Hace once años años, la cantante británica Amy Winehouse aparecía sin vida en su habitación del tercer piso de su casa frente a Camden Square, en Londres. Quien encontró su cuerpo fue su guardaespaldas, que antes de irse a dormir había hecho un chequeo para ver que todo estuviera en orden.
La vida de Winehouse estuvo siempre ligada a los excesos, al alcohol y a las drogas. Y fue justamente la bebida la causante de su fallecimiento, según reveló la autopsia. Al momento de su muerte la cantante tenía 4,16 gramos de alcohol en sangre, nueve veces más que el límite para manejar.
Su última aparición pública había sido dos días antes cuando presenció en el teatro Roundhouse la perfomance de su sobrina Dionne que comenzaba su carrera como cantante. En ese entonces se subió al escenario pero no pudo cantar, su estado no se lo permitía. Al día siguiente recibió la visita de su madre, quien en declaraciones posteriores a la prensa contó que la había visto “ida”, fuera de sí.
El frente de la casa de Winehouse cuando ingresó la policía para revisar el lugar.Esa misma noche, su última con vida, llegó a su casa y se puso a ver vídeos con sus presentaciones en la computadora. Durante un largo rato su mirada se puso fija hacía el monitor hasta que volteó su cabeza, miró a su guardaespaldas Andrew Morris y le dijo: “Sé cantar”.
Después subió a su cuarto. A eso de las tres de la madrugada, tras haber bebido una considerable cantidad de vodka, le escribe un mensaje de texto a su amigo Kristian Marr: “Voy a estar acá para siempre. ¿Y vos?”. Después de eso, según reconstruyeron los investigadores, se quedó dormida producto de la borrachera que tenía, pero que no era nada comparada con las anteriores.
La cantante falleció a los 27 años como otros grandes artistas de la música.Nueve horas después, Morris subió a la habitación, golpeó la puerta; no hubo ninguna reacción. Como era algo que sucedía de forma frecuente, esperó unas horas y volvió a hacer el mismo recorrido. Eran las tres de la tarde y ante la no respuesta forzó su ingresó. Cuando entró vio el cuerpo de la cantante acostado en la cama sin respirar. En el piso se encontraban tres botellas de vodka vacías.
Rápidamente llamó al 911 para que una ambulancia se hiciera presente en el lugar. La autopsia después confirmó el motivo de su muerte. No fue una sobredosis de drogas como muchos especulaban, sino un coma alcohólico. El límite del cerebro para tolerar el alcohol en sangre es de 3,5 gramos. Ella tenía 4,16. El coma en el que cayó pudo provocar un vómito en los bronquios, un enfriamiento de la temperatura corporal o una crisis epiléptica. Según las conclusiones de la investigación, su muerte es "accidental".