15 Enero de 2018 09:00
Mónica Acosta no lo sabía, pero en 1972 llevaba dos años y medio de novia con el asesino serial más sangriento de la historia del hampa local. Había conocido a Carlos Robledo Puch en una fiesta. Pensaba que su chico, con quien -según el homicida- planeaba casarse en 1975 y tener hijos, trabajaba en un taller mecánico en un taller de motos. Nunca sospechó que a su lado tenía al “ángel de la muerte”.
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Nunca dio una nota. Nunca quiso aparecer en los medios. Abrazó el ostracismo cuando en febrero de 1972 se desató el escándalo mediático posterior a la detención de su novio, que hacía sólo 13 días había cumplido 20 años y a quien se lo acusaba de un frondoso prontuario criminal: diez homicidios calificados, uno simple y una tentativa de homicidio; diecisiete robos, cómplice de una violación y de una tentativa de otra, un abuso deshonesto, dos raptos y dos hurtos.Robledo, en la cárcel de Sierra Chica, con su gata "kuky". La regaló.“La conocí en una fiesta. Era del vecindario. Sentimos como un flechazo. Éramos dos púberes. Hubo cariño mutuo desde el principio”, le reconoció años después el asesino al periodista Rodolfo Palacios, autor del libro biográfico El ángel negro. “No sé si alguna vez me enamoré en la vida. Con ella sentó un embelesamiento o arrobamiento. Pero sé que nos queríamos”, sumó.
"Sentimos un flechazo. Planeábamos casarnos y tener hijos. Yo quería cuatro varones". -Carlos Robledo Puch-
Robledo Puch visitaba con frecuencia la casa de los Acosta. Y, cuando nadie lo veía, se divertía robándoles las billeteras a las amigas de su suegra. Mónica nunca lo vio. Planeaban casarse. “Yo quería cuatro varones, pero uno propone y Dios Dispone. Ella era de Acuario y siempre creí que las personas de ese signo eran buenas. Mónica fue mi Eva Perón. Era bella como Evita”, recordó desde el penal de Sierra Chica.
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Mónica nació un dos de febrero. Practicaba danzas clásicas. Era de clase media y, tal como muestra la película dirigida por Luis Ortega, tenía una hermana melliza. Usaba el pelo lacio. Era una de las chicas más lindas del barrio. “Los dos estaban muy enamorados. Con su hermana, eran los 'bochos' de la clase. Eran queridas por todos. Tenían padres maravillosos que se desvivían por ellas”, sumó una de sus compañeras de secundario, María del Carmen Martínez Llenas.¿Cómo Robledo Puch logró conquistarla? “Me sorprendió verla a Mónica con noviecito, porque era una chica correcta y discreta. El noviazgo era muy serio: Carlos conocía a sus padres y visitaba a Mónica en su casa. A ella la dejaban salir poco, se la pasaba estudiando”, reconstruye su ex compañera.
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Mónica y Carlos no llegaron a casarse. El viernes cuatro de febrero de 1972 fue detenido, horas después de asesinar con un soplete a su segundo y último cómplice: Héctor Somoza. La detención debe haber sido como un baldazo de agua fría para Mónica, pero la relación no se terminó ahí, pese a que nunca más volvieron a verse.La casa de los Robledo Puch en Vicente López.“Nos seguimos mandando cartas. Ya lo hacíamos antes cuando estaba en libertad. Un día me hizo llegar a través de mi abogado una cadenita de oro que dice 'cumpleaños de quince'. Nuestro noviazgo duró dos años y medio. La última noticia que tuve de ella es que se hizo carmelita descalza. Tomó los hábitos para consagrar su vida a Dios y ser admitida en una orden religiosa”.
Ana María Dinardo tenía 23 años cuando fue asesinada por Robledo Puch.Robledo Puch dice que no sabe en qué convento está. Tampoco se sabe si, en efecto, la versión de lo que sucedió con Mónica es la que le contó el homicida a Palacios en Sierra Chica. Pero, recluido desde 1972 y sin perspectivas factibles de recuperar la libertad, ella fue y será la única mujer de su vida. La misma cuyo nombre lleva tatuado en su brazo y en su pecho.