20 Septiembre de 2019 10:25
Por unanimidad, la Justicia de España condenó a Ana Julia Quezada, por la muerte del pequeño Gabriel Cruz, de apenas ocho años. Deberá cumplir con la pena de “prisión permanente revisable”, que equivale a la cadena perpetua. El jurado popular afirmó que no hubo ensañamiento. Se trata de la “madrastra asesina”, cuya historia había causado conmoción en el país europeo.
Quezada fue condenada además por dos delitos de lesiones psíquicas a los padres de Gabriel, Patricia Ramírez y Ángel Cruz, que presenciaron el veredicto a metros de la asesina. El jurado español sentenció que no existió ensañamiento, aunque sí alevosía en el crimen del niño de apenas ocho años que estaba a su cargo. Los ojos de todos estuvieron puestos en la asesina a la hora de la lectura del veredicto. Lo único que hizo fue bajar la mirada y evitar el contacto con los familiares del pequeño, también presentes en la audiencia.
La historia del crimen se remonta al 27 de febrero de 2018, cuando el niño desapareció, en la localidad de Hortichuelas, en la provincia de Almería, en Andalucía, donde la abuela del pequeño tenía una casa de campo. Quezada estaba a cargo del cuidado del menor, que de acuerdo con la autopsia murió asfixiado ese mismo día. Sin embargo, el cuerpo apareció semanas después, el domingo 11 de marzo, en el baúl del auto de la mujer condenada.
Lo más llamativo es que a lo largo de la búsqueda, Quzada, pareja del padre del niño, se mostró siempre colaborativa y activa en las tareas para tratar de hallar con vida al pequeño. Cuando finalmente fue detenida, confesó haber cometido el crimen y desde entonces se encuentra presa.
La condena estableció que Quezada mató de forma intencionada y súbita al niño, y la carátula de asesinato abrió las puertas a un régimen de “prisión permanente revisable”, es decir, cadena perpetua. Ese sistema aplica en España para genocidas, asesinos de menores de 16 años y quienes maten al rey, según el Código Penal.
Según la fiscal del caso, Elena Fernández, Quezada sorprendió al nene, lo agarró y lo asfixió hasta su muerte. Luego lo enterró y pasó diez días insistiendo en que había esperanzas de hallarlo con vida. El pequeño Gabriel, de acuerdo con el relato del jurado, no murió tras una paliza, como se había dicho en un comienzo, sino que se inclinaron por la hipótesis que arrojó una de las autopsias, que aseguraron que la muerte había sido “atroz” y con una agonía de más de una hora.
Las siniestras grabaciones de la madrastra asesina mientras descartaba el cuerpo de Gabriel
Durante el juicio, que se extendió por varios días, salieron a la luz las siniestras grabaciones en la que se la escucha hablarse a sí misma en el momento en el que intentaba deshacerse del cuerpo.
Fue, sin lugar a dudas, una de las audiencias más fuertes del juicio. Quienes declararon fueron los dos agentes de la Guardia Civil a quienes se les asignó al quinto día de desaparición del nene hacer un “seguimiento” de Quezada, quien por entonces ya era considerada como una de las principales sospechosas, aunque ella lo desconocía.
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Además de seguir todos sus movimientos, la Policía española instaló un circuito de micrófonos en el auto de Quezada. Mientras que la mujer se mostraba casi en cadena nacional acompañando a su pareja y padre de Gabriel, Ángel Cruz, los investigadores seguían cada uno de sus pasos. Así fue como, para sorpresa de muchos, la mujer que lloraba en la televisión y pedía por la aparición de su hijastro fue detenida el domingo 11 de marzo del 2016; sólo 12 días después de que fuera denunciada su desaparición.Llanto y desesperación, aunque se declaró inocente: el relato de la "madrastra asesina" de España