En la noche de este jueves, una mujer de 60 años fue encontrada asesinada a golpes en el interior de su casa, ubicada en la localidad de San José de Feliciano, en Entre Ríos. Horas después, ya en la madrugada de este viernes, los investigadores también hallaron el cuerpo sin vida de su hija, quien estaba desaparecida desde el momento del crimen de su madre.
Por el terrible hecho, un peón que trabajaba con ambas víctimas fue detenido, debido a que en sus primeras declaraciones manifestó varias contradicciones que alertaron a la policía.
Una madre y su hija fueron asesinadas a golpes en una chacra de San José de Feliciano.
A pesar de las dudas que rodean al caso, hasta el momento los investigadores explicaron que gracias a la denuncia de un vecino, se pudo descubrir que Celeste Brest había sido asesinada a golpes en su vivienda.
A poca distancia de la casa, las autoridades de la fiscalía de turno encontraron un palo lleno de sangre, que se cree, pudo haber sido el arma con que golpearon en la cabeza a la primera víctima.
La policía detuvo a un peón que trabajaba para las dos víctimas.
A raíz de este suceso, y debido a que la hija de la fallecida no aparecía, se comenzó una intensa búsqueda en los alrededores de la chacra, lo que culminó con el hallazgo del cadáver de la mujer de 30 años en un descampado lindero.
Por ambos crímenes, fue detenido un peón de 20 años que ayudaba a las víctimas en los quehaceres diarios, ya que al declarar frente a la policía se mostró dubitativo, y hasta incurrió en contradicciones.
La policía sospecha de un móvil económico, ya que hace pocos días Brest había cobrado dinero por una venta.
Aunque todavía hay muchas hipótesis de lo que pudo haber pasado en las últimas horas con las dos fallecidas, los investigadores pudieron determinar que Brest había vendido hacía muy poco algunas vacas de su estancia, por lo que habría cobrado una suma cercana a los $10.000.
"Desconocemos las causas. No estamos frente a una gran productora", dijo a Télam el comisario de la Departamental Feliciano, Favio Noya, quien finalmente descartó que existiera un vínculo amoroso entre alguna de las mujeres y el muchacho apresado.