La Ciudad amaneció helada y húmeda el jueves 20 de abril. Las callecitas porteñas aledañas todavía no se recuperaban del rocío de la madrugada. La cuarta audiencia del juicio por el asesinato de Lucas González ya tenía una hora y veinte de retraso. Lo normal en Tribunales. La familia vía Zoom; la prensa y testigos de forma presencial. “Las conductas de los policías de ese día deja mucho que desear”, afirmó sin titubear Gustavo Gauna, ex jefe de la división de homicidios de la PFA, conocido de los principales imputados, testigo y quien llevó adelante las pericias en la causa.
Un papel firmado en blanco como si fuera un “acta testimonial” y tres policías que dispararon su arma reglamentaria “sin correr riesgo de vida”. Fueron las dos revelaciones de la cuarta audiencia por parte de los testigos. El primero en prestar su declaración fue Gustavo Maciel, jefe de la División de Homicidios de la Policía Federal.
Maciel y su equipo fueron los encargados de intervenir en la causa tres días después del homicidio con el objetivo de llevar a cabo la recolección de pruebas, las detenciones de algunos de los imputados y el relevamiento de las cámaras del lugar. “Justo la cámara donde ocurrió el hecho no funcionaba, estaba tapada. Por eso el momento del hecho no quedó grabado”, afirmó. ¿Algo sorpresivo?
"El acta tiene la firma de un policía, no del testigo": la grave irregularidad que se expuso en el juicio
En su declaración, el integrante de la Policía Federal habló de "persecución" y la elección del término no fue casual. Él mismo se encargó de aclararlo. "Hablé de persecución porque se ve (en las imágenes) que el auto sigue al otro muy pegado. No es normal. Precisando el tiempo que llevó, se nota que es una persecución. Cada brigada de civil depende de un jefe y trabajan en las causas asignadas por los comisarios. No se ven sirenas en los videos. Nuestros autos tienen baliza y sirena".El testimonio de Maciel fue clave también por su conocimiento sobre los vehículos policiales y el protocolo que se debe llevar adelante cuando una brigada actúa de civil. De esta forma, el efectivo de la PFA aclaró que los vehículos siempre tienen que tener sirenas y balizas, algo que no cumplieron los tres imputados el día del asesinato. Tampoco les dieron la orden de alto a Lucas y sus amigos.
Cuando el abogado querellante, Gregorio Dalbón, le preguntó respecto al permiso que ellos tienen para realizar una persecución sin sirena y sin balizas, Maciel concluyó: “No se puede dado a la peligrosidad de las personas involucradas. Se tienen que identificar. En el video (incorporado en la causa) no se ve que hicieran eso”.
Luego de su declaración, que duró cerca de cuarenta minutos, el clima en la sala era otro. La tensión se palpaba en el aire y los abogados de los imputados no ocultaban su desazón. Y es que su testimonio complicó la situación de los policías acusados, en especial la de los tres agentes acusados de haberles disparado a Lucas y a sus amigos. Sin embargo, su relato quedó diminuto cuando llegó el turno del siguiente testigo, también perteneciente a la PFA.
Gustavo Gauna, quien actualmente se desempeña como Jefe del departamento de trata de personas de las PFA, fue contundente. “Conocía particularmente antes del hecho a Ozan, a Dusantos, y a Romero”, los tres “capos” de la Policía porteña que llegaron al lugar para “justificar” el accionar de los tres efectivos de civil. El famoso "mocazo", al que el comisario Ozan hizo alusión en una de las comunicaciones del día del crimen que se incorporaron a la causa.
“Las circunstancias en las que muere la víctima son aberrantes y las conductas que llevaron a cabo desde el móvil policial ese día dejan mucho que desear. En las pericias se determinó que las armas secuestradas de los policías sí se utilizaron en el hecho y no tenían riesgo de vida para tener que hacerlo”, afirmó Gauna, echando por tierra la defensa de los acusados, quienes sostienen que ese día hubo un "enfrentamiento" con Lucas y sus amigos y que accionaron en "defensa propia".
Por otra parte, y en base a las pocas imágenes que quedaron registradas por cámaras de seguridad de la zona, explicó: “No hubo un enfrentamiento. No se ve que haya habido un enfrentamiento. Quien no corría riesgo de vida era el personal policial. A mi entender, no había que darle uso a las armas”.
"¿Es normal que digan: 'Nos mandamos un mocazo, estamos hasta la chota'?": el cruce de Dalbón a un testigo
Terminó su testimonio y llegó el cuarto intermedio. La familia, como siempre, al pie del cañón esperando vía Zoom. Luego de casi una hora, la audiencia se retomó. Llegó el turno de que declare Federico Sisa, un comerciante, vecino y testigo del hecho, que grabó el momento de la detención ilegal de los menores con su celular.Sisa estaba armando la cama, como cualquier día normal, hasta que el sonido retumbante de los tiros lo hizo asustar. “Yo vivo ahí a 120 metros. Ese día escucho a un chico gritar, abro la ventana y veo que eran tres chicos enfrente de mi casa que no paraban de gritar 'mataron a Lucas, mataron a Lucas'. Miro para la esquina, y había un gran movimiento policial”.
El vecino de Barracas bajó, le preguntó a los chicos que había pasado, pero no obtuvo respuesta: “Bajé, intenté hablar con ellos pero cuando les preguntaba qué había pasado, sólo decían que lo habían matado a Lucas. Estaban en shock. Ahí me acerco a la esquina y veo policías, motos, mucha gente”.
Fue ahí cuando el silencio desesperante quedó grabado. Sisa, sin que los policías se dieran cuenta, tenía su celular activado y grabó toda la situación. “Un policía flaquito y alto me dice que hubo un tiroteo. Ahí vuelvo a donde estaban los chicos y los veo boca abajo en el piso y esposados. Todavía con el muchacho tirado dentro del auto. No había armas. No es muy difícil identificar una, y yo no vi ninguna”, explicó el agente.
Sisa contó que según su parecer, los chicos no parecían delincuentes. De hecho, pensó que eran estudiantes. El reloj marcaba las dos y veinte de la tarde cuando se vivió el momento más tenso de toda la jornada. “La policía que estaba ahí abrió la puerta del baúl con Lucas adentro del auto”. ¿Habrá sido ese el momento en el que se plantó un arma de juguete en el auto, tal y como sostienen los sobrevivientes? ¿O acaso fue sólo una simple revisión, de la que no constan ni siquiera las actas?
Luego de su relato, y a pedido de la fiscalía, se mostró el video grabado por Sisa, en el cual se pudo ver el momento en el que el testigo les pregunta a los policías presentes en la escena del crimen si habían podido "agarrar a los delincuentes". Del otro lado no hubo respuesta alguna. “La actitud de los chicos cuando fueron detenidos y esposados era que estaban dominados. La Policía, entre dos y tres los tenían dominados”, concluyó.
Juan Antonio Gardela, otro vecino de la zona y testigo del hecho, también declaró en el juicio y describió el momento en el que vio desde su ventana cómo esposaban a los amigos de Lucas y la llamativa visita que recibió por la tarde por parte de dos mujeres policías: "Se acercaron a mi casa para saber si había sacado una foto de lo que pasó".
La defensa de Ozan llevó como testigo a Javier Marcos Ovejero, un mecánico de la comisaría y testigo del hecho. El hombre declaró que ese día estuvo presente en el lugar, ya que estaba "yendo a un acto" a pedido del comisario. "En eso, escuchamos lo del enfrentamiento armado con un policía herido. Ahí Ozan me dice: 'Vamos'", recordó.
Ovejero describió que vio cómo Ozan “iba y venía de una esquina a la otra. Había mucho, mucho efectivo policial”. Al final de su testimonio, Dalbón, abogado de las víctimas, le consultó respecto a los siniestros audios que intercambiaron los imputados luego del homicidio y en el que calificaron lo sucedido como un "mocazo" que había que "justificar". De ahí, claro, la imputación de los once efectivos por el encubrimiento de lo sucedido.
“¿Es habitual que digan Mocazo? ¿Hasta la chota? ¿Le voló el frasco? ¿Es normal que la policía hable así?", preguntó Dalbon. Acorralado, el mecánico reconoció: “No, en mi caso no. Escuché que Ozan dijo: 'Nadie filma y saca fotos'. El audio en el que Ozan dijo que le habían volado el frasco lo escuché por tele. Para mí, a mi modo de ver, nosotros tenemos que ser técnicos al momento de hablar; pero no lo puedo juzgar por lo que dijo en el momento en el que lo dijo”. Por último, el testigo afirmó: “Cuando salimos de ese lugar fuimos ahí a la Costanera Sur, porque había un evento por el aniversario de la comisaría”.
Tras su testimonio, declararon tres civiles que fueron testigos de las pericias por pedido de la Policía. Hubo dos puntos importantes, ambos en la voz de Omar Horacio Felita, quien afirmó: “Me mostraron cosas del coche. Un revólver de juguete que estaba en la parte de atrás, galletitas y gaseosa”.
Más allá de esto, cuando fue consultado respecto a las actas firmadas por ellos, Felito reveló: “Me hicieron firmar papeles en blanco. Me dejaron irme y me dijeron firmá acá. No había nada escrito”. El Tribunal revisó dicha constancia y confirmó que en el papel estaba presente una firma, pero no correspondía a él, sino a un policía. “Las hojas que me dieron estaban totalmente en blanco. Firmé várias. El policía no tenía uniforme”.
La audiencia culminó pasadas las cinco de la tarde y dejó en estado crítico la defensa de los imputados. A las revelaciones de los efectivos de la Policía Federal -quienes llevaron adelante las pericias y criticaron con dureza el accionar de los acusados-, se le sumaron las graves irregularidades cometidas a la hora del armado de las actas.