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Abusaba de una paciente esquizofrénica en presencia de otras personas: ofreció casarse con ella para evitar la denuncia

El agresor, de 41 años, era la pareja de la dueña del hogar que alberga a ancianos, pacientes psiquiátricos y personas con discapacidad.

27 Agosto de 2024 11:00
Abusó de una paciente esquizofrénica en un hogar

Abel N., tiene 41 años, era pareja de Claudia G., propietaria de El Manantial, un hogar que alberga a ancianos, pacientes psiquiátricos y personas con discapacidad desde hace 11 años, y fue acusado de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de una mujer de 46 años que residía en el establecimiento. Según trascendió, el agresor aprovechó la facilidad que tenía para acceder al lugar y la vulnerabilidad de los internos para someter sexualmente a la víctima durante, al menos, cinco meses. Cuando fue descubierto, propuso casarse con la víctima "para dejar todo así", como si con ello pudiera borrar el daño que ocasionó por los reiterados abusos.

De acuerdo a lo informado por el sitio local El Territorio, el caso salió a la luz cuando la hermana de la víctima, una docente de 48 años, radicó una denuncia el 23 de mayo, después de que Claudia G. le informara que la víctima había confesado haber sido atacada por el hombre de 41 años. Abel, al ser confrontado por Claudia, admitió los abusos, le pidió ayuda para escapar y sugirió casarse con la víctima. "Yo no tengo problemas en casarme con P. si dejamos todo así nomás", habrían sido sus dichos.

Según el expediente, que consta de 60 páginas, Abel cometió estos abusos con una impunidad alarmante, llegando a violar a la víctima en presencia de otros pacientes. El escrito señala que dos ancianas, de 88 y 83 años, fueron testigos directos de los abusos y declararon que Abel intimidaba a la víctima y a los testigos para que guardaran silencio. La denunciante, aunque padecía de esquizofrenia, era consciente de los abusos, y relató que Abel la amenazaba mientras la atacaba.

Incluso, la denuncia sostiene que el agresor le negaba comida como castigo por resistirse y la forzaba a consumir una pastilla que la dejaba sin fuerzas, poniéndola en un estado de total de indefensión. "Me contó que Abel abusó de ella y empecé a indagar. Ella mencionó que a veces él la violaba con un consolador que yo había comprado y especificó las características, por lo que me di cuenta que decía la verdad", contó la dueña del hogar al mencionado medio.

En ese sentido, Claudia detalló que se comunicó de manera "urgente" con las hermanas de la víctima para que la pudiesen llevar cuando antes a hacerse "los estudios correspondientes". Una de ellas, docente de 48 años y residente de Oberá, la llevó a un médico forense, lo que derivó en una denuncia formal el 23 de mayo ante el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, a cargo de Pedro Piriz. Antes de esto, Abel ya había confesado su culpabilidad y pedido ayuda para escapar.

De hecho, Claudia contó que llevaba más de una década en pareja con el acusado y detalló que al confrontarlo, terminó confesándole el aberrante hecho. "Hablé con él y confesó. Reconoció que abusó y me pidió que lo ayude a escapar, pero no voy a ser cómplice de algo así", manifestó.  El mismo día de la denuncia el juzgado interviniente ordenó la detención de Abel, quien no opuso resistencia y quedó alojado en la Seccional Tercera de Oberá. Hasta el momento se abstuvo de declarar.

La que sí testificó fue la víctima, quien contó que todo comenzó una noche que hubo corte de energía eléctrica. Aquel día, Claudia había salido del hogar para reclamar la devolución del servicio eléctrico y Abel se quedó solo al cuidado de los pacientes . "Otra señora y yo estábamos en el sector de los hombres porque había poco lugar en el hogar. Abel me llevó a la cama de un viejito y me dijo que le haga una p..., pero el viejito no funcionó. Ahí me obligó a hacerle sexo oral a él y después se fue como si nada", indicó la víctima y añadió: "Abel me decía: 'No cuentes a nadie porque sabés lo que te puede pasar'. Yo le pedía que no me tocara, pero no me hacía caso". 

El escrito detalla que el agresor aprovechaba las ausencias de su pareja, por enfermedad o trámites, para someter a la víctima. Incluso, la denuncia advierte que usaba juguetes sexuales o un "desodorante": "Yo me estaba bañando, él entró y me masturbó, y me preguntó 'te gusta'. Después empezó a penetrarme. Me castigaba dándome el pan más fino para el desayuno". Ante una pregunta, aclaró: "Nunca me sedujo, siempre actuó con fuerza física y amenazas". "Siempre me amenazaba con el puño, en forma de darme una piña". "También me daba una pastilla amarilla que me mareaba y me hacía sentir sin fuerzas", resaltó la víctima.