Por su profesión, Oscar Bonafin está acostumbrado a ver gente muerta. Tal vez por eso, cuando le apuntaron con una pistola en la cabeza, se asustó. Es lógico: Don Oscar prefiere enterrar a los demás y no ser él el enterrado. Ayer por la tarde fueron seis personas a su cochería, en Laprida al 2100, Lomas de Zamora: cuatro se bajaron, dos esperaron en sus respectivos autos.
La cochería de don Oscar vio alterada su paz habitual.
Uno esperaba en un Corsa bordó, otro en su Duna gris. Fue un verdadero golpe comando. Los que se bajaron solicitaron un servicio, pero no dijeron para quién: era una coartada. Dos de las cuatro pistolas tenían silenciador. Los empleados de la funeraria comprendieron que lo mejor, en esos casos, es guardar silencio.
"Dijeron que les diéramos toda la plata, que acá había mucha plata, y no había mucha", contó Bonafín a un colega de A24. Todo es según el color del cristal con que se mire: había 10 mil pesos en efectivo. "Revolvieron todo, rompieron los cajones donde teníamos documentación (bueno, por suerte rompieron esos cajones y no los otros). Tiraron al suelo al personal, los pusieron de rodillas, los acostaron en el piso. Habrán estado más o menos una hora", detalló.
Las pistolas 9mm asustan más que los fantasmas. Incluso en las cocherías.
A él le robaron un reloj, el anillo, el celular. Todo quedó grabado en las cámaras de seguridad de la cochería. Las filmaciones ya están en manos de la policía.
Bonafín descarta que los ladrones sean de la zona. "Somos una cochería que está acá desde hace 57 años. Al que no le enterramos un abuelito... El que no nos debe un favor, nos debe dos". Lo malo es que había un servicio en el momento en que llegaron, y que los deudos debieron pasar un mal momento adicional al que ya vivían. Lo bueno es que no hubo que improvisar nuevos servicios.