Sala de los Tribunales de San Isidro. 27 de noviembre de 1980. Mientras el fiscal hablaba, Carlos Eduardo Robledo Puch escribía en una libreta. Los abogados de la querella pensaron que les estaba escribiendo alguna indicación a sus abogados, pero se equivocaron: contestaba las cartas que le habían mandado sus admiradoras. Luego, los jueces dieron su veredicto: lo condenaron a cadena perpetua por tiempo indeterminado. "Esto es un circo romano", dijo Robledo Puch. Los medios de la época reprodujeron una frase cuya veracidad aún sigue en duda porque podría ser un mito: "Algún día voy a salir y los voy a matar a todos".
A 36 años de ese día que Robledo nunca olvidó, la ansiada libertad del famoso asesinos que en 1972 mató a 11 personas quedó cerca de concretarse. La Suprema Corte Bonaerense consideró que la pena a perpetuidad no existe en la Argentina y que, por lo tanto, Robledo está en condiciones de pasar a un régimen carcelario menos estricto.
El ángel negro, junto a sus abogados, en el juicio oral en San Isidro.
El juicio comenzó el 4 de agosto de 1980. Los camaristas de la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de
San Isidro, José Ignacio Garona, Bernardo Rodríguez Palma y Roberto Borserini, lo dividieron en tres etapas. Durante
casi cuatro meses declararon noventa y dos testigos. Robledo asistió a todas las audiencias. A veces vestía un traje azul
con una corbata al tono y hubo días en que lució un blazer y una polera blanca. Casi siempre tenía el pelo con gomina.
Sus nuevos abogados fueron María Elvira Rodríguez Villar y Jorge Dodero.
En un principio, el juicio transcurrió a puertas cerradas. “Darlo a la luz sería una publicidad malsana”, opinaron
los jueces. En la parte final hubo público, pero los medios no pudieron sacar fotos, grabar ni filmar.
Otra imagen de Robledo Puch en el juicio oral.
Antes de la sentencia, los jueces argumentaron:
-El acusado actuó con total libertad de decisión para indicar los lugares y actitudes que adoptara. A la confesión se
agregan otros elementos válidos para corroborarla y formar mi sincera, íntima y absoluta convicción de autoría. Ibáñez,
primero, y Somoza, después, fueron consortes de sus fechorías -argumentó Rodríguez Palma.
-No es este un caso novedoso, quizá sea si el caso más patético que se haya conocido. La pena será la más
grave de su especie de las contempladas por la ley penal -anticipó Garona.
Robledo, durante el traslado de hoy. No quiso hablar con la prensa.
-Quiero irme a un lugar donde no sea Robledo Puch. Quiero ser olvidado.
Eso le dijo a su abogado. En otro momento, esa frase no hubiese sido más que una utopía. Nadie quería estar cerca del llamado ángel negro que entre el 15 de marzo de 1971 y el 3 de febrero de 1972 mató a once personas por la espalda o mientras dormían. Está preso desde entonces. Cuando, luego de 44 años, reapareció ante la prensa, las cámaras lo mostraron deteriorado, ensimismado y en silencio, como un autómata con paso lento.
"Quiero irme a un lugar donde no sea Robledo Puch
En sus delirios soñaba con ser el heredero de Perón y llegó a decir que en 1982 se propuso como soldado voluntario para combatir en Malvinas. También quería actuar como doble de riesgo en una película sobre su vida: pretendía que su papel fuera interpretado por Leonardo DiCaprio y que lo dirigiera Quentin Tarantino.
A veces decía que si salía iba a combatir la inseguridad con una jauría de rottweilers. Robledo siempre fue un misterio para la criminología argentina. El forense Osvaldo Raffo, quien le hizo las pericias, lo calificó como un psicópata desalmado incurable. Por ese tiempo, el doctor Raúl Matera, amigo de Perón, quiso practicarle una lobotomía para sacarle el mal del cerebro, pero el asesino advirtió: "A Robledo nadie lo toca".
BigBang cuenta cuáles fueron siete de sus últimos delirios.
Hace 44 años
Viaje a la mente de Robledo Puch
1 - Suceder a Perón
"Necesito todos los libros de Perón, ya que un deseo que tengo es el de hacer un llamamiento a la juventud argentina a hacer la nueva Revolución Peronista, del modo que la hubiera impulsado el propio Perón. De manera tal, que significó que hay que depurar el movimiento (expulsando de su seno los elementos extraños) para que sea genuinamente peronista, que eso es “El Justicialismo” (lo “intrínseco”, en su renuevo). El justicialismo de Perón; auténticamente nacional.
Un soldado de Perón. Así se definía Robledo Puch.
2 - Ser doble de riesgo de DiCaprio
"Mi historia merece filmarse en cine. Podría cobrar un millón de dólares. Mi papel podría interpretarlo Leonardo DiCaprio. Conozco el mundo cinematográfico y sé el enorme interés que mi caso despertará en las importantes editoras (ninguna argentina, sino en EE.UU.) y en la mente de los grandes directores (Greats Directors) como Spielberg, Scorsese, Tarantino y otros.
Pero, hay que pensar -desde ya- en los más grandes porque usted debe saber que los talentos siempre buscan juntarse. De ahí que los grandes directores buscan a los mejores actores para realizar los papeles que ellos han creído ser los indicados. Y yo, que soy adicto a la butaca desde chico, creo que el guionista es el auténtico realizador de una producción fílmica o “filmográfica” que se lleve a la pantalla grande. Digo esto porque para mí la TV no es CINE.
Robledo, en 1980. ¿Se parece a DiCaprio?
3 - Custodiar campos con una jauría de rottweilers
"Hay que terminar con el delito. Y no se termina con mano blanda. Propongo que me den la libertad par dar una mano en la provincia de Buenos Aires. Hoy te matan por dos pesos. No se puede salir a la calle, es un infierno todo. Me gustaría cuidar campos con una jauría de rotweillers. Sin armas, por supuesto".
4 - Crear un batimóvil
"La prensa miente. Llegó a decir que una vez me disfracé de Batman y prendí fuego el penal de Sierra Chica. Eso es verso. Lo que sí es cierto es que presenté un proyecto para que la Policía Federal construya un auto antisecuestros, muy parecido al batimóvil, en el que los policías vayan de espaldas, mientras el chofer va a toda velocidad, armados con fusiles".
Robledo y su gata Kuki, en 2006. Dormía con ella.
5 - Combatir en Malvinas
"Mi sueño es combatir en un conflicto armado. En 1982 le mandé una carta a Leopoldo Fortunato Galtieri para combatir en Malvinas. Hubiese sido útil. Pero no me respondieron. Fueron muy desconsiderados. Se perdieron a un patriota".
6 - Escribir un libro peronista
"Cuando tenga la compu (o PC), la voy a utilizar para escribir un libro cuyo autor será Robledo Puch, es decir yo. Quiero que en el libro se vuelque todo sobre mi obra y mi persona. Será un escrito destinado al pueblo. El libro debe cuestionarnos a nosotros mismos, los argentinos, acerca de cuál debe ser el país que queremos construir y sobre su merecimiento. Todavía no tiene un título. Debemos ponerle un título. Por ejemplo: “El Desafío Presente de cara a nuestro Devenir histórico”. Y en la solapa se leerá quién fuí y quién soy en realidad.
7 - Matar a CFK
Hace siete años, cuando los peritos le preguntaron durante un examen psicológico que haría si saliese en libertad, Carlos Eduardo Robledo Puch respondió: "Pienso suceder a Perón". Pero ahora, ante la misma pregunta, contestó de otra manera: "Si quedo libre, voy a matar a Cristina Kirchner".