Se espantan los peces: una novela donde el alcohol y el silencio sepultan al dolor

Simón está rodeado de dolor. Como psicólogo y acompañante de adolescentes con enfermedades terminales, sus días se ven inundados de melancolía, de una fuerza arrolladora por aferrarse a la vida, y de deseos profundos que no llegan a cumplirse.

 

La rutina es enfermiza para una persona que no habla de sus sentimientos y que, a la vez, tiene que lidiar con los de los demás. Simón es el alivio de las madres tristes que lo ven cruzar decenas de puertas de hospitales. Es la bocanada de aire fresco de adolescentes que perdieron la fe, de aquellos que no se atreven a pronunciar sus últimas palabras.

Así aprendí que dejar de abrazarse es una de las formas de la adultez”

 

Pero Simón se desgasta, se desangra y nadie se da cuenta. Ni él mismo. Su novia lo deja y se va de la casa. Su perro deja de comer y el diagnóstico es claro: depresión. Como todo lo que Simón toca. Un hombre que transpira las lágrimas que no puede llorar y ahoga en cerveza las frases que nunca pudo decir.

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Matías de Rioja pasea al lector entre el presente y el pasado del protagonista, para encontrar la espina y arrancarla de cuajo.

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En Cipolletti, Simón tuvo un refugio: su banda de amigos de la infancia. Niños que escapan a los gritos y a los papeles de divorcio, y que se unen en la desgracia para sanarla entre risas y sus primeras borracheras, sus primeros besos.

Vivís mirando para adentro buscando algo que perdiste y ni vos sabés qué es”

En las entrañas de la historia de Simón hay pérdidas, una costumbre insana a la falta de afecto y sobre todo, un desgarro en su único lugar seguro, sus amigos. Un quiebre que lacera su mente durante años y lo hunde en el silencio y en los pasillos desolados de supermercados barriales, que venden bebidas alcohólicas desde la mañana.

Matías de Rioja deslumbra con su primera novela, que por partes logra sacar risas estridentes y por otras, lágrimas como navajas. Una trama que habla sobre todo de la amistad, y de esos recuerdos imborrables que aceleran corazones.