Físicamente estaba pudiendo hacer todo lo que quería. Ya no tenía miedos”, sumó Birdman.
Conrad Murray, el médico que "durmió" a Jackson.Conrad Murray
El cantante abandonó el estadio pasadas las doce de la noche. Se dirigió directo a su mansión. Allí lo esperaban sus tres hijos: Prince, Paris y “Blanket”. Doce horas después, una llamada al 911 cambió todo.
La llamada al 911 desde la mansión de Michael
-No está respirando
-Ok, ¿tampoco está consciente?
-No, no está consciente
Michael fue trasladado de urgencia al hospital universitario UCLA. Su madre, Catherine, fue una de las primeras en llegar. “Me llamaron de la CNN para saber si era cierto que estaba internado. Me comuniqué con mi mamá, ella ya estaba ahí. Fue ese el momento en el que me dijo: 'Está muerto'. No lo podía creer”, recordó Jermaine. Fue él quien confirmó la triste noticia en una conferencia de prensa.
El cocktail letal: qué sucedió durante la madrugada
Al llegar a la mansión, Michael llamó a su médico Conrad Murray para dar inicio al ritual de todas las noches: administración intravenosa de Propofol para poder dormir. Según constató la Justicia, el cantante padecía “insomnio crónico” y sólo podía conciliar el sueño de esta manera. En efecto, su “despertador” era el cierre del goteo de la droga.
A las dos de la mañana, Murray le inyectó 2 mg de Lorazepam. Una hora más tarde, sumó otra droga, Modazolam, también vía intravenosa. Michael seguía sin poder dormir. A las cinco de la mañana, el médico reforzó con 2 mg la dosis de Lorazepam. Lo mismo hizo a las siete y media, pero con la segunda droga.
En este dormitorio murió Michael Jackson.
Según el testimonio del médico, el cantante seguía sin poder dormir a las 10.40. En ese momento, le administró 25 mg de Propofol diluido en lidocaína. Fue la inyección final, Michael nunca más despertó.
Murray salió del dormitorio por diez minutos. Aseguró que lo hizo para ir al baño. Cuando regresó, Jackson ya no respiraba. En ese momento, comenzó la resucitación cardiopulmonar y le administró 2 mg de Flumanezil. Se comunicó de inmediato con el asistente personal del músico, Michael Amir Williams.
Quien entró a la habitación fue Prince, el hijo mayor del músico, quien por entonces tenía sólo 12 años. Lo acompañaba el guardaespaldas del cantante, Albert Álvarez. Fue él quien realizó la primera de las tres llamadas al 911. Eran las 11.18 de la mañana. Una hora más tarde, Michael fue trasladado al Centro Médico, en estado de coma. Su muerte fue declarada a las 14.46.
Jackson durante uno de sus últimos ensayos.
Después de su muerte, la Policía allanó la mansión y encontró cientos de medicamentos. Algunos incluso sin etiqueta. “Había desarrollado una adicción. Tenía muchos doctores que le daban las prescripciones porque querían estar cerca de él. Era todo por la fama”, reconoció un amigo.
La primera vez que Jackson consumió calmantes fue en 1984 cuando se lastimó la pelvis grabando un comercial para Pepsi. Pero, según sus amigos, las denuncias que comenzaron a salir a la luz en 1993 sobre abuso sexual fueron las que aceleraron la adicción a los calmantes.