"Recién estuvimos reunidos con unos diapositivos que tenían texto. Sé que algunos de ustedes no alcanzaron a leerlos. Todos los textos escritos sobre fondo negro eran de Antonin Artaud, un poeta francés, a quien le dedico el próximo álbum que va a salir", dice Luis Alberto Spinetta. El público aplaude. Es la mañana del domingo 28 de octubre de 1973. Luis toca en el teatro Astral, acompañado solo por su guitarra. Antes del show, se escucha música de Pink Floyd, del entonces flamante disco Dark Side of The Moon, y de Jimi Hendrix, y se distribuye entre el público un manifiesto de Luis cuyo título es Rock: música dura, la suicidada por la sociedad.
Aquella mañana histórica, Luis presentó cuatro temas de su disco nuevo: "Todas las hojas son del viento", "Bajan", "La sed verdadera" y "Cantata de puentes amarillos". Tocó, también, "Barro, tal vez", que recién editaría en 1982 en Kamikaze; "Nena, tu cabeza va a estallar", que recién editaría en 1993 en la banda de sonido de la película Fuego gris, y "Ella flota por mí", coescrita junto a David Lebón, que no llegó a grabar con Pescado. El resto fueron seis temas de Pescado Rabioso, la banda que acababa de disolver: "Me gusta ese tajo", "Dulce 3 nocturno", "La cereza del zar", "Mi espíritu se fue", "Credulidad", "Cristálida", y un tema de Almendra, "A estos hombres tristes".
También conversó y discutió con un par de extrovertidos del público, interesados en hacer oír su propia voz e interactuar con el artista. De a ratos les tuvo paciencia, de a ratos no: de a ratos no la merecían. Entre tema y tema, Luis intentaba decir cosas y algunos le gritaban cosas. "Cortala", le decían. "Andá a hacer quilombo afuera", le respondían al pesado. Luis tenía ganas de hablar y deslizar ideas y alguno -que tal vez pretendía una sucesión ininterrumpida de canciones-le llegó a gritar "Andá a la concha de tu madre", ante el repudio generalizado. Después recibió una ovación cuando tocó "A estos hombres tristes", lo que demuestra que ya entonces existía una gran nostalgia por la temprana separación de Almendra.
Todos quisimos haber estado allí, pero no pudo ser. El audio de ese concierto mítico, tal vez el "pirata" más famoso de Spinetta, circuló durante años en casetes caseros, y luego en grabaciones subidas a diferentes plataformas. Ahora, la familia de Luis restauró el audio en la medida de lo posible, le agregó un diseño de tapa y a YouTube y Spotify, lo que lo convierte finalmente en una grabación "oficial" de Luis.
El sonido, claro está, no es excelso: se hace lo que se puede con el material disponible. Lo importante es otra cosa: hasta qué punto este concierto despojado capta la esencia del artista, sólo con su guitarra frente a su público, compartiendo su sensibilidad y sus canciones a quienes lo quieren escuchar, y aún lidiando con el termismo de algunos de los propios y tratando de imponer un vínculo inteligente. Define a "Cristálida" como "un camino hacia una música más abierta", y con una timidez increíble presenta "Barro, tal vez". Cuenta que la escribió a los 13 años y anuncia: "No me interesa que se burlen de esta zamba"
El proceso de rescate emprendido por la familia Spinetta continuará: planean digitalizar, remasterizar y etc. audios de conciertos históricos de Pescado Rabioso, de Invisible, y etc. y "publicarlos" en Internet a través de los canales oficiales de Luis. Cierto es que los fans más analógicos desearíamos ediciones en vinilo de todas esas maravillas, pero es lo que hay y está buenísimo.