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A casi 7 años del último gran robo a un banco: ¿por qué no hubo más golpes millonarios?

La última vez que una banda cometió un gran golpe fue en 2011. ¿Faltan ladrones o mejoró la seguridad?

10 Noviembre de 2017 10:42
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Quizá ahora, en un galpón lejano y oculto, o en un bar, en una casa tomada, o en un piso con vista al río, un grupo de hampones esté tramando un plan perfecto que tire por la borda con esta nota. Pero hasta ahora, el dato es el siguiente: el último gran robo en un banco ocurrió el 2 de enero de 2011, cuando una banda robó casi 10 millones de dólares de la sucursal del banco Provincia de Belgrano, en Cabildo y José Hernández, y guardó parte del botín en una caja de seguridad del banco asaltado.

Pasaron casi seis años y medio sin golpes de este tipo. Con este artículo se no pretende hacer apología del delito ni dar ideas. Es sólo dar cuenta de un dato de la realidad. ¿Por qué no hay grandes robos? ¿Es el fin de las bandas? ¿Es por la seguridad tecnológica de los bancos? ¿Los ladrones profesionales están presos o se retiraron?

BigBang intentará respondera todos estos interrogantes.

El último robo

Los delincuentes aprovecharon el último fin de semana de 2011 para cometer el robo. Vaciaron 140 cajas de seguridad de las 1408 que había en el lugar. El boquete fue de un metro por un metro, tenía unos 30 metros de largo y alfombras en las paredes y en el piso, además de un sistema de iluminación y ventilación.

Uno de los pistoleros lleva el dinero en dos bolsas.

El agujero fue hecho desde una casa ubicada en la avenida Cabildo 1971, a unos 30 metros de la sucursal bancaria. Allí fueron encontradas herramientas utilizadas para violentar las cajas de seguridad. “Fue un trabajo impresionante, una verdadera obra de ingeniería”, reconoció el fiscal Martín Nikklison. La alarma del banco sonó dos veces la noche del robo, pero los policías de la comisaría 33 no advirtieron nada raro, lo que hace suponer que pudo haber zona liberada.

ASI SE LLEVABAN EL DINERO

 

Una parte de la banda fue detenida pocos meses después. Los sospechosos fueron 

Héctor Esteban Marín; su esposa,

Raquel Nair Puñales Riera; el hijo de ambos,

Gastón Maximiliano Marín Puñales;

el uruguayo Roberto Sudamer Pesca Hernández;

Dora Haydeé Puleiro y

Juan Carlos Caviglia.

El botín nunca fue recuperado.

Uno de los delincuentes es un ex empleado del Banco Provincia que trabajó desde 1983 hasta 1993 como cajero. Uno de ellos había guardado 67 mil dólares en una caja de seguridad del banco que estaba a nombre de su hermana, una ex gerenta del banco. En esa caja, además, había un dispositivo que suelen usar los mineros, similar a un GPS, que le permitió a los ladrones ubicar la zona donde estaban las cajas. Otra parte del botín había sido depositada en un banco de Brasil.

Marín y Pesca Hernández habían cometido otro robo resonante: el 8 de octubre de 2008 entraron disfrazados de policía y de ciego en la sucursal Jardín Botánico de la avenida Santa Fe al 3900, en Palermo, donde tras amenazar al custodio huyeron con 300 mil pesos.

Hablan ladrones y policías

Desde ese día no volvió a ocurrir un gran golpe. "Creo que ocurren tres factores. El primero tiene que ver con el retiro de delincuentes profesionales. Muchos de ellos han pasado los 60 años. El segundo pasa porque hay varios pistoleros detenidos.y el tercero es el más complicado: con la tecnología, robar en la actualidad es mucho más difícil". El que opina es Rubén Alberto de la Torre, uno de los miembros de la banda que el 13 de enero de 2006 robó 25 millones de dólares del banco Río de Acassuso.

El robo del siglo ocurrió el 13 de enero de 2006. Foto: Diario Clarín.

El robo del siglo ocurrió el 13 de enero de 2006. Foto: Diario Clarín.

Ese día, la prensa informó que era una toma de rehenes. Los canales de noticias transmitieron en vivo. Después de varias horas de tensión, la Policía entró en el banco y no encontró a ningún ladrón. Los rehenes estaban sanos y salvos. “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores”, decía una nota escrita por el líder de la banda y que fue encontrada en la bóveda.

"Los bancos mejoraron notablemente las medidas de seguridad. Las alarmas y las cámaras de seguridad atentan contra este tipo de robos, que por otro lado necesitan de logística y mucho dinero", dijo a BigBang una fuente policial.

Otro ladrón, ex miembro de la superbanda que robaba bancos y blindados, coincidió con De la Torre: "Ya no quedan bandas tan profesionales. Muchas fueron desmembradas. Otra cosa: para cometer un golpe de esas características se necesita mucho dinero. Casi un millón de pesos".

"Muchas bandas fueron desmembradas y además se necesitan un millón de pesos para planificar un gran golpe

El penúltimo gran golpe ocurrió en marzo de 2010. El caso tuvo todos los condimentos de la novela negra. Un sospechoso que murió de un infarto antes de que ordenaran su detención. Dos policías de la Federal. Barrabravas de Boca. Ladrones de joyerías. Un portero y su hijo. Un menor de edad. Un espía en las sombras. Y hasta un linyera. Estos personajes son los protagonistas de la increíble historia sobre el robo al banco Macro de Congreso, ocurrido en avenida Callao y Perón el 6 de marzo de 2010. Ese día, una banda vació 256 cajas de seguridad y huyó con un botín que superaría los 30 millones de dólares.

Así quedó el sector de bóvedas del banco Macro.

Los ladrones entraron al banco por un boquete hecho desde el local del primer piso. En el botín había dólares, euros, yenes, libras,  títulos de propiedad, joyas (entre ellas dos anillos de platino con brillante de medio kilate valuados en 10.000 dólares), bonos, armas antiguas y óleos. Cuando huyeron, los ladrones escribieron en la pared con un cascote: “No será el robo del siglo, pero sí el del milenio”. Fue un claro mensaje al famoso robo al Banco Río de Acassuso, ocurrido el 13 de enero de 2006. En ese asalto, la banda dejó escrito el mensaje: “En barrio de richachones, sin armas y sin rencores, es sólo plata y no amores”.

“No será el robo del siglo, pero sí el del milenio

La hipótesis principal es que los policías liberaron la zona para que la banda ejecutara el robo: por la avenida Callao, donde está el banco, no pasó ningún patrullero cuando los boqueteros vaciaban las cajas. En medio de la investigación, apareció un grupo de supuestos espías que recorrieron algunas redacciones para vender una carpeta con fotos e información de la banda.

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