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Violencia de género y explotación laboral: Crímenes de familia, el peliculón argentino que estrenó Netflix

Cine nacional del bueno. La preocupación de Miguel Ángel Solá. 

25 Agosto de 2020 10:44
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El reciente estreno, a través de Netflix, de la película Crímenes de familia, permite reencontrarnos con un cine argentino potente: vale decir, un cine industrial de calidad y alcance masivos, con actores respetados y conocidos por el público. Un cine entretenido pero no estúpido. La violencia de género y la explotación laboral son los temas que aborda esta película que tal vez sea la película argentina del año.

Va por Netflix. La dirigió Sebastián Schindel. La protagonizan Cecilia Roth, Miguel Ángel Solá, Yanina Ávila, Benjamín Amadeo y Sofía Gala Castiglione. No fue pensada para Netflix: iba a ser estrenada en 150 salas del país, a todo trapo, en mayo, pero pasó la pandemia y, al menos, encontró una manera de llegar masivamente a los espectadores. Cuanto se gana y cuánto se pierde con este forzado traslado a las plataformas digitales es una discusión que excede en mucho esta recomendación. Tratemos de hacer una sinopsis sin revelar más de lo necesario.-

Cecilia Roth (Alicia) y Miguel Ángel Solá  (Ignacio) son una pareja de excelente posición económica (viven en una casa en Posadas al 1500), tienen una empleada con cama adentro (Gladys, por Yanina Ávila) y un hijo (Daniel, por Benjamín Amadeo) con serios problemas con la esposa (Marcela, por Sofía Gala Castiglione) que incluyen una denuncia de abuso sexual por la cual Daniel va preso, una denuncia en la cual su madre no cree. Su padre, en cambio, duda, pero no se atreve a poner las manos en el fuego por su hijo. A su vez, Gladys es una chica cuya madre murió cuando era chiquita. Fue abusada por su padre y no se sabe muy bien cómo llegó a trabajar con la familia con la que vive. A Gladys le ocurre algo horrible, De a poco lo iremos sabiendo. Gladys también va presa. Una reveladora entrevista de su psicóloga, interpretada por Paola Barrientos, permitirá entender con precisión su vida, su mundo, su dolor.

Crímenes es un peliculón por varios motivos. Hay una buena historia con intriga y con dos casos que se entrecruzan. La violencia de género, el amor de una madre por sus hijos y la cuestión de las clases y la opresión a través del dinero son algunos de los temas sobre los cuales el guión va soltando hilo de a poco, con paciente maestría. Pero a la vez, Crímenes es una película sostenida por actores impresionantes. La protagonista de la película es Cecilia Roth, en uno de los papeles de su carrera: una señora de clase alta que puede decir "Negros de mierda" sin dudarlo y con oligárquica convicción, una persona capaz de embarrarse para defender a su hijo; una mujer capaz de ponerse en la piel de otras mujeres cuando descubre que eso es lo que corresponde. ¿Puede redimirse un garca? ¿Puede abrírsele la cabeza y barrer con sus prejuicios de clase cuando la vida lo sacude? Crímenes de familia se formula esas preguntas. 

Benjamín Amadeo (Daniel) hace un personaje oscurísimo, inesperado en él. Miguel Ángel Solá es un señor cansado, un Ignacio agobiado se diría, por las manipulaciones de su hijo, un señor que quiere ver un partido de River tranquilo pero no tiene paz. Yanina Ávila habla con sus silencios, con su medio tono, con su mirar hacia abajo, con su sumisión. Es una mujer que vive una cadena de injusticias que la excede, que le fueron dadas y de las que no es nada fácil zafar. Una persona que hace lo que puede. Marcela es una chica laburadora, buena gente, que toleró todo hasta que decidió sacarse el yugo de encima. Por los temas que trata, la película recibió el respaldo simultáneo de la Organización Internacional del Trabajo y del sector Mujeres de las Naciones Unidas.

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Párrafo aparte para la situación personal de Miguel Ángel Solá: horas antes del estreno de la película, el actor dio a conocer a través de sus redes sociales una carta abierta donde dio cuenta de las increíbles dificultades para conseguir trabajo que encuentra aún teniendo la impecable tratyectoria laboral que tiene. "Miento si digo que no tengo ilusiones puestas en este estreno. Estoy sin trabajo y sin posibilidades de conseguirlo", contó Solá.

Al margen de sus elogios a la película y al trabajo de sus compañeros, Solá describió su situación laboral y trazó un panorama sorprendente para un actor de su categoría, que parece decididamente anterior a la parálisis que sufre la actividad en buena parte del mundo a causa del Covid-19.

"Mis representantes, aquí y allá, no me dejan mentir, ya que ofrecen mis servicios a todas horas, a todas las productoras, directores de casting, directores de series y cine, canales de aire y novedosas plataformas. No hay trabajo para mí. Sólo para unos pocos “adolescentes” cuyas “tramas” escriben guionistas -que han olvidado con creces la adolescencia-, pero que han vuelto a redescubrir en ella, que la forma de ser adolescente es, en la España de hoy: “follar todos con todos”, y en la Argentina de hoy, lo mismo pero con el verbo “coger”, siempre y cuándo de adolescentes con adolescentes se trate, y, en esos mundos, no pincho ni corto, aunque me pregunte (y pida a mis representantes que pregunten por mí a los que reparten el trabajo: "¿Y un padre, un tío, un abuelo, un profesor, un director, un jefe de empresa, un "adocenado" pariente -que siempre hay en un mundo hecho por los anteriores a “ésos y ésas adolescentes que follan y/o cogen todos con todos y todas con todas y múltiples viceversas"-, ¿de ésos, que antes había tantos, no hay más en las series?.", se pregunta Solá. ¿Cambiará su situación a partir del estreno? ¿Recordarán los productores de qué clase de actor hablamos?