Un hombre de 42 años atacó brutalmente a su padrastro de 80 años para robarle las tarjetas de cobro de su jubilación, lo subió a su auto para llevarlo a la Municipalidad y hacerle creer a la policía que había sido atropellado.
El dramático episodio ocurrió en la tarde del domingo a 25 kilómetros de la localidad misionera de Campos Ramón. El agresor, identificado como Luis Miguel Pinheiro, fue detenido por las autoridades tras el ataque que casi se cobra la vida de su padrastro.
La víctima, identificada como Mario De Olivera, declaró: “Me hice el muerto para que deje de golpearme”. Además, detalló que Pinheiro lo mantuvo en cautiverio durante varios días en su casa mientras le quitaba todo el dinero de su jubilación. Días previos, llevó la plata a la Municipalidad para averiguar sobre la situación de su vivienda.
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“Me robó mi plata y se quería quedar con mi tarjeta, por eso el domingo tempranito me levanté y salí a pie, pero se ve que él me siguió y me atacó por el camino”, comentó De Olivera.Pinheiro lo alcanzó con una pesada raíz que la utilizó como garrote y lo amenazó para que le entregue la tarjeta. Sin embargo, la víctima se negó y en ese momento el agresor comenzó a atacarlo. “Comenzó a golpearme y me atajé unos garrotazos, por eso me lastimó la mano y el brazo, pero cuando me dio en la pierna me tumbó y ahí me dio lazo. Lo único que me quedó fue hacerme el muerto o me mataba ahí”, declaró De Olivera a El Territorio.
Parte de la escena fue presenciada por un vecino, quien llamó a la Policía y avisó del reciente hecho. Cuando los efectivos llegaron al lugar, entrevistaron al testigo y quien les comentó que momentos antes había llegado un Fiat Uno blanco en el que subieron a la víctima y se dirigieron hacia el pueblo.
Ante las declaraciones, la patrulla empezó a buscarlo y al arribar a Campo Ramón encontraron un auto con similares características estacionado al frente del ex edificio municipal, donde hay el único cajero automático del pueblo. Se presume que Pinheiro pretendía vaciar la caja de ahorro de su padrastro.
En el lugar, los policías notaron que en el automóvil se hallaba un hombre mayor con signos de estar lesionado. En un primer encuentro entre los uniformados y Pinheiro, el agresor detalló que el jubilado había sido atropellado por un coche que se dio a la fuga y lo dejó abandonado.
Contrario a esto, el damnificado explicó que su hijastro lo golpeó con un garrote, dejándolo casi inconsciente. También mencionó que el agresor lo amenazó de muerte. Debido a esto, el sospechoso fue detenido y puesto a disposición de la justicia. Mientras que De Olivera fue trasladado al Hospital Samic de Oberá para curaciones y estudios.
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Al comprobar las lesiones, detectaron que tiene fracturas en la mano izquierda, en el antebrazo derecho y rodilla izquierda, además de excoriaciones en diferentes partes del cuerpo.En el lugar de los hechos, el personal policial pudo rescatar la raíz que había sido utilizada para atacar al jubilado. El mismo domingo, De Olivera recibió el alta y regresó a su casa. Su hijo, Daniel De Olivera, declaró que la semana pasada su papá se dirigió a Campo Ramón para cobrar y, de paso, visitar a Pinheiro.
“Ellos se llevaban bien, aunque habían tenido otras agarradas. Como mi papá no volvía, fui hasta Campo Ramón y el otro (refiriéndose a Pinheiro) me corrió a machetazos. Le encerró a mi papá y no quería que hablara con nadie. Le tenía secuestrado”, detalló.
Por otra parte, Elvira Pinheiro, concubina de la víctima y madre del acusado, comentó: “Ese hijo siempre fue jodido. Él quiere plata, pero no sé si trabaja. Mi marido le crió, pero ni así respetó”.
Durante el día de ayer, varios vecinos se acercaron a visitar a De Olivera para saber su estado. Según Elvira, la chacra donde residen es propiedad de ella y de su concubino, se trata de unas hectáreas en la Sección Décima.
La pareja tuvo seis hijos, mientras que la mujer tiene dos de una relación previa: “A mis hijos más grandes los crió él”. Y añadió sobre lo sucedido el domingo: “Para una madre es feo tener un hijo preso, pero si hizo macana, que pagué. Yo tengo otro hijo que estuvo preso, pero la mayoría salieron bien y trabajan”.
Actualmente, en la vivienda residen los padres y tres hijos. De Olivera se desempeña como peón y su jubilación cobra importante relevancia en la economía familiar. A pesar de que la comisaría más cercana se halla a 25 kilómetros, el domingo la patrulla pudo acudir rápidamente.
“Si la Policía tardaba, lo hacía desaparecer a papá. Pero gracias a Dios vinieron rápido y lo encontraron todavía vivo”, opinó Daniel De Olivera. El caso fue caratulado como homicidio en grado de tentativa e interviene el juez de Instrucción Uno de Oberá, Pedro Piriz.