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Abogados gourmet a la carta: cuánto cobran y a quiénes defienden

Suelen ser contratados por empresarios y famosos. Toman casos que parecen imposibles y prometen resultados sorprendentes. Mirá las tarifas y la palabra de los más codiciados.

por Rodolfo Palacios

06 Julio de 2015 17:57
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“No hace mucho, Fernando Burlando almorzaba en un restorán de Puerto Madero con un colaborador. De pronto, un mozo se le acercó para decirle que tenía un problema con la obra social de su hija enferma. “Yo te lo resuelvo”, le prometió el famoso abogado penalista. “Pero no tengo un mango", le dijo el hombre. Burlando le guiñó el ojo y le sonrió. Al otro día le solucionó el asunto y no le cobró nada.

Esta anécdota sirve para graficar algo: los “abogados gourmet” no tienen una tarifa fija. Ante iguales situaciones, pueden pedir un millón de pesos o, en muy pocos casos, trabajar gratis. Varía según la causa judicial, el contexto y la exposición mediática. El famoso abogado que ahora baila en la pista de Showmacth, que cuenta con dos estudios de 20 colegas que trabajan para él, pasó de defender a asesinos (como los del caso Cabezas) a asistir a familiares de víctimas, como ocurrió con el caso Candela, la nena asesinada en agosto de 2011. Dice que por ese caso tampoco cobró.

Burlando se jacta de ganar un 90% de los casos en los que interviene.

Las tarifas

Una causa grave por narcotráfico puede costarle al acusado desde US$ 300.000. Los abogados también cobran las visitas que hacen a sus defendidos a la cárcel. “Todo depende del delito y la urgencia que se tenga. Una vez tuve que poner $ 200.000 por una causa de robo a un banco. La causa la agarró otro abogado que me terminó pidiendo la misma cantidad”, dijo un ladrón que pasó diez años preso. 

¿Cuánto puede llegar a cobrar un abogado como Burlando? 

Según cuenta una fuente a BigBang, a Carlos Tévez, por ejemplo, una vez le pidió 500.000 euros para defender a su hermano, involucrado en un robo ocurrido en Córdoba. Y con el fallecido empresario Ricardo Fort tuvo un enfrentamiento judicial en el que le reclamó una cifra cercana a los US$ 8 millones. 

“No sé si soy el más caro, pero seguro soy el mejor”, le dijo Burlando a BigBang.

Amigos y colegas. Están en el top ten de “abogados gourmet”.

Miguel Pierri jura que en algunos casos no cobró un centavo. “Nunca diré cuánto cobre por el caso Mangeri, pero lo que sí dije una vez es que la defensa me la pagó un empresario que me conocía. Los costos de una defensa varían según el caso, no es lo mismo una causa grande por narcotráfico que un accidente o un crimen”, le asegura  Pierri a BigBang

En general, el abogado cobra la mitad por adelantado y la otra parte cuando termina la defensa. Aunque su defendido sea culpable, debe declararse inocente siempre. No es una regla escrita: no está en ningún código procesal ni manual de Derecho. Son dos palabras simples que ciertos abogados penalistas con calle y contactos poderosos suelen decir a sus defendidos cuando están en problemas. “Negá todo”.

Saul Goodman, el inefable abogado de Breaking Bad que tiene su propia serie.

Víctor Stinfale es otro de los abogados penalistas top, aunque prácticamente no ejerce como antes. En la década de 1990 lo llamaban “el abogado del diablo”. Entre sus defendidos históricos aparecen Monzer al-Kassar, acusado de ser traficantes de armas; José Barrita, alias “El abuelo”, ex jefe de la barra de Boca; Carlos Telleldín, el reducidor de autos procesado por la explosión de la AMIA. En su caserón de Ramos Mejía tenía cuadros con fotos de Al Capone y Marlon Brando en el papel de El Padrino.

 “Por un palo verde no defiendo al violador, directamente me acuesto con él”, llegó a decir un día.

Stinfale con su defendido estrella yendo a ver al Papa Francisco.

“Por un palo verde no defiendo al violador, directamente me acuesto con él

El sucesor de Stinfale es Matías Morla, que en la actualidad es el abogado de Maradona. Incluso fue invitado especial en el último cumpleaños de El Diez.

Morla en el cumpleaños de Maradona en Abu Dhabi.

”Cuando se trata de gente vinculada al poder político o económico, los estudios más importantes no mueven un pelo por menos de un millón de pesos. Una causa de homicidio anda por ahí, depende si el acusado es indefendible”, dice una fuente judicial. 

Carlos Telleldín reconoce que no cobra barato.

El abogado Carlos Telleldín dice que los abogados son como la ropa: “Si es más cara, dura más”. “En mi caso, a los que no me pudieron pagar les tomé como parte de pago sus autos y sus casas”, admite Telleldin, que estuvo preso por el atentado a la AMIA. Colecciona autos de lujo y se jacta de vivir en un caserón con pileta.

“A un detenido -dice Telleldín- sin recursos no le cobro mucho. Una vez defendí a un narco colombiano que me pagó muy bien, son capaces de pagar un palo verde, uno arriba del otro, pero no voy a decir cuánto me dio a mí”, dice enigmático. Pero aclara: “A la plata la hice laburando: atiendo mi celular siempre y los presos saben que pueden contar conmigo”.

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