El hecho conmovió y avergonzó al país: sucedió hace cinco años y todavía permanece impune, sin siquiera una fecha precisa para el juicio oral. Es la historia del jardín Tribilín, de San Isidro, desde entonces conocido como "El jardín del horror". En febrero de 2013, Diego Hernayes, padre de una niña que iba al jardín, escondió un iPod en la mochilita de su hija. Las grabaciones que obtuvo pueden incluirse en cualquier antología del horror. Se escucha que las maestras les dicen a los nenes como "enfermo mental" y "vas a terminar mal", sobre un fondo de llanto constante. En un momento, a una de las nenas se le dice "decime por qué vomitaste, pendeja de mierda". Luego, "por tu bien que hayas tragado, mogólica" y "¿por qué te tengo que terminar cagando a palos?", y otras infamias inadmisibles para tratar a un adulto, imposibles siquiera de pensar en el trato a un niño.
Sandra Gervasoni y su hija Morena: el dolor persiste.
Sandra Gervasoni llevó a su hija Morena entre los ocho meses y los dos años. Todo lo que cuenta es espantoso.
-Mi hija tuvo moluscos por stress, tuvo bronqueolitis, porque los mojaban todo el tiempo. A los dos años, cuando empezaba a decir algunas palabras sueltas, me dijo que le metían la cabeza en la pileta. Tenía moretones en el cachete y la directora decía que era tinta china. Salía con hambre, sed. En casa ahorcaba a sus bebotes: los ponía contra la pared, les decía Callate, callate, quedate quieto, y les sumergía la cabeza en la pileta.
Las denunciadas por todo este espanto son las maestras Yanina Gogonza y Noelia Gallardo, la directora del jardín Noemí Nuñez, y las empleadas Mariana Buchniv y Gisela Diap. Han pasado cinco años desde entonces.
El Tribunal Oral Número 4 de San Isidro pedalea inexplicablemente la causa. Los delitos por los cuales se acusa a las denunciadas son "Abandono de persona" "Amenazas agravadas" y lesiones leves". El delito de "lesiones leves" prescribió. Los otros, que incluyen penas de prisión de cumplimiento efectivo, aún no. El abogado de los padres de los chicos de Tribilín, Sergio Arenas, sencillamente está anonadado:
-Nunca en toda mi carrera judicial me pasó algo semejante. Ya intervinieron todas las instancias judiciales y en todas se sostuvo que la causa debe ir a juicio, pero no se hace por apelaciones absurdas y carentes de todo sentido lógico y jurídico -sostiene.
Sandra Gervasoni refiere que una vez, su hija Morena le preguntó dónde estaban las maestras malas, si se las llevó el policía, si ya estaban tras las rejas. Sandra les dijo que sí, que nunca más le iban a hacer daño a nadie. Aunque eso no era cierto, la intención no era mentirle a su hjija, sino más bien, hacerle una promesa.