28 Noviembre de 2023 13:55
Lautaro Alvaredo tenía 19 años y había sido diagnosticado con muerte cerebral tras ser golpeado durante una pelea a la salida de un boliche de la localidad bonaerense de Gregorio de Laferrere. El salvaje episodio ocurrió en la madrugada del 6 de noviembre y casi dos semanas después, el joven falleció.
Luego de que el video de la feroz golpiza se viralizara a través de las redes sociales, las autoridades detuvieron a Fabricio Román Stella, de 18 años, a Ian Agustín Noguera Galeano, de 19, quien fue acusado de darle la brutal patada en la cabeza a Lautaro, y Patricio Moreira, también de 19 años y quien declaró que solo intervino en el hecho porque alguien pedía ayuda. El joven había sido indagado por el fiscal Matías Folino, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Temática de Homicidios del Departamento Judicial de La Matanza, quien lo imputó como coautor del delito de "homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de tres o más personas".
En este contexto fue que los padres de Lautaro, Tamara y Diego, rompieron el silencio y en diálogo con A la Barbarrosa hablaron del crimen de su hijo. "Es muy duro, es muy duro todo esto. Seguimos en esta angustia del día a día. Hoy venimos a ver a mi hijo acá, a un cementerio, cuando antes lo teníamos al lado de nosotros. Nada, ojalá todos entiendan, ¿no? que no se puede jugar con la vida de una persona de esta forma", señaló Diego, en la puerta donde yacen enterrados los restos de Lautaro.
Y siguió: "Estos chicos destruyeron varias familias, mis hermanos, mi mamá, mi abuela de 98 años... Estamos todos destruidos, destruidos totalmente, o sea... Yo por ahora estoy sin ir a trabajar, mis chicos no quieren ir al colegio. Un montón de cosas que siguen siendo difíciles de atravesar, ¿no? Porque si uno piensa que todo termina en la muerte, realmente no. Esto recién empieza, lamentablemente".
Junto a la mamá de Lautaro, Diego contó que perdió a su papá a los diez días que había nacido el menor de sus hijos, pero aclaró que aquel dolor es incomparable con el que está sintiendo ahora. "Él tenía 70 años, lamentablemente tuvo un infarto y bueno, se lo llevó, ¿no? Pero dentro de lo malo, él vivió su vida, ¿no? Nos ayudó, nos crió, y yo no tuve esa posibilidad con Lautaro", dijo el hombre, visiblemente quebrado por la situación.
En ese momento tomó la palabra Tamara, la mamá de la víctima, quien contó que su bebé de 6 meses, a quien llevaba en brazos al momento de la nota, es el que los acompaña, los "levanta" y "siempre nos trata de sacar una sonrisa con las sonrisas que él nos brinda todos los días". En las últimas horas se dio a conocer que Fernando Burlando representará como particulares damnificados a los padres de Lautaro.
De hecho, el letrado había adelantado que analiza la posible participación de otras tres personas en el homicidio que ya tiene a tres jóvenes detenidos. "La verdad que Burlando se portó maravillosamente bien, Igual que el fiscal Matías Folino que le puso todo. Me cuesta hablar porque... Le pusieron todo, pero bueno, lamentablemente hoy estoy acá en un cementerio. Venimos todos los días y esto es muy duro, pero ellos le pusieron todo", destacó.
Con los tres detenidos en el caso, Diego señaló que "lo único que ahora le pido, le ruego a Dios que el juez que lo agarre, que sea tan comprometido como el fiscal, como Burlando. Que comprenda de que este tiene que ser otro ejemplo más, así como Báez Sosa, lamentablemente. Y rogarle a todos, a todos cuando hagan algo o cuando se agarren a trompadas, o crean que son machos... Que no agarren entre tantos a una sola persona", pidió.
Y aclaró, entre lágrimas: "Si hubiese sido uno solo, mi hijo estaría vivo. Pegarle con esa alevosía en la cabeza porque le pegaron en las piernas...La promesa que le hice a Dios, como todos lo saben, era que Lautaro iba hacer un ejemplo del milagro de Dios, que era lo que estábamos esperando todos. De ese pequeño milagro en el cual él movió un dedo Después una mano, después un brazo. Y lamentablemente quizás se cansó, no pudo pelear más y falleció, Estamos muy tristes, esa es la realidad".
Al ver que el padre de su hijo rompió en llanto, Tamara volvió a tomar la palabra para señalar que todavía no pueden comprender el violento accionar de los homicidas de su hijo. "No lo podemos entender, mi hijo fue a bailar y los otros tres fueron a matar. Y no entendemos el por qué y no tenemos las respuestas", dijo y destacó que ninguno de los familiares de los agresores se comunicó con ellos. "Estamos en una sociedad en que simplemente todos quieren tener razón y no saben pedir disculpas", dijo Diego.
Y sentenció: "No saben entender la gravedad de algo así. Lautaro estaba absolutamente en todo, era el 70% de mi casa realmente. Yo me iba temprano a trabajar y volvía de noche. Él llevaba a los hermanos, hacía la comida, cuidaba a la mamá, a la abuela 98 años, como te dije, mi abuela está devastada. No sabíamos cómo decírselo porque teníamos miedo que le agarre un infarto y se nos muera también. Fue muy difícil. No sabemos cómo hacer ahora".
El salvaje episodio ocurrió en la madrugada del 6 de noviembre; primero arrancó como una discusión en el interior del boliche "Cyrux", ubicado en Luro al 5700, en el cruce con Pedro Obligado. Según trascendió, uno de los amigos de Lautaro se cruzó con otro joven y ese intercambio de palabras se transformó rápidamente en agresiones, lo que motivó al personal de seguridad del lugar a intervenir y a echar a todos los protagonistas del local bailable.
Una vez afuera, ambos grupos se enfrentaron en una pelea que terminó con la salvaje paliza que al menos tres personas le propinaron a Lautaro en el piso, dejándolo gravemente herido. Según pudieron reconstruir las autoridades hasta el momento gracias a las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad del lugar, dos jóvenes se enfrentan a Lautaro y, luego de algunas trompadas y patadas, logran tirarlo al piso. En ese momento, uno de ellos le pega una violenta patada en la nuca.
Pasó mucho tiempo para que la víctima fuera trasladada al Hospital Germani, en Laferrere, y pasó mucho más hasta ser derivado a la Clínica Mariano Moreno, en el partido de Moreno, donde permaneció internado con muerte cerebral hasta que finalmente, 12 días después, falleció.