28 Noviembre de 2018 12:00
El brutal femicidio de Carolina Medina, embarazada de siete meses, en un hotel alojamiento, sacudió a la opinión pública por su modus operandi: el asesino le introdujo dos botellas por vía vaginal y la joven murió desangrada.
Ahora se investiga si el acusado y detenido por ese crimen es además el autor de los homicidios de otras dos mujeres ocurridos años atrás, por lo que estaríamos ante un asesino serial.
El crimen de Medina ocurrió en el mes de octubre y la detención del sospechoso se produjo gracias a las imágenes captadas en el hotel donde se encontró el cuerpo de la mujer.
Ariel García, filmado por las cámaras de seguridad del hotel alojamiento al escapar.
Ahora, se está investigando la vinculación del acusado, Ariel Norberto García -actualmente detenido-, con otros dos asesinatos: los de Natalia Sotelo y Silvana Miño.
García tiene antecedentes de "robo agravado por el uso de arma", en una causa radicada en Quilmes en 2011 y por la cual estuvo preso en el penal de Gorina, por una condena del Tribunal Oral Criminal N°4 de esa localidad bonaerense.
En 2013 fue beneficiado con una morigeración de la prisión domiciliaria para internarse en el centro de adicciones Fundación Creando La Libertad. García fue detenido por el homicidio de Medina gracias a la patente del auto que manejaba.
El Ford Focus fue captado por las cámaras de seguridad del hotel alojamiento cuando ingresó con la víctima y cuando se retiró solo del lugar y rompió la barrera de ingreso casi tres horas después. Con esa imagen llegaron hasta el padre, titular del vehículo. Fue él quien entregó a su hijo.
Los casos paralelos
El crimen de la primera joven fue admitido por García, pero éste aseguró que ocurrió en el marco de un ejercicio de la legítima defensa. Así, aseguró que Sotelo había entrado a robar en su taller mecánico de Quilmes y que él se defendió dándole tres puntazos con un destornillador que determinaron su muerte.
Natalia Sotelo fue asesinada a puntazos.
Sin embargo, los familiares de la víctima están convencidos de que ambos se conocían previamente y ahora buscan que el caso se vuelva a investigar.
El femicidio de Miño, mientras tanto, se develó con el hallazgo de su torso descuartizado en un arroyo de la localidad de Wilde. Como dato incriminatorio, antes de ser asesinada la mujer había ido a una fiesta con García y luego a un hotel alojamiento.
El sospechoso declaró como testigo en la causa y aseguró haber dejado a la víctima en la parada del colectivo luego de salir del albergue transitorio. Sin embargo, su relato no convenció a los investigadores.
Poco tiempo después, García se fue a vivir a Brasil y regresó a nuestro país meses antes del femicidio de Carolina Medina. Hecho que, ahora, podría abrir una puerta para esclarecer dos crímenes más.
