28 Julio de 2023 11:24
Mientras que investigadores del crimen de Fernando Pérez Algaba, el hombre de 41 años hallado descuartizado dentro de una valija en un riachuelo de Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora, intentan dar con el auto en el que se movilizaba la víctima hasta su desaparición, con su teléfono celular y su mascota, un perro bull dog que siempre lo acompañaba y está desaparecido, para poder reconstruir las horas previas a su muerte, el abogado de la familia del supuesto empresario, Sebastián Queijeiro, sostuvo que la víctima recibía muchas amenazas "porque en la pandemia era una persona muy hábil para los negocios".
El letrado dialogó con Argenzuela, ciclo que conduce Jorge Rial, y sostuvo que Pérez Algaba era el número uno "en los vehículos y coches de alta gama". "No hay mucha gente que se dedique a eso en el país, que venda ese perfil de autos. Era muy conocida esa persona. Y en la pandemia arrancó con estos trading, las criptomonedas, que ninguno creo que se especializa, pero han escuchado el nivel y los pisos que han alcanzado, por ejemplo, el Bitcoin. Donde durante un tiempo prolongado, no te quiero decir exacto el tiempo, ha tenido muy buenos rendimientos y ha ganado muchísimo dinero. En un momento le fue mal", aclaró el letrado.
Y siguió: "Había gente que le daba plata por una comisión, un interés o participaba, que eso está en materias de investigación, y alguna inversión salió mal. Y ahí es donde mucha gente que le había confiado el dinero no lo pudo devolver. Por eso hay tantos mensajes de audio que siguen apareciendo de que lo están intimando que pague un dinero con el que salió mal una operación. Una persona que durante X cantidad de tiempo te debe dinero, lo ves manejando un Lamborghini en Miami, imagínate por ahí el repudio, la bronca y todo lo que se puede originar. Fernando es una persona muy conocida en la zona. Él era una persona muy habitual de cliente".
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Sobre los dichos de Rodolfo, el hermano de Fernando, respecto del estilo de vida, el abogado aclaró: "Fernando viene de una familia trabajadora, que era recontra humilde, una familia trabajadora, donde de jovencito, como todos los hemos hecho, tuvo unos trabajos que por ahí no eran de nuestro grado, era repartidor de delivery, coordinador de un viaje de regresados, y después arrancó con un dinero de una plata de una asociación, y más lo que él generó, a comprar y vender autos. Entendió que la manera de generar es con cierto perfil de gente, de cliente rico, emprendedor rico, y le fue muy bien".Queijeiro remarcó que la causa está bajo secreto de sumario, explicó que "hay un montón de testimoniales, que está juntando la DDI de Lomas de Zamora" y que por el estilo del crimen "están todos asustados". "El otro día le estábamos hablando y le hicimos no sé cuántas declaraciones, y como que ninguna apuntaba directamente a alguien. Hay miedo por el tipo de final que le dieron. Y después, bueno, está la otra complejidad que tenemos, que es que hay varios mensajes que están apareciendo, muchos por los medios de comunicación. Si tendríamos un solo audio de una persona que lo amenaza, sería un poquito más fácil porque apuntaría contra una persona. Pero hay varios audios", detalló.
Si bien aclaró que existen "muchos audios que no están en el expediente", detalló que ya pidieron que fueran agregados a la causa. "Nada está descartado, hay un montón de indicios, pero no podemos hablar de nadie hasta no tener la prueba suficiente", dijo y respecto a la aparición de los restos de Fernando, explicó que "nos falta unos resultados de la parte técnica, médica, del cuerpo técnico de la Fiscalía" que determinarán cómo y cuándo fue asesinado el empresario. "Por el tipo de descomposición y cómo fue, se cree que en una jurisdicción se le dio deceso y en otra jurisdicción se tiraron los restos de esta persona. Eso sí, es una versión que estamos esperando en la confirmación", sentenció.
Fuentes judiciales informaron que para la fecha de su desaparición el empresario se movilizaba en una camioneta Land Rober Range Rover Evoque modelo 2012, que estaba a nombre de la empresa Antártida Compañía Argentina de Seguros S.A., y que por el momento no fue localizada. Los pesquisas creen que Pérez Algaba, un empresario dedicado a la compra y venta de autos de alta gama, que había contraído grandes deudas con inversiones en criptomonedas, fue abordado por los asesinos cuando usaba ese rodado, motivo por el cual les resulta indispensable poder localizarlo para someterlo a peritajes en busca de rastros tanto de la víctima como de el o los autores del crimen.
Otro elemento que tampoco fue hallado hasta el momento, y cuya búsqueda es uno de ejes centrales de la pesquisa, es el teléfono celular de Pérez Algaba, en el cual almacenaba más de 200 mensajes amenazantes, audios de conversaciones que había mantenido con personas a las que le debía dinero y textos que había escrito respecto de su situación financiera y relación conflictiva con sus acreedores en el block de notas. Si bien ese dispositivo no pudo ser aún encontrado, muchos de esos mensajes y audios fueron difundidos a través de medios de prensa, lo que llevó a que el fiscal 5 de Lomas de Zamora a cargo de la causa, Marcelo Domínguez, decidiera incorporarlos al expediente para analizarlos como evidencia.
En base a ellos, en las últimas horas se presentaron a declarar en la fiscalía dos personas que aparecen en los audios y textos: un supuesto barra de Boca Gustavo Iglesias y su hijo Nazareno, a quien según se desprende de los mensajes el empresario le debía alrededor de 70.000 dólares. "Yo no te voy a matar, te voy a hacer algo peor, te voy a sacar los ojos y cortar las manos para que no puedas contar más en tu vida plata, por juro por mis hijos que no tengo ningún problema por ir preso", es una de las amenazas dichas por Iglesias, quien él mismo admitió ante la justicia haber proferido.
De esos audios y textos también surgió los conflictos que Pérez Algaba mantenía con otras personas, entre ellas con un examigo llamado Nahuel Vargas, a quien también le debía dinero y quien había denunciado al empresario por amenazas en febrero pasado. De acuerdo a la información suministrada por los voceros a Télam, el hecho que originó la denuncia de Vargas ocurrió cerca de las 21 del 13 de febrero pasado en Los Indios al 2400, de Castelar, partido de Morón, cuando se encontraba en la puerta de su casa junto a un amigo y llegó al lugar Pérez Algaba, quien le gritó varias veces "te tiro".
Según el denunciante, ante ello él corrió hacia la calle Villanueva y escucho una fuerte explosión. Al regresar a la puerta de su vivienda, contó que observó su camioneta Toyota Hilux blanca con la luneta trasera dañada y en el interior con rastros de vidrios y restos de piedras. Vargas detalló en su exposición que Pérez Algaba era su examigo y que tenía "miedo" de lo que pudiera hacerle, ya que no era la primera vez que se le aparecía. También manifestó temor de que le sucediera algo a su madre, que vive con él. Los voceros agregaron que esa no es la única denuncia que pesaba contra el empresario ahora asesinado, ya que tenía otra causa que tramitaba ante el Juzgado Federal 2 de Morón.
Finalmente, otro faltante que desvela a los pesquisas, es el perro de la víctima, un bull dog francés color beige, llamado Kupper, de quien la víctima no se separaba. Incluso, según las fuentes, en el último domicilio que alquiló temporalmente el empresario en la calle Olazábal al 1600 de Ituzaingó, se halló, junto a sus dos notebooks, un certificado de su psiquiatra en el que se consigna que presentaba un cuadro depresivo y de ansiedad y le aconsejaba que viajara con su perro. La mascota no fue vuelta a ver en la zona del domicilio ni se detectaron rastros suyos por el momento, por lo que es otro punto de interés para conocer los últimos movimientos de la víctima.